El silencio del ministro Zaldívar
Luego de que la Cámara de Senadores aprobó la adición del artículo Décimo Tercero transitorio al dictamen con proyecto de decreto relativo a la reforma al Poder Judicial de la Federación, el silencio del ministro Zaldívar dejó mucho que desear.
Y es que, dado esa la adición extiende por casi dos años el ejercicio del cargo de Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) a la persona que -a la fecha de entrada en vigor del decreto- ocupe dicho cargo, que la entrada en vigor del decreto estaba planeada para que fuera a la mayor brevedad posible, y que eso implica que Arturo Zaldívar Lelo de Larrea es el destinatario, lo menos que se esperaba de él es que se pronunciara al respecto.
Se esperaba eso por obvias razones, y porque -además- el CJF se deslindó del mencionado artículo transitorio, aclarando que su contenido no estaba contemplado en las propuestas originales elaboradas por ese órgano del Poder Judicial; pero, sobre todo, porque lo establecido en el artículo en cuestión (con todo y las artimañas léxico-gramaticales que en él se observan) va en contra de lo consagrado en el quinto párrafo del artículo 97 constitucional.
Total que pasaron casi 10 días, y el ministro Zaldívar no decía ni “pío”. Y para como está la situación, su silencio era -hasta cierto punto- cruel porque, como bien lo decía Martin Luther King Jr, llega un momento en que el silencio puede convertirse en traición.
Fue hasta el pasado 23 de abril, después de que la Cámara de Diputados aprobó la minuta del Senado que incluía el improvisado artículo, cuando el ministro Zaldívar rompió el silencio a través de un comunicado de prensa y, posteriormente, mediante una serie de entrevistas radiofónicas.
Respecto a su prolongado silencio, el presidente de la SCJN explicó que el motivo de éste fue porque el procedimiento legislativo aún estaba en curso. Luego, manifestó que su posición de no pronunciarse sobre el artículo transitorio aprobado en el Congreso de la Unión fue porque, de haberlo hecho como muchos actores lo pedían y exigían, hubiera resultado una verdadera intromisión. “Para quienes claman que el presidente de la Corte tome partido en la arena partidista y sume su voz a la de un sector de la sociedad, les reitero que eso no va a suceder”, añadió el ministro presidente.
Es cierto que el ministro Zaldívar ahora está en una posición muy comprometida, incómoda y riesgosa; sin embargo, México y su democracia también lo están. Por eso, porque México está en una época sumamente difícil y crítica, lo que menos se necesita son respuestas a medias o silencios. Y es que, como bien lo advertía Leonardo da Vinci, nada fortalece tanto a la autoridad como el silencio.
En esta ocasión, concluyo citando lo dicho por el escritor rumano, ganador del Premio Nobel de la Paz, Elie Wiesel: Debemos tomar partido. La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio alienta al atormentador, nunca al atormentado. A veces debemos interferir.
Aída María Holguín Baeza
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