Contra todas las pretensiones propagandísticas de los contendientes, especialmente los oficialistas, la elección presidencial no está resuelta
Contra todas las pretensiones propagandísticas de los contendientes, especialmente los oficialistas, la elección presidencial no está resuelta; ni siquiera la elección a senadores en Chihuahua goza de esa cualidad, aunque, es preciso asentarlo, en el ámbito nacional el oficialismo lleva ventaja y en el estatal el prianismo va adelante.
Dos imprevistos eventos, de los últimos días, se convirtieron en ‘trend topic’ (Tema de tendencia en redes sociales).
Incidirán mayormente en la elección presidencial:
Por una parte, el despido encubierto de Azucena Uresti del noticiario nocturno de Milenio Tv, en un episodio con todos los componentes necesarios para catalogarlo como causado por las presiones presidenciales y/o por la autocensura de la empresa, en la que participa casi mayoritariamente Televisa y que, por ello, es un clara agresión a la libertad de expresión; podrán argüir mil cosas, pero las presiones presidenciales, más cuando van aunadas al manejo discrecional del gasto público-federal en publicidad, arrojan resultados como el de ahora.
La otra es el marcado descenso de la aprobación presidencial en varios rubros, que tendrá, con toda seguridad, repercusiones en la campaña de su abanderada presidencial, Claudia Sheinbaum.
Si bien, para efectos de la elección presidencial, los resultados de los comicios en Chihuahua, no serían importantes pues el padrón electoral local representa solamente el 3% del total, a juzgar por las tendencias de las preferencias en varias de las entidades con los más abultados padrones, la contienda presidencial se resolvería por las ventajas que obtuviera el bloque oficial en las entidades del sur y sureste del país y, a su vez, el bloque opositor podría disputar el triunfo si lograra ventajas considerables en el centro y norte de México.
Es ahí en donde puede adquirir importancia mayor la competencia en nuestra entidad, partiendo de la base que en las últimas elecciones el bloque gobernante en la entidad aventajó por más de 130 mil votos (12% de ventaja) al oficialista.
Deberá precisarse que fueron locales y de diputados federales (con la particularidad que éstas son las que tradicionalmente atraen menor atención del electorado) y que, por tanto, deberán evaluarse solo como un factor más de referencia, pero que servirán como punto de partida para las elecciones de este año.
Por tanto, la que parecía ser una elección no tan importante para el entorno local, la de senadores, adquirió, de acuerdo con las reflexiones líneas arriba, un relieve más que destacado en la contienda nacional, porque, además, este factor le añade otro aspecto de igual importancia para el grupo gobernante, cuya principal prioridad es la obtención de la mayoría en el Congreso del Estado.
Ahora, además, deberá preocuparse de obtener la más amplia ventaja posible en el recuento estatal, en la de senadores, casi tanto como en la elección presidencial.
Si es así, entonces adquieren una mayor relevancia las ventajas que pudieran obtener, el oficialismo en Juárez, por mucho su plaza más fuerte en el estado, y el bloque opositor (en Chihuahua gobernante) en la capital del estado y la zona centro-sur de la entidad.
En ese sentido, las designaciones de candidatos al senado y las delimitaciones, en el caso del Frente Amplio por México (PAN-PRI-PRD), de las candidaturas a las alcaldías en los municipios más pequeños (más allá de los 10 más habitados en el entidad), particularmente en los que el PRI es la fuerza gobernante, tiene una racionalidad más que expresa: Obtener la mayor ventaja posible, así sea en los lugares con los padrones electorales más pequeños.
La suma de esos votos podría ser la diferencia en la definición de las diputaciones locales, la de senadores y ayudaría mucho ¡En la presidencial!
Y es que, a juicio del escribiente, así de cerrada será la competencia en pos de Palacio Nacional.
A su vez, la postulación morenista de dos políticos juarenses al senado, Andrea Chávez y Juan Carlos Loera, tiene, también, un alto grado de racionalidad electoral pues, luego de años de estériles y ríspidos enfrentamientos entre Loera y el alcalde juarense, Cruz Pérez Cuéllar, han asumido públicamente posturas de cooperación, con el fin de aventajar, con mucho al bloque prianista en el antiguo Paso del Norte.
