El chayote es una hortaliza originaria del continente americano que fue domesticada por las culturas prehispánicas
Infobae.
El Sechium edule, mejor conocido como chayote es una hortaliza bastante común dentro de la cocina mexicana, pues la facilidad que tiene para adaptarse propicia que crezca de forma silvestre en diferentes climas, además, existen diversas recetas que involucran al fruto o toda la planta.
Según un artículo del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) de México, su nombre popular proviene del náhuatl “chayotli” que significa “calabaza espinosa”, lo cuál tiene sentido ya que pertenecen al mismo grupo de cucurbitácea que se caracteriza por componerse 90 por ciento de agua. El chayote tierno era conocido como “chayoselik”.
Generalmente es cosechado y consumido cuando aún “está verde” ya que su dureza y sensación fibrosa aumentan durante el proceso de maduración debido a que disminuye el contenido de polisacáridos (como arabinosa y arabinogalactanos).
Debido a que la mayoría de especies de chayote están recubiertas con numerosas espinas, es muy común que antes de prepararlo se pele por completo el fruto, sin embargo, al quitar únicamente las espinas, el fruto aumenta su valor nutricional.
Un artículo publicado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural menciona que tanto en la cáscara, como en el hueso y la carne de la hortaliza encontramos altas cantidades de vitamina C, folato, tiamina, riboflavina y piridoxina, así como proteínas y fibra soluble e insoluble.
Aunque es preciso aclarar, que la cáscara por sí misma puede llegar a tener un sabor amargo que podría ser desagradable para algunos, además su conservación es muy complicada ya que cuando se extrae del fruto tiende a endurecerse.
El chayote es una de las pocas plantas que se comen en su totalidad, se pueden consumir crudos y pelados en ensaladas. Con ellos también se pueden preparar conservas agridulces y hasta dulces, muy comunes de encontrar en tianguis y mercados en todos los estados de México.