«El Estado mexicano tiene una enorme deuda con nosotras y se requieren acciones inmediatas para no seguir aplazando el derecho que tenemos las mujeres a vivir sin miedo y a disfrutar de una vida digna y sin violencias». Edith Olivares Ferreto, Directora Ejecutiva-Amnistía Internacional, México.Como prácticamente en todos los 8 de marzo de los últimos 7 años, además de las multitudinarias manifestaciones feministas (celebradas con esa fuerza en la mayor parte del mundo), en México, y particularmente en Chihuahua, la discusión -y no solo la de las élites políticas- ha estado centrada en la justeza, o no, de las ‘pintas’ efectuadas en los edificios públicos (a las que se han agregado, en menor cuantía e importancia, algunos daños).
A esa discusión han contribuido decisivamente las críticas -y la correspondiente defensa- a la instalación de vallas metálicas alrededor de los edificios de los gubernamentales, señaladamente, en el caso de la CdMx, del Palacio Nacional y, a partir del año pasado, en Palacio de Gobierno de Chihuahua y ahora, al edificio de rectoría de la UACH y el antiguo Palacio Federal, con protecciones a los otros edificios gubernamentales cercanos a Palacio.Por supuesto que a esa discusión han contribuido simpatizantes, seguidores, funcionarios gubernamentales y dirigentes partidistas de las dos fuerzas principales en la entidad.Pero no sólo, la discusión va más allá; se extiende, sobre todo, a las capas medias y altas de la sociedad chihuahuense.Una cosa es cierta, las agresiones a los edificios públicos le han abonado a las concepciones más conservadoras, cuyos exponentes intentan (y por fortuna, poco logran) usar de pretexto tales daños para desestimar el grueso bagaje del reclamo feminista, que hoy se incrementa gracias a que, en lugar de la disminución de las agresiones a las mujeres, nos enfrentamos a una nueva oleada de violencia contra las mujeres, cada vez más intensa, en concordancia con el incremento de la violencia en el país, aunque el líder de la 4T, entonces presidente, adujera, ante el incremento de los homicidios, que la violencia «había disminuido».
Esa discusión que, por supuesto, tiene razón de plantearse, pues la instalación de vallas impide la plena realización de las manifestaciones a que tenemos derecho -y en este caso, con más sobrada razón- pero que, ante la decisión de grupos de manifestantes, denominadas ‘Las de negro’, de pintar, arrojar objetos, romper cristales, etc. (y que ha motivado que entre las manifestantes se prevenga a mantenerse lejos de ellas) ha llevado a las autoridades -ahora sí, de todos los colores partidarios- a instalarlas, y que ha acaparado la atención pública en esta fecha.¡Y qué bueno que las hayan colocado, para poner en el centro del debate las condiciones infrahumanas en las que viven la mayoría de las mujeres!Y quitarles el pretexto, a quienes aducen que ahora las mujeres son las ‘que mandan’, que ‘también hay muchos hombres agredidos’, que ‘ya no se les puede decir ni mi alma’, ‘que abusan’ y que, ante la multitud de féminas en las calles los 8 de marzo, de las cuales, -no son pocas- algunas optan por inscribir en los muros gubernamentales o en las vallas metálicas, los nombres de los agresores o de los acosadores sexuales y/o laborales, que no son poquitos, como aducen los críticos de las manifestaciones femeninas.¿O se les hacen poquitas las 70 llamadas diarias al 911 para denunciar violencia doméstica?
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el estado de Chihuahua lidera con mil 299 por cada 100 mil mujeres, en llamadas al 911 por el delito de violencia familiar. Fueron 25 mil 998 en 2024.¿O las 839 mujeres asesinadas en 2024, sólo por ser mujeres?Claramente son muchas más las mujeres asesinadas en ese lapso, pero las autoridades determinaron que en ese número es en el que existen todas las evidencias para clasificarlo de ese modo.
¿Son poquitas casi 3 mujeres asesinadas diariamente? ¿Cuál es la cifra correcta?¡Ah, pero que no pintarrajeen! ¡¿Po’s que no ven cuánto nos cuesta tener limpios los edificios, y cuánto nos costó construirlos?!En esa discusión sobre las “pintas” ‘florecen’ las incongruencias de las élites políticas.Las más marcadas -por una razón, porque es la fuerza mayoritaria en el país y ha tenido en los últimos procesos electorales locales casi la mitad del electorado en Chihuahua- son las de algunos integrantes y seguidores de Morena.Una de ellas, citada aquí porque representa las que diversos integrantes del morenismo en el estado difundieron en redes sociales, es la de Alfredo Bermeo, uno de los fundadores en Chihuahua: «Tenemos de gobernadora una tipa medieval: que prohíbe los caminos, que prohíbe pensar, que calla las mujeres, que quema por ignorancia a las libertarias y se rodea de una barda de metal y autoritarismo. NO MARU CAMPOS, NO PUEDES PROHIBIR LA LUCHA DE LAS MUJERES Y EL PUEBLO. HOY O EL ’27 EL PUEBLO TE DESTERRAREMOS».
