Por vez primera (que recuerde el escribiente) figuran tres juarenses con posibilidades reales de convertirse en el candidato del partido gubernamental (en el país), -MORENA- y que aparece, también, con las mayores posibilidades de ganar la gubernatura: Andrea Chávez, Juan Carlos Loera y Cruz Pérez Cuéllar.
Más aún, ni en los tiempos del otro partido hegemónico, el PRI, no se había presentado el hecho de que todos los aspirantes del partido oficial, con posibilidades reales a convertirse en candidatos, fueran de Juárez y ninguno de la capital.
MORENA no cuenta en sus filas con alguien de la capital, o del resto del estado, con alguna posibilidad de ser el candidato.
Situación contraria padece el partido gubernamental en Chihuahua, el PAN, cuyo aspirante más fuerte, el alcalde capitalino Marco Bonilla, pareciera ser no solo el más fuerte aspirante, sino el único con posibilidades reales de competirle a cualquiera que designara MORENA.
Hay hechos en la vida política que desatan acontecimientos, o que permiten visualizar de mejor manera las situaciones. Ese parece ser el caso de la visita de la dirigente nacional morenista, Luisa María Alcalde a la ciudad de Chihuahua el pasado domingo.
Parecía extremadamente lejos el 2027, año en que Chihuahua habrá de cambiar a su gobierno, pero la parafernalia morenista desatada alrededor de su figura (y en los intestinos de MORENA, también la de Andrés Manuel López Beltrán, el hijo del expresidente metido en el cogollo del partido, responsable de la organización, ni más ni menos) en el evento que presidieron, hizo que apareciera el permanente déjà vu que nos acompaña desde hace ya varios años:
La lucha por la candidatura de MORENA está desatada del mismo modo, o muy parecido, al que se presentaba en el PRI de sus mejores tiempos, en el que la ‘cargada’ se presentaba alrededor de los presuntos candidatos y que en Sonora recibió la denominación más correcta, de ‘bufalada’.
Era la oportunidad esperada de mostrar la fuerza política, hacia dentro o fuera de MORENA, de ahí los ingentes recursos empleados para ‘facilitarle’ el transporte a miles de asistentes al evento, en cientos de autobuses, en un derroche de recursos y poder político, que no desmerecen frente a los protagonizados por el PRI de aquellos años y que todavía para ungir como candidato a César Duarte y en el primero y segundo informe del gobierno de éste se apreció en toda su magnitud.
Ahora lo vimos alrededor de las figuras de los aspirantes morenistas. El que mayor arrastre tuvo -según todas las crónicas, algunas de ellas criticando el monto de recursos empleados- fue el alcalde juarense Cruz Pérez Cuéllar y enseguida los senadores Andrea Chávez y Juan Carlos Loera.
Pero los problemas de la construcción de Morena como partido, ya sin la figura emblemática de su fundador, Andrés Manuel López Obrador, se evidencian en cada acto al que convoca la nueva dirigencia morenista, en este caso mostrados por los silbidos de rechazo a la dirigente estatal, Brighite Granados, y al senador Juan Carlos Loera.
Constituyeron la nota destacada, que reflejó la casi inexistente vida interna de ese partido.
Hecho sobresaliente de la gira de Alcalde y López Beltrán es la notoria ausencia de la Secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel, que a lo largo de los últimos 10 años, -por encargo directo de López Obrador- se había desempeñado como la representante del comité nacional y operadora de esta instancia partidista en la designación de candidatos y de dirigentes.
Durante ese lapso, todas las decisiones pasaron por el filtro de la todopoderosa Secretaria del Bienestar, que es, sin duda, herencia del presidente López Obrador y a la que pareciera que Luisa María Alcalde quiere lejos de las decisiones sobre Chihuahua.
Sorpresivamente, además, sorprendió que el vástago del tabasqueño no fuera protagónico en el acto celebrado en el Centro de Convenciones de la capital del estado.
Y no podía ser de otra manera, Alcalde debió hacer un llamado a la calma ante los ánimos exacerbados de las porras de las personas a las que les «facilitaron» el transporte.
¿Sería solo el alcalde juarense, Cruz Pérez Cuéllar, el único aspirante que costeó -se supone- el traslado de sus seguidores? ¿O sería el que más lo facilitó, a juzgar por las dimensiones de las porras expresadas en el evento?
¿A quién extraña que en un evento abierto, con la presencia de la dirigencia nacional, se desaten las porras a favor de su favorito (a) y las bullas a los contrarios?
Y por más llamados que se hagan a ‘la unidad’ tales expresiones no se van a terminar, al contrario, conforme pase el tiempo y se acerquen los tiempos fatales de las campañas, esos ánimos crecerán.
No podrá ser de otro modo, a pesar de las dirigencias, y menos en un partido cuya vida institucional es absolutamente inexistente y se guía, casi exclusivamente, por los tiempos electorales.
