Autoayuda: el negocio de las almas perdidas y extraviadas
¿Qué se necesita para ser feliz en la vida?, ¿salud, dinero y amor?, ¿viajes, placeres, lujo, moda, tecnología?, ¿poder, miles de link, fama en las redes sociales, no envejecer, disfrutar de una familia e hijos, tener fe en Dios?
Sufrimos de una angustia nueva al aferrarnos a tener la felicidad inmediata, en este momento, sin que podamos aún precisar qué queremos y deseamos como felicidad. Es una especie de felicidad exprés, temporal y pasajera que pueda aliviar la incertidumbre y desasosiego que se nos ha hecho común vivir. Vamos aceptando con normalidad el estado de violencia extrema en nuestro país, el asesinato de candidatos, el mensaje mortal del crimen organizado por decidir a quién quieren y a quién no y por supuesto seguir incrementando el control territorial de nuestro país.
Dicen que eso puede ser una de las razones de los éxitos de libros de autoayuda, donde queremos voltear la vista a otro lado y como una receta de cocina ser felices de inmediato. Nunca como antes se siente una apatía ante los serios problemas del país y la única acción es celebrar y reír con memes y compartirlos pensando que con eso ya tenemos una participación ciudadana y responsable. Nuestra felicidad ahora se centra en horas al día con el celular en la mano.
La tecnología digital nos ha malimpuesto a tener las cosas a la mano como arte de magia, en el instante, aunque después se convierta solo en ilusiones virtuales.
Esa inmediatez de la tecnología digital sustentada en internet y en los celulares nos desataron una angustia y desasosiego por buscar soluciones rápidas. Hemos perdido la serenidad y ahora los teléfonos representan una máquina que concede deseos o caprichos que de inmediato nos den respuesta a todo.
No acudimos a investigar o buscar una lectura, sino que como una lámpara mágica frotamos el celular para que se nos aparezca un genio y nos satisfaga las angustias o dudas de nuestro tiempo y hasta de la depresión.
Uno de los saldos de la pandemia fueron nuevos hábitos y adicciones por el encierro de más de dos años que nos acostumbramos a ver el mundo desde las cuatro paredes de una habitación sentados frente a la computadora o un teléfono celular en las manos.
Con esa dependencia tecnológica desarrollamos también la búsqueda de recetas, consejos y técnicas de temas de autoayuda por medio de las redes sociales buscando soluciones y escapatoria a la crisis de soledad y ansiedad. Buscamos desde lecturas del tarot, “limpias”, cuencos tibetanos, lectura de café, amistades y amores pasados y lejanos, estrategias para desarrollar buenas “vibras”, cómo elevar la autoestima, superar traumas ocultos y desconocidos y por supuesto, todo encaminado para lograr la ansiada y anhelada felicidad que por más que queremos atraparla y someterla a nuestra voluntad no lo logramos.
Está el dato estadístico que durante la pandemia se dispararon la venta de libros de autoayuda al 259 por ciento, lo que confirma que a pesar del desplome de la lectura en general, hay tres temas que han logrado mantenerse en el mayor interés de compra en las librerías: termas de autoayuda, esoterismo y sexo. En los contenidos de autoayuda queremos encontrar paz interior y felicidad, tranquilidad espiritual y razón de vivir, ánimo para trabajar y tolerar a los demás.
Es cuando recurrimos al celular y lo frotamos como lámpara electrónica o destapamos la botella para liberar al genio encerrado y nos conceda todo. Ahí está la inmediatez en querer la solución a nuestros problemas sin mayor trámite y la autoayuda la confundimos con filosofía, religión, cultura o autoconocimiento. Hay grandes editoriales, empresas, influencers, gurús, falsos consejeros espirituales y hasta charlatanes que han hecho de esa búsqueda de autoayuda un gran negocio. Algo así como el negocio de las almas perdidas o extraviadas.
“A la autoayuda uno llega por inmediatez, por la manía de querer repuestas rápidas. Si no podemos esperar dos minutos después de ver el doble check azul de WhatsApp, más prisa tendremos aún a la hora de buscar nuestra paz interior. A veces nos desorientamos, olvidamos cómo vivir. Necesitamos resetear nuestra vida, de forma rápida, inmediata y efectiva. Ya no nos conformamos con lo que tenemos, aspiramos a la más perfecta felicidad. Sabemos que la rapidez nunca es la respuesta, pero nos empeñamos en ella”.