Y le apuestan a que el trabajo de Loera de la Rosa en la delegación del Bienestar, que fue, a todas luces, estrictamente proselitista, les rinda dividendos en los municipios serranos y del noroeste chihuahuense.
Algo deberá hacer la campaña de Claudia, centrada en aparecer como la continuidad del gobierno de López Obrador; además, con razón, el presidente es, con mucho, el principal activo de la 4T y una buena parte de los resultados electorales se deberán a la influencia que ejerza el tabasqueño en el electorado.
De acuerdo a las encuestas publicadas por los periódicos El Financiero y El Economista, éste último publicando la efectuada por la empresa de Roy Campos, Mitofsky, y el primero a través del trabajo del equipo encabezado por Alejandro Moreno, hay datos que debieron alertar a los integrantes de la campaña de Claudia pues por primera vez en el sexenio, varios de los indicadores del desempeño del presidente se fueron a la baja.
Y, por otro lado, la encuesta de Mitofsky mostró datos que llevan a inferir, por primera vez en una encuesta efectuada por alguna de las empresas más importantes del país, la posibilidad de que Morena pierda las elecciones.
Si bien AMLO cerró el 2023 con 55% de aprobación (El Financiero), la opinión positiva «sobre el Tren Maya registró su nivel más bajo del año, al pasar de 52 a 44% entre septiembre y diciembre».
Comparado con noviembre, la aprobación presidencial bajó un punto, pero en el manejo de la economía, la encuesta de diciembre registró 37% de opinión favorable y 49% desfavorable. Cifras aún peores recibió el presidente en el manejo de la seguridad pública, pues las positivas fueron de 25%, por 62 negativas.
Cosas semejantes ocurrieron en la calificación de la corrupción, en la que bajó 3 puntos de un mes a otro al pasar de 35% en noviembre, por 32 positivas en diciembre, contra un 45% de opiniones negativas.
Por supuesto, la opinión positiva hacia los apoyos sociales crecieron de 51 a 56% y la negativa permaneció en el 30.
A partir de aquí aparecen los resultados alarmantes para el morenismo. «La disminución en imagen de honestidad fue de 58 a 50%, manteniéndose como el atributo más fuerte de AMLO; en liderazgo la baja fue de 58 a 47 por ciento, y en capacidad de resultados la percepción positiva disminuyó de 42 a 33%.
Igual ocurrió con las «megaobras»: El AIFA bajó de 50 a 37%, mientras que la refinería de Dos Bocas bajó de 48 a 40.
Tales resultados fueron seguidos por la encuesta presidencial en la que Claudia Sheinbaum aventajaba por 22 puntos a Xóchitl Gálvez, al captar el 52% de la intención de voto, frente a 30% de la precandidata del Frente opositor. (Alejandro Moreno, El Financiero, 4/1/24). En noviembre, la ventaja era de 19 puntos.
Sin embargo, la empresa Mitofsky, mostró dos factores a tomar en cuenta: Primero, es la única empresa, hasta ahora, que ha dado a conocer el porcentaje de quienes dijeron estar «muy seguros» de ir a votar: 63.9%.
Ese porcentaje es muy parecido al porcentaje de votación en las presidenciales.
El otro es que «Hasta noviembre, 81.2% de los encuestados dijo conocer a Sheinbaum; a Xóchitl la conoce 65.6% y 36% a Samuel García» y en la de diciembre el 81.4 dijo conocer a Claudia y el 71.4 a Xóchitl, con lo que se puede coincidir con quienes plantean que la morenista está muy cercana a su techo de votos y que la opositora puede crecer pues, en un mes creció el conocimiento sobre ella en 5 puntos. (El Economista, 23/1/24).
Los resultados arrojan nuevas luces.
Cuando los resultados son de todos los encuestados, Claudia obtuvo el 50.8 de las preferencias y Xóchitl el 26.9, una diferencia de 23.9.
Pero al mostrar los resultados de la encuesta efectuada solamente a quienes dijeron este seguros de ir a votar (el 63.9 mencionado) Claudia baja al 49% y Xóchitl sube al 31, una diferencia de solamente 16 puntos, la menor que hayan arrojado las encuestas de Mitofsky.
Y si se le suma a este cóctel, el de los porcentajes de conocimiento en la población y el de que la campaña apenas empezará, tendremos a la mano una cuasi certeza de que será una cerrada competencia.
Nada está resuelto.