Tras ganar las dos Cámaras del Congreso, especialistas remarcan la importancia que tendrá el máximo tribunal en el segundo periodo del magnate
Reforma
CDMX.- La Suprema Corte de Estados Unidos, transformada significativamente por Donald Trump durante su primera presidencia, se perfila como uno de los pocos controles potenciales a su amplia autoridad mientras el republicano se prepara para regresar a la Casa Blanca con “carro completo”.
Tras ganar las dos Cámaras del Congreso, especialistas remarcan la importancia que tendrá el máximo tribunal en el segundo periodo del magnate, el cual se prevé sea más activo en instancias judiciales y en cuestiones relacionadas con los defensores de derechos.
Si bien la Corte es de mayoría conservadora -6 contra 3- y tres de los magistrados fueron nombrados por el ex Mandatario, especialistas legales afirman que si los jueces se mantienen fieles a sus principios jurisprudenciales, la nueva Administración podría terminar perdiendo al menos algunas veces.”Bajo la idea del Estado de derecho, el papel que tiene una Suprema Corte en ese nivel es fundamental porque permite tomar decisiones que pueden delimitar las funciones del Gobierno, del poder político”, dice a Grupo REFORMA Fabiola Martínez, Directora del Departamento de Derecho en la región CDMX del Tec de Monterrey.
“No significa que si bien hay una mayoría conservadora, las decisiones tengan que ser a favor de la Administración entrante. El principio que se ha desarrollado, sobre todo en los siglos 19 y 20, nos indica que, independientemente de los procesos de selección y designación de jueces constitucionales, su trabajo no depende de quién lo nombró al cargo”.
Los expertos apuntan que si bien en ciertas decisiones la Corte ha fallado a favor de Trump, todavía tiene un papel clave que desempeñar.La relación del republicano con el máximo tribunal ha sido complicada; aunque logró victorias clave en políticas de comercio y migración, también sufrió derrotas, como en su intento de revertir los resultados de las elecciones de 2020. La Corte declinó escuchar dos casos que impugnaban el resultado electoral de 2020. Luego de eso, Trump dijo que los magistrados -incluidos los tres que él nominó- se habían “acobardado”.
“Cada interpretación en cada caso que se resuelva tendría que atender no al proceso de nombramiento, sino más bien a la función que se ejerce desde la Corte Suprema.
Obviamente en una lectura que pudiéramos hacer desde el control político podríamos pensar que sí tiene una incidencia, pero estas decisiones tienen que demostrar que los órganos jurisdiccionales desempeñan un papel fundamental determinando”, señala Martínez.
El Presidente electo ha prometido imponer aranceles elevados a importaciones, llevar a cabo la deportación de migrantes indocumentados más grande en la historia y desmantelar iniciativas ambientales del actual Mandatario, el demócrata Joe Biden.
La Corte podría enfrentar desafíos sobre la legalidad de nuevas políticas como aranceles universales y medidas de migración sin aprobación del Congreso. Intentos como eliminar la ciudadanía por nacimiento tendrían altas probabilidades de ser rechazados. En temas ambientales, Trump podría encontrar obstáculos en los fallos de la era Biden que limitan el poder de las agencias reguladoras, lo que podría afectar sus esfuerzos de desregulación.
“Sin lugar a dudas, creo que puede ser el único contrapeso, pero un contrapeso muy importante que en realidad pasa en todas las democracias. Es justo la materialización de lo que entendemos como la división de poderes. Hay un contrapeso, hay un equilibrio que sobre todo ejercen los poderes judiciales, más en este caso una Corte de esta envergadura”, agrega la experta del Tec.
Advierten tendencia
Sin embargo, para Pía Taracena Gout, académica del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana, la mayoría conservadora de la Corte podría suponer una tendencia a favorecer las políticas de Trump.
“A pesar de que estudian la constitucionalidad de las leyes, finalmente sí puede haber una tendencia”, expresa la académica.
Taracena apunta que esta lealtad se ha visto en otras resoluciones, como la inmunidad otorgada a Presidentes que favoreció al republicano.
Además, advirtió que la llegada de Trump al poder podría implicar más nombramientos de jueces conservadores, o incluso, ultraconservadores.
“Una de las facultades que tiene el Presidente es nombrar estos jueces, entonces el triunfo de Trump le permitiría seguir nombrando jueces conservadores. Hay dos jueces con edad avanzada (Samuel A. Alito Jr. y Clarence Thomas, ambos conservadores) que si bien la Constitución lo que dice es que son vitalicios, también ya hay reglas que indican que se pueden retirar si sus facultades físicas ya no les permiten seguir adelante”, explica.
Taracena alerta que el problema supera el periodo presidencial de Trump, ya que la Suprema Corte puede mantenerse con esta tendencia conservadora hacia el futuro.
“Esto se podría reforzar con nuevos nombramientos de Trump, no sólo de conservadores, sino de ultraconservadores”, agrega Taracena.
“Lo interesante es esa tendencia al conservadurismo muy fuerte que sí cambia las políticas en Estados Unidos, que pueden durar más de una década”.
A decir de Martínez, lo que está en juego son los derechos humanos, y es en ese tema en el que tiene que intervenir el máximo tribunal, así como la sociedad civil.
“Ahora hay un activismo importante en términos de derechos humanos. El tema migratorio tiene que ser un punto de discusión que va a tener que resolverse, por supuesto en los tribunales, el aborto, asuntos de las minorías”.
“En realidad creo que sí va a ser un activismo importante, no sólo por la participación que puedan desempeñar los órganos judiciales, en este caso los poderes políticos, sino en realidad las personas que también están impulsando (sus luchas)”, apunta la especialista del Tec.
En ese sentido, destaca la importancia del derecho internacional.
“Hay vigilantes que revisan que se dé cumplimiento a obligaciones de derechos humanos y ahí también tenemos principios que cumplir donde no solamente habrá que involucrar a los jueces, sino también a otros protagonistas, yo diría la Organización de los Estados Americanos, la Comisión Interamericana, el propio sistema interamericano, la ONU, que pueden también hacer estas revisiones”, explica Martínez.
El panorama en el corto plazo, apunta la experta del Tec, es desafiante.
“Se convierte en un riesgo para los derechos humanos, pero creo que también hay que tener una visión realista y desde esta perspectiva es que se trata de un órgano colegiado que va a interpretar y que no solamente es un órgano aislado. Entonces, si bien encontramos un panorama complejo, confío en que la convicción jurisprudencial que puedan tener estos jueces sea compatible con estas ganancias que se han dado en todo un terreno continental”, manifiesta.
Ante lo que se viene, Taracena coincide que la resistencia a estas políticas conservadoras deberá darse de la mano de la sociedad civil y las Cortes de cada estado.
“Hoy más que nunca, la acción de la sociedad civil es muy importante. Van a tener que organizarse mucho mejor para evitar todas estas acciones”, señala la especialista de la Universidad Iberoamericana.
“Obviamente, si se querían restaurar fallos como Roe vs. Wade (que protegía al aborto) eso ya no va a ser posible (por el triunfo republicano en las elecciones), entonces esa lucha se tendrá que dar en la arena de la sociedad civil y en las cortes distritales y las Supremas Cortes de los estados”.
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