Una reflexión personal.
Hay una canción guapachosa, e inspiradísima, que en lo medular (y durante toda la melodía) dice: “y cuando andábanos cortando rábanos, unos comíanos y otros cortábanos”.
Alejado de la política por unos cuantos meses, me acordé de la canción porque mientras unos andan cortando los rábanos, otros andan comiéndoselos.
No pasa un día sin que el Presidente de la República, el Cabeza de Pañal Usado, nos dé un susto de muerte con alguna de sus declaraciones imbéciles; mucho se ha dicho y escrito de esa oposición inepta que atiende más a los capotazos de las mañaneras —que nada más la destantea y la manda a embestir—, sin que verdaderamente se ocupe de los temas de fondo.
No voy a ser yo quien salga en defensa de esa oposición idiota —entiéndase PRI, PAN y PRD (porque el resto son partidos basura)—; ciertamente han perdido más de un precioso año en establecer y afianzar un TUCMO (Todos Unidos contra MORENA), no sólo con miras a la integración de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión el año que entra sino, más importante aún, establecer una agenda propia que vaya separando el trigo de la paja y deje de lado las estupideces diarias de los auténticos atentados al interés público: léase Estado de Derecho, economía sana, seguridad, efectiva división de poderes, etc.
Mientras la oposición y la ciudadanía se enzarzan en un boxeo de sombra, peleas absurdas (porque absurdos son los temas sometidos a su consideración y análisis), de manera paulatina se desmontan las piezas que permitían afirmar que el rumbo del país era el correcto, aunque faltara mucho por hacer: democratizarlo, fraccionar el poder, ser más inclusivo, fortalecer la clase media, etc.
Cada día que pasa, el titular del Poder Ejecutivo federal se fortalece, acapara más poder y amplía su base de apoyo en una horda de desempleados, ancianos, mujeres y niños cuyo denominador común, en su inmensa mayoría, es la extrema necesidad y el apremio económicos.
Mientras su combate a la corrupción se vertebra desde el discurso maduro, adulto, sonoro, elocuente y descriptivo: “al corrupto, fuchi caca”;1 en otro de sus arrebatos taumatúrgicos, El Cotonete Parado determinó, contra la opinión de los involucrados en el sector, que la terminación de los puentes vacacionales “largos” —ideados como estrategia para alentar el turismo nacional—, no afectarían el turismo;2 la oposición calla e ignora, y lo que es peor, omite, reunirse con académicos, empresarios, sectores de la sociedad civil, universidades, etc., para discutir y diseñar estrategias de toda índole (políticas, económicas, sociales, etc.), para enfrentar tanto desmán y atropello.
Claro que no lo van a hacer; a este México llegamos por la desidia y la indolencia nacionales (no solo de los partidos, que conste); y no solamente por lo que hace a este charlatán empoderado, sino desde antes; cuanto tantos avisos hubo de que íbamos de mal en peor y nos valió sorbete.
Por eso sí, hoy como ayer, como mañana, como siempre: unos andan cortando rábanos y otros se los comen.
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Luis Villegas Montes.