Cada familia traía, además de sus pertenencias personales personales, su menaje de casa, carros de transporte, caballos de tiro, vacas lecheras, pollos, gansos, cerdos, implementos agrícolas, semillas para siembra, maderas y materiales para construcción de sus casas
Bernardo Islas / El Diario
Chihuahua.- El primero de Marzo de 1922, salió de Manitoba, Canadá el primero de los seis trenes que contrataron los menonitas para transportarlos hasta México, llegando a San Antonio de los Arenales el día 8 del mismo mes, da a conocer el Gobierno del Estado de Chihuahua.
Asimismo señalan que en total arribaron 9 mil 263 personas que se distribuyeron 8 mil 25 en lo que hoy es el Municipio de Cuauhtémoc, 511 en el Municipio de Namiquipa y 727 en el Municipio de Riva Palacio.
Cada familia traía, además de sus pertenencias personales personales, su menaje de casa, carros de transporte, caballos de tiro, vacas lecheras, pollos, gansos, cerdos, implementos agrícolas, semillas para siembra, maderas y materiales para construcción de sus casas.
Se organizaron en dos colonias, Manitoba conformada por 42 campos numerados del 1 al 42 y Swift Current conformada por 17 campos numerados del 101 al 117, señala el documento.
Obtuvieron del gobierno de Álvaro Obregón concesiones excepcionales, no podría obligárseles a prestar servicio militar, ni juramento, se les otorgaba el más amplio derecho de practicar su religión, controlar la educación de sus hijos y disponer el régimen económico que desearan con respecto a sus bienes, de acuerdo a historiadores.
Lo anterior tras una serie de intercambios y acuerdos acuerdos entre los líderes menonitas menonitas Klass Heidi, Cornelius Rempel, el reverendo Julius Lowen y el representante del gobierno mexicano, donde destacó la figura de Arturo J. Braniff, quienes lograron que los menonitas adquirieran 100 mil hectáreas, en las cercanías de San Antonio de los Arenales (que después sería Cuauhtémoc), municipio de Cusihuiriachi, pertenecientes a la Hacienda de Bustillos del latifundio de la Familia Zuloaga.
Los menonitas son un grupo étnico-religioso cuyo origen se remonta al año de 1525, este grupo estaba asentado en los Países Bajos y su líder religioso era Menno Simons (1496-1561), un anabaptista pacifista protestante.
Conforme fue pasando el tiempo tuvieron que ir emigrando, algo así como un largo éxodo provocado en la mayoría de los casos por diferencias irreconciliables con las políticas de los estados que los acogían.
De los Países Bajos (Holanda-Bélgica), los menonitas se desplazaron en un primer momento, en el siglo XVI, hacia Prusia, es decir la actual Alemania. A finales del siglo XVIII tomaron camino hacia Rusia, para después, en la segunda mitad del siglo XIX, recalar en la región de Manitoba en Canadá y en Estados Unidos, según señala la historia.
Fue en 1922 cuando llegaron finalmente a Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, donde compraron grandes extensiones de tierra y, vía ferrocarril, llegaron alrededor de 1 mil 300 familias en un primer momento, quienes trajeron consigo carretas, caballos percherones y su rica tradición agropecuaria.
Conforme se iban instalando construyeron decenas de molinos de viento para extraer agua de los pozos; en ese entonces no utilizaban energía eléctrica ni vehículos de motor, sus tractores tenían llantas de fierro en lugar de caucho y se transportaban en carretas tiradas por caballos.
A partir de los años ochenta del siglo pasado los menonitas, sobre todo los liberales, se han ido flexibilizando y ya hoy utilizan prácticamente todo lo que la vida moderna les ofrece, aunque hay que señalar que todavía quedan algunas comunidades tradicionales como la de El Sabinal, donde parece que el tiempo no ha pasado.
Los menonitas llegaron con sus esperanzas puestas en una vida mejor, pero no fue tan fácil como esperaban pues tuvieron que enfrentar varios problemas: parte de las tierras vendidas estaban invadidas por campesinos, situación que no pudieron resolver con los antiguos propietarios ni con el gobierno local, por lo que tuvieron que acudir al presidente Calles; sufrieron enfermedades, pérdida de cultivos, ausencia de un mercado tanto para la venta de sus productos como para la compra de insumos, y el acoso de asaltantes y cuatreros.
Durante la gran crisis de los años treinta, algunos se vieron obligados a trabajar como asalariados para los menonitas más favorecidos o para los mormones de Casas Grandes, Chihuahua, y ante la imposibilidad de hacer frente a sus compromisos de pago tuvieron que regresar parte de las tierras adquiridas. Muchos de ellos se vieron obligados a diversificar sus fuentes de ingreso y fortalecieron los corrales para la cría y el cuidado de ganado lechero.
Un trabajador menonita aprendió la técnica de hacer queso con su patrón, un farmacéutico alemán de las colonias mormonas en Chihuahua, al tener éxito con la venta de los primeros quesos e incrementarse la demanda se establecieron varias factorías y cada ver más menonitas destinaron su producción lechera a ellas. Incluso remplazaron sus vacas holstein, cuyas abuelas venían desde Frisia, por otras variedades más productivas.
Con sus privilegios reiterados y el auge económico posterior a los años cuarenta se fueron consolidando en México las colonias menonitas y algunas poblaciones florecieron como es el caso de Ciudad Cuauhtémoc, en Chihuahua.
Su actividad fundamental es la agricultura; las mujeres y los niños pequeños atienden a los animales. Siembran maíz, frijol, cebada, centeno, trigo, sorgo, lino y principalmente avena. También han incursionado en la siembra de frutales y de algodón. Crían su ganado en común, y destinan parte de la producción lechera y la carne al consumo familiar y parte a las fábricas de queso.
Hoy los campos menonitas y los corredores comerciales de los menonitas en Ciudad Cuauhtémoc son espectaculares huertos coloridos de manzanares que son uno de los productos menonitas por excelencia y de los pilares económicos del estado; decenas de queserías con el famoso queso menonita y queso tipo Chihuahua, cientos de empresas con giros como la industria metalúrgica, mueblera, construcción, maquinaria agrícola, plazas comerciales, hoteles y restaurantes, y todo esto en el famoso corredor industrial y comercial Álvaro Obregón.
Particularmente el Campo 22, que es uno de los primeros en ser fundados, a lo largo de su avenida se pueden ver varias casonas tradicionales, entre ellas, la más antigua fabricada en 1922 con madera canadiense.
No menos interesante son las escuelas tradicionales menonitas donde los niños estudian hasta los 12 o 13 años antes de incorporarse al trabajo familiar, aunque hay que decir que también hay escuelas liberales donde los jóvenes pueden estudiar todo el bachillerato para después acceder a intercambios con universidades en Europa y Estados Unidos.
Otro lugar de particular interés es el Mirador Menonita, donde se tienen espléndidas vistas panorámicas de la región, se pueden divisar desde aquí muchos de los Campos Menonitas, también se divisa la Laguna de Bustillos, la Sierra Azul, y las huertas de manzanares.