Comparado con el otro partido hegemónico que los mexicanos construyeron, el PRI, éste tenía una mejor y más vasta organización, a partir de una estructura muy simple, la existencia de un comité (seccional) cuyos límites los fijaba el área de la sección electoral y que, para existir como tal, tenía como argamasa la distribución de bienes y servicios otorgados por el gobierno, cuyos gestores eran los presidentes seccionales.
Ahora bien, MORENA entró a una etapa absolutamente desconocida para sus militantes y dirigentes (los formales), la de la disputa a campo abierto de sus principales figuras por las candidaturas, sin la presencia de su figura nucleadora que podía hacer valer ese liderazgo, López Obrador, y que los pueden llevar a la aparición de las fracturas, mayores, menores, permanentes, fugaces, pero al fin y al cabo, posibilidades de que la reciedumbre electoral mostrada hasta ahora se desmorone.
Por más intentos que haga la presidenta Sheinbaum en figurar como la lideresa del movimiento, no es lo mismo.
Ya se vió en las escasas siete semanas de su gobierno.
Debió salir a descalificar al coordinador de los diputados federales, Ricardo Monreal, por anunciar que habrá una reforma fiscal y por haber mostrado un inaceptable derroche de recursos por el uso de helicópteros privados -me los prestan y los seguiré usando, dijo-.
Fue de antología, descartó que fuera a aprobarse una reforma fiscal ‘profunda’ y lo llamó a practicar la ‘austeridad republicana’.
Al descalificarlo de esa manera, aún estaban al rojo vivo las especulaciones acerca de que Monreal y Adán Augusto López -el coordinador de los senadores morenistas- habían seguido las instrucciones del expresidente para que se ratificara a Rosario Piedra en la CNDH.
Bueno, pues reprendió a Monreal pero en el caso de Augusto López la ‘reprimenda’ escaló alturas insospechadas pues el gobernador de Tabasco, Javier May, acusó al Secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Adán Augusto, de ser el líder de la banda criminal La Barredora
-«Todos saben, aquí era vox pópuli, quién comandaba ‘La Barredora’ ¿O no sabemos?”, cuestionó May. “Hernán Bermúdez”, respondió uno de los asistentes al evento. “Sí, ¿no?”, aceptó el mandatario». (Nota de Redacción de Animal Político, 13/11/24).
¡Híjole, le ubicaron su ‘Genaro García Luna’ al hombre más cercano del expresidente!
Ante esos hechos, cabe plantearse si tendrán futuro las fracturas si algunos candidatos -presumiblemente favoritos en las encuestas- no resultan designados.
Ese escenario no puede descartarse en el caso de MORENA-Chihuahua. De los tres principales competidores por la gubernatura el único que no pasó al micrófono fue precisamente Cruz Pérez Cuéllar.
«No podemos dividirnos», dijo Luisa María Alcalde.
E insistió en una falacia, que a fuerza de repetirla se la creen, la de que la oposición prácticamente está derrotada, pero la realidad es que los partidos de oposición obtuvieron el 46% de la votación en 2024.
Se les olvida a los morenistas que tienen mayorías calificadas en las cámaras, artificiales, pues, una la obtuvieron -la de la Cámara de Diputados- merced al regalo del INE-TEPJF y la otra -Senadores- mediante la compra en el mercado de los políticos mexicanos.
No puede dejarse de lado un aspecto, además de execrable, notoriamente evidente.
La presidenta Luisa María Alcalde insistió en su discurso en Chihuahua en afirmar falsamente que los jueces ordenaron que no se aplicara la vacuna en contra del COVID.
La mentira es flagrante. Así lo dijo, «Tampoco se nos va a olvidar cuántos amparos interpusieron (los jueces) (sic) para evitar la vacunación contra el Covid».
Fue exactamente al revés.
Con los amparos, se ordenó al gobierno vacunar a los niños y al personal médico.
El 27 de junio de 2022, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que la omisión de aplicar las vacunas autorizadas por la COFEPRIS a menores de 5 a 11 años y de 12 a 17 los ponía en una situación de riesgo ante el contagio de Covid-19. Por ello, el Pleno de la SCJN hizo un exhorto para que «a la brevedad posible, las autoridades responsables apliquen el esquema completo de vacunación» a los menores de edad.
Por otra parte, montado, ya, en sus aspiraciones gubernamentales, el alcalde capitalino, el panista Marco Bonilla, lanzó, también, su maquinaria en pos de la candidatura, la que tendrá que mostrar que el panismo local tiene condiciones para salir avante por cuarta vez en estas tierras (Barrio, Corral y Maru sus antecesores).
Dio a conocer sus logos de campaña -sin aceptar que son de su autoría-, al tiempo que soltaba una frase que a lo mejor va en consonancia con lo que está ocurriendo en el país, a partir de que Morena ha decidido no respetar el marco legal-electoral.
«En la guerra y en el amor, todo se vale», dijo Bonilla.
¿Eso veremos en la próxima campaña electoral?
Columna de Plata de la Asociación de Periodistas de Cd. Juárez (APCJ): 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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