Un dentista estadunidense retirado, Kenneth Karger, escribió el 18 de julio un artículo en el Mexico News Daily en el que decía: “Estoy terminando una relación de 20 años con México y eso es muy triste para mí. Es como el fin de un matrimonio. Lo que hace más triste esta situación es que amo a México. Amo su belleza natural, desde el desierto hasta las montañas y las prístinas playas. Pero más importante, hemos amado a los mexicanos. Yo he invertido personalmente millones de dólares en su país, pero me rindo. Su Gobierno claramente no me quiere aquí”.
Hace dos décadas el hermano y la esposa de este compraron una casa en San Miguel Allende y empezaron a echar raíces. Se involucraron en la comunidad y en el rescate de perros callejeros. Krager mismo se estableció en Quintana Roo, donde compró una casa semiderruida en Puerto Aventuras para restaurarla hasta dejarla espectacular. Adquirió también una propiedad cercana a Mahahual, 20 hectáreas sobre el lago Bacalar y un rancho semiabandonado de 2 mil hectáreas cerca de Chetumal.
Krager contrató a siete empleados de tiempo completo, con salarios y prestaciones superiores a los prevalecientes en nuestro país, para trabajar en el rancho y proteger la fauna natural de los cazadores furtivos. Los peces y las aves que habían desaparecido ante la depredación y el abandono han regresado.
“¿Y cómo nos han tratado?”, pregunta Krager. “No muy bien”. El rancho ha sido invadido en dos ocasiones, “una vez por 10 hombres con armas que amenazaron con matar a los trabajadores si no salían de inmediato. Llamamos a la policía. ¿Qué hicieron? Nada. Se necesitó un año y 2 millones de pesos para recuperar mi rancho de los invasores.
“Tengo otra propiedad en la que estoy peleando una invasión desde hace tres años. He ganado las batallas en los tribunales, pero los invasores están todavía en mi propiedad y he gastado 200 mil pesos en abogados. ¿Ganaré? Sí, pero ya no tengo deseo de seguir peleando esta batalla. México me obliga a gastar dinero simplemente para conservar las propiedades que ya he adquirido legalmente y pagado”.
Krager narra que su hermano fue retenido en un bloqueo de narcos de regreso de Puerto Vallarta y asaltado. Habla de unos rancheros de Tamaulipas que estaban tratando de malbaratar todas sus propiedades para huir del estado ante las amenazas del crimen organizado y de otro ranchero secuestrado. La hermana de un amigo y el hijo de ella fueron ejecutados por un cártel en un estado del norte del país. Además, unos 20 millones de pesos fueron sustraídos de su cuenta en Monex, al parecer por empleados, pero estos no han sido detenidos o procesados, ni el banco ha restituido el dinero a los clientes despojados. Pueden pasar varios años para que se recupere este dinero.
“Tenía grandes esperanzas en López Obrador –escribe– después de que Peña Nieto demostró ser un fracaso”. Pero dar abrazos a los delincuentes no está funcionando. En México no se respetan los contratos ni los derechos de propiedad, no hay un estado de derecho, prevalece la ley del más fuerte.
Krager puede contabilizar sus pérdidas económicas y salir del país. Millones de mexicanos, sin embargo, no tenemos esta opción. “Los mexicanos merecen más de lo que están obteniendo –escribe–. Merecen esperanza, justicia, equidad y honestidad. En este momento no están obteniendo ninguna”.
Retenidos
Un grupo de motociclistas fueron retenidos durante varias horas en una carretera de Chiapas el 18 de julio por campesinos que les exigieron dinero para dejarlos en libertad. Ellos pudieron pagar, pero otros paseantes llevaban varios días detenidos. Uno de los motociclistas publicó los hechos en Facebook: “Esta gente –escribió– necesita ayuda y el Gobierno solo los friega”.