“Estamos pasando de desperdiciar miles de millones de dólares en políticas ineficaces a desperdiciar billones”. Bjorn Lomborg
Ayer, Día Internacional de la Tierra, la UNAM emitió un boletín sobre la colocación de una placa en el glaciar Ayoloco en el volcán Iztaccíhuatl que decía: “A las generaciones futuras: Aquí existió el glaciar Ayoloco y retrocedió hasta desaparecer en 2018. En las próximas décadas los glaciares mexicanos desaparecerán irremediablemente. Esta placa es para dejar constancia de que sabíamos lo que estaba sucediendo y lo que era necesario hacer. Solo ustedes sabrán si lo hicimos”.
No es este el único glaciar que ha desaparecido en el mundo. El calentamiento global es una realidad, pero también el que los políticos quieran aprovecharlo manipulando información, haciendo promesas imposibles de cumplir o impulsando políticas que, lejos de ayudar, perjudican.
En el arranque ayer de la cumbre climática organizada por Washington, la vicepresidenta Kamala Harris declaró: “Aquí en Estados Unidos las tormentas que nos azotan cada vez son peores, en el estado de California cada vez tenemos incendios más feroces.
El año pasado hubo dos huracanes que devastaron las comunidades”. A su vez, el presidente Joe Biden prometió reducir 50% las emisiones de contaminantes de su país para 2030 y eliminar las emisiones netas para 2050. Prometió, además, que esta reducción generaría crecimiento y millones de empleos.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció un discurso desconcertante. Dijo que en México se han encontrado nuevos depósitos de hidrocarburos, pero que se dedicarán al mercado interno y se acabará con la práctica de exportar crudo e importar gasolina: “De esta forma ayudaremos a evitar el uso excesivo de combustibles fósiles”. Pero producir gasolina en México en vez de en el extranjero no modificaría las emisiones finales. El Presidente también presumió su programa Sembrando Vida, el cual, dijo, ha permitido la siembra de “700 millones de plantas”. No hay indicaciones, sin embargo, de que en realidad el esquema esté teniendo los resultados que pregona.
Es falso que haya hoy más tormentas, huracanes o incendios, como dice Harris. Cada vez que hay una tormenta o incendio, los medios repiten que se trata de consecuencias del cambio climático. Las imágenes satelitales, sin embargo, muestran “una reducción global de 25% en superficie quemada en apenas los últimos 18 años”, como señala Bjorn Lomborg. Tampoco las tormentas están aumentando en frecuencia o intensidad. El Programa de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ha reconocido que “no hay tendencias observadas significativas de frecuencia de ciclones tropicales globales”. Hay mayores pérdidas económicas, es cierto, pero esto se debe al crecimiento de los asentamientos habitacionales en zonas de riesgo.
El mundo debe tomar medidas para disminuir las emisiones, pero deben ser eficaces y tomar en cuenta el mercado. Limitarlas por decreto, como propone Biden, tendrá efectos negativos sobre la economía y aumentará la pobreza. Subsidiar los combustibles fósiles o privilegiarlos en la generación de electricidad, como hace México, es inaceptable, pero el mercado debe ir reduciendo su uso.
Reforestar es importante, pero no hay indicios de que Sembrando Vida haya servido más que para repartir dinero.
El calentamiento global es uno de los mayores retos de la humanidad. Por eso hay que enfrentarlo con políticas eficaces, no con demagogia.