La postura del demócrata ha sido conjuntar nuevas vías humanitarias para los migrantes
Associated Press
Washington.- Construir más muro. Retomar las políticas migratorias de Donald Trump. O, simplemente, cerrar la frontera entre Estados Unidos y México.
Los legisladores republicanos afirman que el presidente Joe Biden ya tiene toda la autoridad que necesita para frenar la llegada de migrantes a través de la frontera sur del país. Esto mientras un acuerdo bipartidista que negoció el mandatario con los senadores para expandir sus facultades está cerca de sufrir un revés en el Congreso.
La realidad sobre la autoridad de Biden para controlar la inmigración es mucho más complicada.
Sin cambios en las leyes de inmigración o fondos adicionales para gestionar el creciente número de migrantes que se presentan en la frontera sur, no hay mucho que Biden pueda intentar y que pueda tener éxito, tal como ocurrió con sus predecesores.
“El presidente Biden necesita que el Congreso sea capaz de abordar la situación en la frontera”, dijo Kathleen Bush-Joseph, abogada y analista política en el Migration Policy Institute (Instituto de Política de Migración), un grupo apartidista. “Así de simple”.
El paquete bipartidista de 118 mil millones de dólares que se debate en el Congreso reformaría el sistema de asilo para brindar una aplicación más estricta y expedita, y le otorgaría a los presidentes nuevas facultades para expulsar de inmediato a los migrantes en caso de que las autoridades se vean desbordadas por el número de solicitantes de asilo. La propuesta también añadiría 20 mil millones de dólares en fondos, una fuerte inyección de efectivo.
El paquete, que conjunta reformas fronterizas con ayuda en tiempos de guerra para Ucrania, Israel y otros aliados de Estados Unidos, sería la reforma migratoria más significativa en una década. Tiene el potencial, para bien o para mal, de transformar algunos de los problemas más apremiantes de la frontera. Y hasta hace poco, parecía tener una buena posibilidad de éxito. Los aliados de Donald Trump buscan hundir el acuerdo, en buena medida debido a que el expresidente se niega a darle un triunfo a Biden en materia migratoria. Trump quiere fustigar al mandatario en ese tema durante la campaña.
“Hace apenas unos meses, los republicanos pedían este mismo proyecto de ley para lidiar con la frontera, para brindar apoyo a Ucrania e Israel. Y ahora lo tienen. Y ahora dicen ‘olvídenlo, olvídenlo’”, declaró Biden hoy.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, dijo que no llevará la iniciativa al pleno de la cámara baja tal como está redactada, asegurando que sería un “imán” para la inmigración ilegal, que la autoridad para restringir el asilo estaba “repleta de vacíos legales” y que sólo permitiría continuar con la liberación de inmigrantes en territorio estadounidense.
“Si se le otorga una facultad extraordinaria al arquitecto de la catástrofe no saldrá nada bueno”, dijo Johnson.
Elise Stefanik, una republicana por Nueva York, publicó en X que “Biden tiene el poder para poner fin a la crisis fronteriza sin el Congreso. Simplemente no quiere hacerlo”.
Pero los funcionarios de inmigración no tienen mayores capacidades de detención a menos que reciban más fondos. Una añeja política les prohíbe retener a las familias más de tres semanas, y esta medida también les impide mantener juntos a adultos solos y grupos familiares por motivos de seguridad.
Biden ya ha ejercido sus poderes unilaterales de distintas maneras para abordar la situación de la frontera.
El gobierno federal ha implementado más de 500 acciones ejecutivas en materia migratoria desde que Biden asumió el poder, según el Migration Policy Institute, una cifra superior a la de los cuatro años de presidencia de Trump. Algunas medidas han tenido éxito, pero el número de cruces ha seguido aumentando hasta alcanzar cifras sin precedentes.
La postura de su gobierno ha sido conjuntar nuevas vías humanitarias para los migrantes con estrictas medidas en la frontera para tratar de desalentar a los migrantes de emprender a pie el peligroso trayecto hacia Estados Unidos. También ha intentado globalizar el tema, utilizando su experiencia en política exterior para negociar acuerdos con otros países.
