JUAN Carlos Loera debería agradecer y no censurar al Presidente del Tribunal Superior de Justicia, el Magistrado Pablo Héctor González Villalobos. A pesar de no existir elementos en el caso de Maru Campos, le obsequió el Auto de Vinculación a Proceso. Fue ése el mejor momento del candidato de Morena, porque se fue al cielo su proselitismo y se empezó entonces a hablar de una probable victoria electoral. Los efectos políticos de un acto sin trascendencia jurídica, como es la Vinculación, que no significa nada, más que borrón y cuenta nueva para empezar un Juicio, se tradujeron en ataques y preferencias. Fuera de ese momento, El Loerilla no volvió a acercarse a Maru en todas las encuestas habidas y por haber. Pero el candidato juarense quería ver sangre: clamaba y exigía la detención de la mujer panista para sentar su triunfo sobre la desgracia ajena y no por el mérito de conseguir la voluntad del ciudadano chihuahuense. Es decir, le rogó a Dios el favor pero abandonó el mazo con el que le tocaba chambear mientras ocurría el milagro. Ató su suerte a un Gobernador que prometió y no pudo.
BUENO, bueno, pues ni modo, a Corral le degradaron en Palacio Nacional y le quitaron las águilas del pecho. Es que, después de los desastrosos resultados electorales para la causa morenista, El Paisita cayó otra vez de la gracia presidencial. Para empezar, se informó en La Mañanera que no sería recibido esta semana, sino a la otra, porque salieron cosas muy importantes qué hacer. Y luego, con la novedad, Mi General Traiciones, que ya no es Javier, como era hace apenas unas semanas, antes de las votaciones, sino lisa y llanamente, Corral. Se acabó el shampoo de niño en Palacio Nacional. Tal vez por eso se anticipó en el Deforma y adelantó que se iría a Movimiento Ciudadano. Solito, motivado por el subconciente, Corral se fue al cadalso, se colocó justo en el centro, se echó la soga al cuello y pateó el bote para quedar sin basamento. Muy vivo, muy vivo, quiere ser expulsado de Acción Nacional para ganarse esa bandera y hacer con ésta olas en el espectro nacional. Fue un mal cálculo porque lo único que ganó es que ahora si nadie en el PAN le defienda. Pero no lo logrará, porque, antes que nada, antes de juzgar su traicionera militancia, deberá rendir cuentas del ejercicio de su gobierno. Ese si es el tema, no las banderitas de su renuncia que quiere usar como espejitos o cortinas de humo para ocultar la realidad.
BERTA Luján, la Presidenta del Consejo Nacional de Morena, ordenó ayer hacer sonar los tambores de guerra al interior del partido. Por medio de una misiva, alertó a los morenistas a prepararse para renovar toda la estructura del partido en los niveles municipal, estatal y nacional. Después del proceso electoral y los consabidos resultados, a los que les llamó claroscuros, por obvias razones, les instó a dar vuelta a la página y seguir adelante. Anotó Berta Luján: Este hecho, -la elección- debe ser motivo de análisis y evaluación por parte de todas las instancias de morena, por su militancia. Se trata de un ejercicio obligado que nos de la oportunidad de tener un diagnóstico que sea la base para lo que sigue, incluyendo los ejercicios de participación ciudadana que llevaremos a cabo este y el próximo año. Asimismo, es momento de retomar la institucionalidad de Morena, teniendo al Estatuto, nuestra ley interna, como marco de referencia. Es necesario Iniciar el proceso de renovación interna de toda la estructura de Morena a nivel municipal, distrital, estatal y nacional, a partir de la Convocatoria que habrá de emitir el Comité Ejecutivo Nacional, de manera que durante los próximos meses se desahoguen las asambleas correspondientes y para el próximo Noviembre estemos realizando nuestro Congreso Nacional Ordinario. Así que, te lo digo militante, para que lo entiendas Mario y Chaparrón.
NO TIENE caso cachetear la víbora, deberían decirle a Luis Fernandito Mesta, el Secretario General de Gobierno. Eso de decirle a Luis Serrato, el Coordinador del Equipo de Transición de Maru, que empezarían a ver sus tareas hasta que se resuelvan las impugnaciones, se lo sacó de la manga. Serrato se ha mantenido muy institucional, porque así lo es, pero tal vez no sepan que ya tiene experiencia en esos menesteres. Llevó la transición en su estado natal de Padrés a Pavlovich, imagínense, en donde a fortiori tenía que tocar baranda de una u otra manera con Manlio Fabio Beltrones. Así que no le extrañe que en una de ésas, si cansa al sonorense, éste revire y le diga Toma Mesta al lanzarle una de las suyas. Se dice que en palacio retrasarán la transición hasta donde puedan con el objeto de guardar la basura debajo de la alfombra. Pero, les han advertido, de que se cumple la ley, se cumple, de eso no habrá duda alguna. El Coordinador del Equipo de Transición fue muy decente al ir a palacio en forma muy institucional y cubrir las formas. No había necesidad de las bravuconadas de Luis Fernando, pero como ya se sabe, todas esas cosillas se anotan en la libretita de cuentas, como en las tienditas de barrio, para que cuando llegue el mes se eche la raya y se hagan cuentas.
EN LOS pasillos de palacio toma más fuerza cada día la versión de que el tema de Corral para que Maru no fuera Gobernadora y antes Candidata, no era por el caso Duarte sino por el pánico que le sacaran al sol todos los trapos sucios que hay adentro del gobierno. Los asuntos de la famosa Operación Justicia para Chihuahua y las ligas con los maloras, produjeron grandes dividendos en la concluyente administración. Están embarrados, entre otros, los Mesta, Luis Fernando y Jesús, además del Senador Gustavo Madero, jefe del clan. ¿O de dónde salían las oscuras ministraciones mensuales que entregaba Madero a Corral de manera puntual? El Mochegús manejó todas las áreas de gobierno del estado, en especial la proveeduría y las licitaciones públicas de la mayoría de las dependencias. Desde el principio de la administración trascendió el sucio y desmedido manejo que hicieron con las instituciones encargadas de procurar justicia y perseguir el delito. Fueron enormes negocios que incluso afloraron a la opinión pública sin recato. El otro tema, más delicado, también sonó fuerte durante todo el quinquenio, pues de una u otra manera las cosas se saben. Los acuerdos, negocios y transas en las distintas regiones de la entidad, con uno u otro grupo, permitieron el florecimiento de la violencia y el tráfico de drogas sin control alguno. Dice la leyenda que hay ahí historias que aterrorizarían al más plantado.