A veces ya somos más avatares que humanos, porque “vivimos” más y tenemos más tiempo en el mundo virtual que en el real.
En el libro “Filosofía ante el desánimo” el autor dice que estamos en un mundo en donde -sin ser bueno o malo- la virtualidad ha reemplazado a la presencialidad. Ahí, “la rapidez y agilidad se han convertido en valores personales y empresariales, en donde idealizamos deseos perennes, pero se nos enseñan acciones inmediatas. Un mundo en el que, esto sí reprochable, la juventud ha menospreciado el valor y sabiduría de la vejez -a los viejos les toca seguirse haciendo valer después de toda una vida de trabajo, porque si no son considerados un estorbo- desdeñando el valor de la experiencia de toda una vida”.
Y agrega que estamos en un mundo en el que la voluntad está siendo entrenada para la recompensa inmediata y luego nos autoinfligimos un castigo y nos volvemos en lo que Ruiz ha llamado “masoquistas hipermodernos”, seres que no entendemos el reposo, no comprendemos que está bien sentarnos a mirar las nubes sin hacer nada y por supuesto sin celular. Pero también dice que existen el sadismo hipermoderno que son los sádicos o llamados haters, como se califica a personas que odian, difaman, desprecian o critican de manera destructiva en las redes sociales. Y entre las conclusiones del libro que comentamos, el autor cierra diciendo que “si seguimos así, al final los imbéciles seremos nosotros que, por andar mirando el celular no vamos a poder agarrar el bastón”.
Julieta Lomelí opina que gran parte de la literatura de autoayuda se sostiene sobre el absurdo de que se necesita poco trabajo para conseguir grandes cambios y ejemplo de ello son tendencias absurdas como la tan en boga “ley de la atracción” que promete riqueza, bienestar físico y emocional con tan solo desearlo.
Pero, ¿qué es la felicidad, dónde se obtiene, cómo se logra?
Dice la canción que para morir nacimos, ¿también podremos decir que nacimos para ser felices o infelices?
Por ejemplo, la lectura ¿nos puede hacer felices? El problema es que ya no leemos de manera lineal sino diagonal para terminar más rápido. La lectura y la escritura lineales, de izquierda a derecha, es el principio lógico y racional de comprensión, así como de arriba hacia abajo. Las pantallas, en especial la televisión nos han modificado esa estructura de manera radical: primero hemos dejado de descifrar códigos al dejar de leer y solo vemos imágenes que se pueden ver desde cualquier posición lo que anula lo que antes practicábamos en la escuela como lectura comprensiva.
Ante una imagen, nuestra vista se desplaza diagonalmente de la esquina superior izquierda a la esquina inferior derecha, o sea un barrido de la vista con la idea de atrapar la atención. Esa es una de las técnicas y estrategia de los anuncios publicitarios.
No debemos confundir técnicas o lecturas de auto ayuda con terapias del alma que es lo que hacían las antiguas escuelas filosóficas para aliviar enfermedades, precisamente, del alma.
¿Cada cuando frota su celular como si fuera una lámpara mágica de donde saldrá un genio -algo así como Don Google- para concederle de manera inmediata sus dudas, deseos, caprichos y hasta extravagancias?
La rapidez e inmediatez de la tecnología han cambiado nuestra estructura mental pero que no nos arrastre a perder la visión de buscar la felicidad. Tenemos derecho y podemos buscar la felicidad dentro de nosotros mismos en la cavidad del alma porque somos únicos e irrepetibles. Jamás existirá otra persona similar a nosotros ni repetiremos el tiempo pasado.
En lugar de frotar el celular esperando que aparezca el genio, frotemos nuestra alma y ahí estará la felicidad auténtica y perdurable.
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1 LAVIANA, Juan Carlos (2024) ¿Autoayuda o filosofía?, The Objective, https://theobjective.com/cultura/2024-03-25/autoayuda-filosofia/
2 AGUILAR, Deo (2018) Deja de leer autoayuda y empieza con la filosofía, https://www.harpersbazaar.com/es/cultura/viajes-planes/a15158774/deja-de-leer-autoayuda-y-empieza-con-la-filosofia/
3 RUIZ, José Carlos (2021) Filosofía ante el desánimo, editorial Planeta, México, reseña por Claudia Sterling.
4 LOMELI, Julieta (2023) Filosofía y autoayuda: ¿una pugna por el autoconocimiento?, Filosofia&Co, 6 de abril de 2023