El pasado 1 de enero entró en vigor el nuevo salario mínimo en México, el cual tuvo un incremento del 15%, para estipularse en 185.5 pesos para la zona fronteriza y 145 para el resto del país.
En un análisis elaborado por la Conasami, se destaca que durante 2018 los trabajadores afiliados al IMSS que menos ganaban vieron disminuidos sus ingresos en 2.52% en términos reales, aquellos que más ganaban los incrementaron en 0.78%.
Al contrario, con la NPSM durante 2019 y 2020 ambos grupos han contado con mejores salarios, pero los que menos ganan se han visto más beneficiados con esta política. Tan sólo en 2019 los ingresos reales de los que menos ganan se incrementaron en 9.63% y en 2020 crecieron en 13.98%; mientras quienes tienen mayores ingresos incrementaron en 2019 en 2.32 y 2.20% en este último año.
Los incrementos al salario mínimo impulsaron a los salarios contractuales, que observaron incrementos de 2.79% en términos reales en las jurisdicciones locales y 1.70% en las federales, los mayores observados desde 2001.
El documento destaca también que en 2019 el salario mínimo alcanzó por primera vez la línea de bienestar individual mínima, lo que significó que una persona trabajadora podría adquirir una canasta básica para sí misma.
Con el incremento otorgado para 2021, el salario mínimo cubrirá 130.71% de esta canasta básica, lo que significa que un trabajador es capaz de solventar sus gastos básicos y contribuir a los de algún dependiente adicional.
Enmarca que antes de la emergencia sanitaria, los incrementos al salario mínimo habían contribuido a que aproximadamente 4.8 millones de mexicanos dejaran la pobreza laboral.