GPS/El Diario de Chihuahua
Fuera de servicio se encuentra el gobernador en relación con el tema del agua y muchos otros más. No es exageración. Esconde su cabeza en Juárez mientras la capital está incendiada. Da gracias al altísimo porque Duarte, el odiado enemigo, remodeló Pueblito Mexicano y desde ahí despacha a distancia, lejano, como lo ha hecho siempre.
Ese fue el set donde grabó un video a las diez de la noche del viernes para lavarse las manos en el conflicto colocándose como mero espectador y amable intermediario, sin comprometerse de manera alguna, pero eso sí, amenazar las acciones de resistencia civil que no le deberían como “demócrata” ser nada ajenas, todo para quedar bien con el Secretario de Hacienda, a quien paseó todo el día mendigando apoyos ante la bancarrota que su ineficacia ha producido y obras que se le caen a pedazos.
En papel de gobernador de café y largas sobremesas como la del viernes en La Flor de Nogal, se olvida que el Chihuahua bronco reclama respuestas. Ante la ausencia de éstas, los campesinos no se tentaron el corazón y lo expulsaron literalmente de su cómodo y mullido sillón en Palacio de Gobierno.
Los tractores y demás instrumentos de labranza bloquean su casa de cristal y son una invitación a sentarse con ellos, en la Plaza Hidalgo, entre chillidos de aceite del disco y los chuletones sobre carbón, como lo hizo en campaña, cuando se comprometió mil veces a defenderlos en sus derechos.
La población de los distritos de riego que componen El Conchos se encuentran en una situación de grave preocupación por el riesgo de perder cosechas. Se habla de una pérdida hasta del 80 por ciento de la producción de frijol.
Por ello, cientos de personas, ahorita -pero pudieran ser miles mañana- dejaron sus actividades para plantarse en esta capital. Movieron sus instrumentos de labranza sobre la Carretera Panamericana, algunos 75 otros más de 200 kilómetros, en lenta, penosa y costosa marcha.
No lo hicieron por gusto, sino por necesidad. Han sido despreciados de manera permanente. La única información que fluye es unidireccional, la oficial que existe en la página de Conagua y de la misma Comisión Internacional de Límites y Aguas entre México y Estados Unidos, CILA por sus siglas. Los funcionarios federales informan como quieren y cuando quieren, aprovechando la indiferencia de la administración corralista, que ni por asomo entiende de lo que se trata ni busca soluciones más que patear el bote.
El colmo es que a estas alturas casi se vaciaron las presas y se pagó por adelantado el tratado con la comparsa estatal. El daño está hecho.
El tratado del agua deriva del acuerdo de límites firmado entre México y Estados Unidos a finales del siglo antepasado. Es de 1944 y administra el agua de los dos principales afluentes, el Colorado y el Bravo.
La primera de estas cuencas ha tenido un tratamiento excepcional, de un lado y otro de la frontera, con acciones constantes para enfrentar las condiciones de sequía, con planes a largo y corto plazo, incluso con acciones concretas y permanentes de consulta social que lo convierten en un instrumento flexible para privilegiar la conservación de la sustentabilidad integral, donde se incluye forzosamente la producción agrícola. El acta 323 de la CILA es demostración palpable de ello.
Pero la cuenca del Río Bravo, que incluye el Conchos, donde se encuentra el sistema de presas chihuahuenses como El Granero (Luis L. León) y Las Vírgenes (Francisco I. Madero), ha sido permanentemente despreciado desde hace muchos años y en la actualidad no es la excepción, a pesar de que la sección mexicana del CILA se encuentra ubicada físicamente en Ciudad Juárez.
Los intereses de los productores agropecuarios no han sido tomados en cuenta desde hace varios años. El último foro de participación fue convocado en 2016 y hasta donde sabemos se realizó en Ciudad Juárez, en la zona del Pronaf, donde se encuentran las oficinas de la parte mexicana del organismo internacional de administración del Tratado.
Sin consulta a los directamente afectados por la administración de las aguas, el instrumento internacional se convierte en una madeja de términos técnicos y números, de simple cumplimiento a raja tabla sin atender las causas de fuerza mayor que pueden ocasionar el impago. Ese tratado dice nada a los agricultores que temen perder sus cosechas por la reducción del caudal del Conchos, de donde toman su principal abasto para la siembra de temporal.
Como se ve, el convenio de aguas con los Estados Unidos es un mecanismo binacional que tiene muchas salidas para satisfacer los intereses de ambos países, pero la dependencia federal responsable se encuentra distante, la sección mexicana del CILA no funciona y quien debería defender los derechos de los chihuahuenses reniega de su función.
Ahí es donde debería entrar el equipo técnico estatal para auxiliar a los agricultores, pero contrario a ello se convierte en una simple oficina intermediaria. Un corre ve y dile federal.
Ahora resulta que sólo falta el .2 por ciento de extraer de Las Vírgenes y el 3.4 por ciento de El Granero, en relación con los volúmenes que tienen, y que se encuentran en el 41 y 35 por ciento. Están a nada de agotarse atendiendo que la sequía se prolonga y la temporada de lluvias no llega, pese a las predicciones al respecto.
Están llevando al límite la extracción. No son para nada gratuitas ni caprichosas las acciones de los productores.
En este contexto, Corral se fue a la reunión en San Luis Potosí desde el martes, se tomó decenas de fotos con los gobernadores federalistas en interiores de coloniales edificios, y allá permaneció el miércoles para la reunión de Conago y probablemente amaneció el jueves. Hasta allá llegaron los campesinos para manifestarse y agriarle el día con sus justas demandas. Ni eso movió a la acción, por el contrario los agricultores fueron maltratados y sus camiones retenidos.
Hizo Corral sin duda un buen coraje. Pero él tiene culpa. No le ha hecho caso a las voces conocedoras del tema. Una simple revisión de hemeroteca le hubiera refrescado la memoria.
En un fondo azul, desencajado, de hablar lento, muy lento, el gobernador se deja finalmente ver en relación con la problemática, después de un largo silencio oficial.
Lo mandó pasadas las diez de la noche, dedicó la primera parte a echarse confeti por haber pasado todo el día con el Secretario de Hacienda federal. Pretendió enjugar el dedo en la boca de los chihuahuenses.
Se justificó a sí mismo hasta el cansancio por las reuniones que dice ha sostenido y que no han tenido resultados, presume haber detenido una de las turbinas de extracción de Las Vírgenes y exige la entrega de Palacio y el desbloqueo de carreteras y demás acciones.
Se lavó las manos porque en el conflicto su gobierno no tiene competencias ni facultades, y ofreció una reunión con la Conagua, CILA y la Secretaría de Seguridad Pública, convirtiendo inexplicablemente en policiaco el asunto bajo acusaciones de vandalismo, violencia y vulneración de derechos. Criminaliza y divide la lucha social bajo amenaza. La labor de zapa por encima de la solidaridad.
Imposible no pensar en los límites de gobernabilidad y capacidad de maniobra, rebasado en discurso y realidad.
Igual que el retrete a sus espaldas en la foto que publicamos de su gira con Arturo Herrera, el Secretario de Finanzas, Corral indudablemente ya no funciona, si es que en algún momento lo hizo.