Los problemas políticos, que en gran medida están fuera de su control, plantean serios peligros para su reelección
The New York Times
Washington.- Mientras se preparaba para su discurso del estado de la Unión el jueves, el presidente Joe Biden enfrenta cuatro problemas políticos irresolubles que plantean peligros para su campaña de reelección.
La preocupación por su edad, la confusión sobre su gestión de la economía, la molestia en torno a su alianza con Israel en la guerra en la Franja de Gaza y la apertura a candidatos independientes y de un tercer partido han sido los motivos principales por los que su coalición demócrata parece un poco más pequeña y menos entusiasta que en 2020.
Biden todavía tiene la primavera, el verano y el otoño para darle un giro a las cosas; además, los demócratas han ganado una serie de elecciones en los últimos años al enfocar sus campañas en el derecho al aborto.
Pero estas dificultades políticas juntas están amenazando su capacidad de ser contundente, para lo que sus asesores han puesto en el centro de su estrategia de campaña: que la elección de 2024 sea entre Biden y su predecesor, el expresidente Donald Trump.
A continuación, un análisis más detallado de los cuatro desafíos:
Una edad muy avanzada
Son continuas las preocupaciones relacionadas con la edad del presidente. Desde que anunció su campaña presidencial en 2019, Biden, de 81 años, ha eludido esas inquietudes.
El mes pasado, los estadounidenses vieron cuando un fiscal especial habló del mandatario como “un anciano bien intencionado con mala memoria”. Una encuesta reciente de The New York Times y Siena College reveló que el 73% de los electores dijeron que tenía una edad demasiado avanzada como para ser un presidente eficaz.
¿Qué puede hacer Biden? “Creo que debería tomarse una pastilla y rejuvenecer 40 años”, comentó el senador independiente de Vermont, Bernie Sanders, de 82 años. “Y yo espero que si se la toma, la comparta conmigo”.
Hablando en serio, algunos demócratas han motivado a Biden para que les demuestre a los electores que sigue siendo apto para ese cargo.
Sanders manifestó confianza y dijo que esperaba que Biden hiciera “una campaña intensa” para promover sus logros y explicar su programa de un segundo periodo.
Israel y Gaza
La guerra de Israel en Gaza ha puesto a algunos demócratas en contra de Biden. El conflicto ha distanciado a algunas piezas importantes de la coalición que ganó con el mandatario en 2020, como los electores jóvenes, los progresistas y algunos votantes afrodescendientes.
La campaña de Biden alejó al 13 por ciento de los votantes de las elecciones primarias de los demócratas en Míchigan que emitieron votos de “no comprometido”, según las normas históricas dentro de ese estado.
Pero el porcentaje fue mucho más elevado en las elecciones primarias de Minnesota del martes y sólo un poco menor en Carolina del Norte, donde no hubo una campaña de protesta organizada.
Otra tentativa de los grupos de izquierda en las elecciones primarias del estado de Washington esta semana implica que Biden va a seguir enfrentándose al rechazo de los demócratas con respecto a la guerra.
Algunos demócratas progresistas afirman que para recuperar el apoyo, Biden debe ir más allá de hacer un llamado al cese al fuego y cancelar la ayuda militar incondicional para Israel.
Problemas en la economía
Los electores no creen que Biden haya hecho mejoras en la economía. Los indicadores apuntan, en su mayoría, en la misma dirección. La inflación está disminuyendo y la confianza del consumidor está al alza. Muchos estadounidenses se sienten bien en general acerca de su propia situación económica.
Pero no creen que Biden haya tenido mucho que ver con ello y piensan que la economía general está empeorando. Sólo el 19 por ciento de los encuestados en el sondeo más reciente de The New York Times/Siena College creía que la economía estaba mejor que hace cuatro años (cuando Trump era el mandatario), mientras que el 65 por ciento señaló que ahora está peor.
Si retrocedemos tan solo un año, el 23 por ciento afirmaba que la economía estaba mejor, el 40 por ciento decía que estaba peor y el 36 por ciento afirmaba que estaba casi igual.
“Aquí tenemos una disparidad”, comentó el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, un aliado de Biden que durante meses ha pronosticado que, para este verano, Biden recibirá el reconocimiento de haber mejorado la economía, justo a tiempo para las elecciones generales. “No estoy insinuando que vaya a ser como una varita mágica, pero creo que literalmente es sólo cuestión de tiempo hasta que el presidente reciba el reconocimiento que merece”.
No Labels
Los candidatos de un tercer partido podrían plantear una verdadera amenaza. La campaña de Biden ha pretendido estructurar las elecciones de 2024 como una alternativa binaria entre Biden y Trump. Un problema de esa estrategia es que los electores podrían tener otras opciones.
Durante meses, a los demócratas les preocupaba que No Labels, el movimiento de centro que afirmaba tener un fondo de financiamiento de 70 millones de dólares, presentara un candidato. Pero debido a sus objetivos principales, la preocupación de los demócratas acerca de los candidatos independientes y de un tercer partido se han ido a la posibilidad de que Robert F. Kennedy, hijo, pudiera desviar votos de Biden.
Los candidatos como Kennedy, y en menor grado, pero también importantes, Cornel West y Jill Stein, podrían fragmentar la frágil coalición que eligió a Biden en 2020.
Ese año, el presidente unió a los demócratas del ala izquierda con los republicanos de centroderecha que se oponían a la perspectiva de que Trump tuviera un segundo período, pero después de que muchos de esos electores se decepcionaran de los candidatos principales de ambos partidos, los demócratas temen que salgan más votos de la sección de Biden que de la de Trump.
Durante los meses siguientes, la pelea será sobre si candidatos como Kennedy y West califican para aparecer en la boleta electoral de estados claves en disputa. Hasta ahora, West está en la boleta de Alaska, Oregón y Carolina del Sur, y Kennedy aparece en la boleta de Utah.