La historia biblia nos dice que cuando el pueblo de Israel estaba pasando una de sus peores crisis, cuando parecía que todo era dolor y calamidad, cuando la aflicción era el pan de cada día, entonces, en medio de todo ello sobre vino una palabra que traía esperanza y ánimo, pero esa palabra no era para todo el mundo. Esa palabra era para un pueblo que había marcado diferencia, era para un pueblo que se había sometido bajo el principio de la justicia de Dios, y el profeta Isaías suelta una palabra sobre ellos para marcar la diferencia en medio de la crisis y el dolor, y les declara: “Díganle al justo que le irá bien, pues gozará del fruto de sus acciones” (Isaías 3:10) Lo que está palabra nos enseña es que Dios bendecirá al obediente, y lo recompensará por su buena conducta. Es decir que, si caminamos en obediencia a Dios y a Su Palabra, si caminamos rectamente delante de Dios, nos tiene que ir muy bien, vamos a marcar la diferencia en este tiempo, que bien se parece al tiempo cuando vino esa palabra, esa es la promesa de Dios para los justos, sin importa cómo le vaya al mundo, o no importa lo que el mundo está diciendo,
La palabra Justo es: “íntegro, intachable, derecho, recto, fiel, leal, honrado, verdadero”. En otras palabras, el Justo es el que anda íntegramente delante de Dios y de los hombres y hace lo recto, lo vean o no. Al JUSTO le irá bien. Es al justo, no dice al creyente, no dice al que asiste a una Iglesia, no dice al que toca un instrumento, no dice al que habla en lenguas, no dice al religioso, no dice al emocional, no dice al pecador, dice: “Al JUSTO le irá bien”.
Tal vez, mi estimado lector, usted es de aquellos que han tenido problemas en estos días, o de aquellos que se han desanimado y les cuesta trabajo seguir adelante, y que lo que necesitan sobre su vida es una palabra de ánimo, de fe y de esperanza, ¡ánimo! no se afanes, no se rindas, si ha vivido rectamente, si ha vivido obedeciendo a Dios, se ha vivido una vida transparente, le va a ir muy bien, un poquito más y lo que ha de venir vendrá, su bendición está en camino.
Por otro lado, la Biblia declara en Proverbios 13:21: “A los pecadores los persigue el mal,…”. Así que si tal vez hay un pecado en su vida, arrepiéntase, échalo fuera en este día, confiéselo a Dios y no vuelva a practicar. El arrepentimiento no es cuando lloramos, es no volver a hacerlo ¿El mal perseguirá a quién? Al pecador. Por eso es necesario mantenernos en comunión con nuestro Padre en oración, porque todos, de alguna manera, somos tentados, pídele al Espíritu Santo que te ayude a no pecar y para sí hacer lo justo.
Crea, estimado lector, que la voluntad de Dios no es que le persigan los males, nunca será la voluntad de Dios que el mal venga sobre usted, la voluntad de Dios es de bendecir, que el bien de Él vengan sobre usted, eso es lo que Dios determinó.
Lo que pasa es que la humanidad desde que nace toma sus propias decisiones, viven una vida de independencia de Dios, y hacen cosas fuera del destino divino y del propósito eterno de Dios para sus vidas, viven por lo que ellos piensan o sienten, no por lo que Dios determinó para ellos, viven una vida alocada violando los principios de Dios y Su Palabra, y creen que les irá bien
Al principio del diablo les engaña y les muestra una vida llena de color de rosas, pero por detrás está maquinado su destrucción, y muchos creen que con solo decirle a Dios: “perdóname” y no hay un cambio en su vida, ya todo se solucionó.
No es así. Hoy Dios nos está hablando una palabra de instrucción y transformación para que hagamos un alto en el camino, nos arrepintamos y cambiemos el rumbo, y entendamos que es al justo al que le irá bien.
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.