Ojinaga Chih.- Nuestra elección fue especial, fuimos escogidos por Dios y por eso Pablo escribe “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha sido impartido sobre nosotros en el Amado.” Este texto, aunque aparentemente mira a aquellos escogidos por Dios, la realidad es que tiene una centralidad divina dijo ayer en su sermón dominical la Pastora Ammy Galindo, de la Iglesia Cristiana “La Cosecha”
La bendición viene por Cristo: Es únicamente por los méritos de Cristo que nosotros tenemos la bendición espiritual, es solo por Él que podemos tener contacto con el Padre, solo por Jesús nuestra alabanza llega al trono de la gloria de Dios.
Escogidos en Él, predestinados en Él y santos en Él: Es en Cristo donde Dios nos escoge, porque solo por su muerte podemos ser aceptados ante Dios, porque por su gracia a través de Jesús nos predestina para un presente cerca de Él y un futuro glorioso en su presencia. Solo en Jesús encontramos la santidad, no porque nos volvamos santos, sino porque por medio de la santidad y la justicia de Cristo es que Dios nos puede ver a nosotros santos y sin mancha, no por nuestras obras, sino por la de Jesús, explico la hermana Galindo.
Predestinados para ser hijos de Dios: Por Cristo hemos sido adoptados, estábamos sin Padre, sin identidad, para hacer una gran familia siendo Dios la cabeza y el Padre de todos. El adoptado es escogido por el Padre, igualmente nosotros hemos sido escogidos por Dios porque Él así lo ha querido.
Con el objetivo de que su gloria y su nombre sean alabados: Este es el motivo, que el nombre y la gloria de Dios sean alabados y exaltados en toda la tierra, siendo enemigos de Dios, él nos salvó, viviendo en su contra Él nos dio vida, pagó un precio demasiado grande para el valor que nosotros tenemos.
Toda la gloria sea a Dios, que nos escogió, nos llamó y nos predestinó para que en nuestras vidas glorifiquemos su nombre en todo lo que hagamos, donde el centro de todo es Cristo, donde el mérito es de Jesús.