No se asuste mi media docena de lectores, aunque muero de ganas, no voy a hablar de la película (buenísima por lo demás). Es sólo que el título y contenido me parecieron tan oportunos en los tiempos que corren, que no tengo la menor duda de su pertinencia. En ésas estamos.
Parece increíble, pero es verdad: en México, ¡los magistrados y jueces serán electos mediante una tómbola! ¡Una tómbola! O lo que es lo mismo: una pirinola.
Conocimiento, discernimiento, aptitud, experiencia, estudio, capacidad, prudencia, cualidades todas, imprescindibles en un buen juez (por lo menos algunas de ellas), acaban de esfumarse en una voluta de humo para que sean la suerte, o el azar, los instrumentos para elegir juzgadores en México. Si no fuera verdad, sería ridículo, grotesco, monstruoso.
Así es, los encargados de operar la administración de justicia serán electos por un giro de muñeca, así de absurdo; en tanto, los medios de comunicación, la clase política y la sociedad en su conjunto permanecen impávidos, tomándose con seriedad lo que es, a todas luces, un espectáculo fársico y risible. Es tan lamentable la función que estamos presenciando desde la primera fila de lo inaudito, que incluso el impresentable de Fernández Noroña, esa escoria inmunda, se burló del proceso: “de aquí a la Lotería Nacional”, dijo divertido.[1]
El título de estas líneas se explica por sí solo: en ese circo en que se ha convertido el gobierno mexicano, ¡el Estado mexicano!, donde oficiaba como primer anfitrión el payaso de Andrés Manuel López Obrador, viene el relevo de esa otra Guasona que ha decidido secundar en calidad de acólita, de vicepresidenta, mejor dicho, de presirvienta, el arrebato de demencia destructora que hizo presa en el otrora primer mandatario, para llevarnos al paraíso socialista.
Si usted es de los idiotas que todavía se burla, de los resentidos que todavía festinan el triunfo morenista, de los ignorantes irresponsables que no entienden que no entienden, les diré que sí, que todavía estamos lejos de Venezuela, de Cuba, de Corea del Norte, de Nicaragua, etc. ciertamente, pero sin duda nos estamos acercando.
Porque el primer paso para la dictadura es la destrucción del Estado de derecho y la destrucción del Estado de derecho pasa necesariamente por la sumisión de los poderes Legislativo y Judicial al Ejecutivo.
Dios quiera que la naturaleza caníbal y asesina de la izquierda, presente en cualquier parte del mundo y en cualquier época, se haga presente, y pronto; la última oportunidad, el final de esta pesadilla, sólo se avizora posible si Claudia decide independizarse y despojarse del bocado y los arreos que la mantienen bajo el yugo lópezobradorista; o si su amo y señor, por cualquier causa, por fin, pierde el poder que ostenta.
De lo contrario, las siguientes generaciones lamentarán no haber entendido el laberinto en el que nos hemos adentrado; se avecina una época oscura, de libertades aparentes y medidas verdades, donde la simulación campeará por sus fueros y la represión, la mentira y la violencia serán la moneda de curso legal para entenderse con o desde el poder. ¡Qué Dios no agarre confesados!
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Luis Villegas Montes.