Además, el gobierno ha tomado medidas para restringir el asilo a través de una propuesta federal. Pero actualmente esa iniciativa está estancada en un litigio, de manera similar a lo que contuvo a Trump durante su presidencia. Un cambio en las leyes en el Congreso haría que este tipo de demandas sean menos frecuentes y tengan menos éxito, y una inyección de fondos facilitaría contratar a más empleados para lidiar con el gran número de casos migratorios atrasados.
“La verdad es que no es cierto que Biden pueda hacer esto por su cuenta. Simplemente no hay suficientes agentes de asilo”, dijo Taylor Levy, una abogada en materia migratoria que ha pasado años en la frontera con México.
Biden puede decir que va a cerrar por completo la frontera entre Estados Unidos y México, pero se perdería o retrasaría el flujo de miles de millones de dólares en comercio, además de que Estados Unidos violaría las leyes internacionales que determinan lo que un país debe hacer con los refugiados.
Y en cuanto a otras políticas, tampoco es fácil que se restablezcan, incluso si Biden quisiera hacerlo, que no es el caso.
La norma del Título 42 que implementó Trump se basaba en los poderes especiales que se le otorgan a un presidente durante una emergencia de salud pública. Le permitió a los agentes fronterizos rechazar de inmediato a la gran mayoría de los solicitantes de asilo. Estas facultades desaparecieron cuando el Congreso puso fin a la emergencia nacional relacionada con la pandemia en mayo pasado.
La política conocida como “Permanecer en México” que implementó el gobierno anterior obligaba a que los solicitantes de asilo aguardaran en territorio mexicano — en condiciones peligrosas — a que se resolvieran sus solicitudes. Pero ese acuerdo depende de la cooperación con México, y el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dejado entrever que el diálogo migratorio con Washington podría verse afectado después de que salieron a la luz reportes de que Estados Unidos investigó supuesto financiamiento del narcotráfico en su campaña presidencial de 2006. El mandatario mexicano acordó hoy reunirse con un alto asesor de la Casa Blanca, únicamente después de recibir una llamada telefónica de Biden.
En cuanto al muro fronterizo, Trump intentó construir algunos tramos sin la aprobación del Congreso. Declaró una emergencia nacional a fin de desviar miles de millones de dólares del presupuesto de obras militares y otras asignaciones después de que el Congreso únicamente aprobó un porcentaje de los fondos que había exigido. El tema se impugnó en los tribunales prácticamente de inmediato y llegó hasta la Corte Suprema federal.
Anna Cabot, directora de inmigración en el Centro de Leyes de la Universidad de Texas, dijo que reestablecer las normas del Título 42 requeriría de acciones del director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus iniciales en inglés), y cierto tipo de justificación, como el coronavirus. Incluso entonces, podría ser objeto de demandas. En cuanto a la medida de “Permanecer en México” y una construcción de “emergencia” del muro fronterizo, ambas quedarían “estancadas de inmediato en un litigio con pocas posibilidades de éxito”, puntualizó.
El paquete bipartidista cuenta con una amplia gama de apoyo, incluido el del sindicato de la Patrulla Fronteriza, aunque algunos demócratas y activistas afirman que es demasiado restrictivo y cambiaría el papel de Estados Unidos como un lugar seguro para los refugiados.
Pero Biden ha dicho que ha sido el mejor intento hasta la fecha para frenar el continuo flujo de migrantes que desbordan un sistema de por sí fracturado.
Se aventuró incluso a adoptar el lenguaje republicano, asegurando que “cerraría la frontera” si se le otorga la autoridad para hacerlo. Y hoy se preguntó por qué el Congreso no parecía dispuesto a darle las herramientas para gestionar el creciente número de inmigrantes en la frontera y acusó a los republicanos de tener miedo de enfrentarse a Trump en un tema tan importante para el país y para el mundo.
“Los republicanos tienen que decidir. ¿A quién sirven? ¿A Donald Trump o al pueblo estadounidense?”, preguntó.