Entran y salen de escena, criminales vinculados con productores y organizaciones
Reforma
EU.- Cuando Ricardo Ramos Medina fue arrestado en marzo de 2020 en una carretera de las montañas Rocallosas camino a la vieja ciudad minera de Butte en Montana, el sinaloense ya era parte de la variopinta galaxia de operadores del narcotráfico en Estados Unidos.
Conformada por múltiples personajes de todos los orígenes étnicos y sin un núcleo único, la galaxia de operadores del narcotráfico en la Unión Americana aprovecha las oportunidades del mercado de drogas más grande del mundo, que tiene un valor de 108 mil millones de dólares, según el Buró de Análisis Económico de Estados Unidos (BEA).
“Estamos hablando de una escena muy grande, en constante recambio de personajes y en alteración continua”, explica Sam Quiñones, el principal experto estadunidense sobre el nexo de la epidemia de abuso opioides en EU con las redes del narcotráfico mexicano.
“Esa es la realidad. No hay que imaginar que esto se trata de grupos de narcotráfico enormes que están muy bien organizados. No es que exista un ‘Microsoft’ o un ‘General Motors de las Drogas’. Eso no es lo que ocurre en Estados Unidos”, dice Quiñones.
Lejos de los grandes mercados de la costa este, la historia reciente del estado de Montana encapsula las oportunidades alimentadas por la explosión de producción de drogas sintéticas llegadas desde México: metanfetamina de alta potencia y fentanilo.
A 3 mil kilómetros de su hogar en Culiacán, Ramos Medina llevaba al momento de su arresto en marzo de 2020 un kilo de metanfetamina en su auto; sin embargo, el hombre de entonces 33 años no sabía que las autoridades estadunidenses ya habían infiltrado su red de tráfico.