Dice la letra de una antigua canción: “Sabe a virtud de conocer el tiempo” Dando a entender de saber amar y hacer las cosas a tiempo, no dejar para después lo que podemos hacer hoy. Y bien, creo que estaremos de acuerdo en la brevedad de la existencia de la vida, y de allí saber aprovechar bien el tiempo. Pero la verdad, el problema con que nos enfrentamos la mayoría de los seres humanos es que nos encontramos demasiado ocupados, y muchas veces no tenemos tiempo ni siquiera de hacer lo que debemos de hacer. Constantemente nos sentimos con la sensación de que necesitamos más tiempo, pero no lo hay, el día solo tiene 24 horas, y no hay manera alguna de poder hacer, ni el día, ni la vida más largos.
El verdadero problema no está en el tiempo, sino la manera como utilizamos el tiempo que tenemos. Y debemos de ser muy conscientes de que el tiempo no podemos acumularlo, no puedo guardar unos minutos de hoy para mañana. No lo podemos reemplazar, tampoco lo podemos regresar, ni mucho menos adelantar, más bien, debemos aprender a usarlo correctamente mientras pasa. Si no sabemos organizar sabiamente el tiempo, no podremos organizar el resto de nuestra vida.
La palabra de Dios nos habla muy sabiamente sobre el tiempo. Por ejemplo en Eclesiastés 3:1-2 dice: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado” Es decir, todo tiene su tiempo y su hora, debemos de aprender a conocer lo que es realmente importante y lo que es urgente, lamentablemente, muchas veces nos encontramos haciendo lo que es urgente, dejando de lado lo que realmente es importante. Y el Salmo 90:12 dice: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” Esto no quiere decir que contemos a que día del mes, de la semana o del año nos encontramos, más bien, nos enseña que debemos vivir cada día con sabiduría y no como necios, como lo enseña Efesios 5:15-16: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”.
Ahora, creo que la mejor inversión que podemos hacer es el saber invertir nuestra vida en Dios. Permitirle a Él que gobierne y dirija nuestras vidas y cualquier inversión en Dios, siempre es ganancia, al fin y al cabo, la vida y el tiempo le pertenecen a Él. Debemos de entender que cuando nosotros gobernamos nuestra vida y hacemos con “nuestro tiempo” lo que mejor nos plazca, entonces no debemos de culpar a Dios de lo que nos suceda, en realidad en este caso, somos directamente responsables de lo que nos pase, pues tal vez nos encontramos incluyendo cosas que Dios quiere fuera de nuestra vidas. Y lo más seguro es que estamos dejando fuera cosas que Dios había planeado para nosotros, el resultado, ¡un gran desastre¡
El otro lado de la moneda sería que si permito que Jesucristo sea el Señor de mi vida y permito que Él planee mi tiempo como mejor le parezca, Él asume la responsabilidad de que pueda suceder, y lo que él permita que suceda, será para bien, Romanos 8:28 dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien…” En la palabra de Dios encontramos historias de personajes bíblicos, como Job, José, Elías, entre muchos más, que decidieron confiar su vida y tiempo a Dios, y que en algún momento los abrazó la calamidad, sin embargo, no quedaron allí, sino que Dios en su infinito amor, los saco de la situación en que se encontraron, y supo recompensarlos en su momento.
¿Qué haría usted, si un buen día en la mañana se dirige al banco con su tarjeta de débito en mano y al meterla en el cajero el mismo le dice que tiene usted a su favor $86, 400 pesos? No hay equivocación son suyos. Al siguiente día acude de nuevo al banco, y la misma suma, y así sucede hasta el final de su vida. Puede disponer de ese dinero como usted desee, solo existe una condición, debe de usar todo el dinero cada día, no puede guardar nada para el siguiente día, lo que no gaste al llegar la hora cero del día desaparecerá automáticamente. ¡Guau suena grandioso, verdad¡ Bueno, vea esto, la vida es como una tarjeta de débito en la que Dios deposita cada día 86,400 segundos, la pregunta es ¿Cómo usarlos? ¿Qué hacer con ellos? Úselos sabiamente, aproveche bien el tiempo (Efesios 5:16) invirtiendo su vida en Cristo. Pues al llegar la noche, cada segundo de su vida que no lo use en buenos propósitos, será como perdida. No puede guardar ni un solo segundo de su vida para usarlo en otro tiempo, lo que ya se fue, no será.
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y u día vaya a Dios.