¿Semejantes epítetos se le podrían achacar, también, a la presidenta Claudia Sheinbaum quien, incluso, argumentó a favor de las vallas alrededor de Palacio Nacional en la mañanera?Bermeo no fue el único, también el ex dirigente estatal morenista, integrante del gobierno de Javier Corral, Víctor Quintana, difundió cosa semejante.Despotrican contra el gobierno panista de Chihuahua pero callan ante las colocadas en Palacio Nacional, y todos callan, morenistas y panistas, o hablan muy quedito, ante las exigencias de las madres buscadoras, de ser escuchadas por los gobernantes, o tomadas en cuenta en las indagatorias y las búsquedas de sus familiares.Hay un hecho incontrovertible: Existe una muy extendida inconformidad femenina, que se manifiesta explosivamente por una razón, porque existen causas verdaderas, porque existe una gran discriminación, porque hay un clima de violencia hacia ellas, ‘normalizada’ a tal grado que se vuelve invisible para muchos hombres.¿Cómo puede explicarse que en estos tiempos «modernos» 70 de cada 100 mujeres, mayores de 15 años, hayan sufrido un tipo de violencia. Que la mitad de ellas -35 de cada 100- hayan sufrido violencia sicológica (generalmente de los maridos o parejas), que otras 35 de cada 100, violencia sexual; que una cuarta parte de todas las mujeres hayan sufrido violencia física y que un poco más de 27 de cada 100 hayan sido víctimas de violencia económica o patrimonial? (Datos del INEGI de 2021).
Miren, la violencia normalizada en el estado Grande, la que no existe para muchos:De septiembre del 2021 a febrero de 2025 (que corresponde a la administración de Maru Campos), se ha presentado 1 denuncia, diariamente, por violación; 3 casos diarios de violencia familiar y una denuncia por abuso sexual cada dos días. (Nota de Federico Martínez, El Sol de México, 7/3/25).Por todas partes aparece la terca realidad:«… de más de 2 mil 268 denuncias por agresión sexual de menores, solo 2 mil 100 avanzaron para la integración de una carpeta de investigación, de las cuales mil 739 se judicializaron, recibieron sentencias condenatorias 19, mientras que 124 recibieron otra resolución». (Del muro de Facebook de Sandra Dueñes).«En México, la violencia contra las mujeres ha alcanzado niveles alarmantes. En los últimos 20 años, los homicidios de mujeres han aumentado un 127%, y los feminicidios han crecido un 34%, alcanzando una tasa de 1.38 por cada 100 mil mujeres». (Informe de Data Cívica, noviembre de 2024).Por otra parte, en el tema de la violencia vicaria, muy poco visibilizada, el Movimiento Estatal de Mujeres Feministas sostuvo que “… continúa siendo un tema que no entienden, no les queda claro que esta violencia es la culminación de la violencia vivida y que ante la decisión de divorciarse les queda (a los maridos) el recurso de quitarles a los hijos (a las mamás) para continuar violentando… el Congreso tiene cinco proyectos de la iniciativa y solo una está planteada con el argumento que dicha violencia es ejercida por los hombres en contra de las mujeres”. (Comunicado MEMF, 7/3/25).¿Y todavía se quejan de las manifestaciones, de las pintas, de los daños a algunos edificios?Pues claro que hay razones, más que justificadas, para las protestas, porque a pesar de todo ello, no cambian las condiciones de la sociedad, ni las de las dependencias encargadas de mejorarlas, ni tampoco para que las denuncias femeninas encuentren rápidas y eficientes respuestas gubernamentales pues, como lo asienta, acertadamente, Amnistía Internacional, “… el Estado (mexicano) no investiga debidamente los feminicidios, no sanciona a los responsables y no atiende los factores de riesgo que llevan a que sean cometidos… “. (AI, 8/3/25).
Columna de Plata de la Asociación de Periodistas de Cd. Juárez (APCJ): 2008, 2015, 2017, 2022 y [email protected]: /LJValeroF; Facebook: https://www.facebook.com/ljvalerohttps://www.facebook.com/AsertoMultimedia/Blog: luisjaviervalero.blogspot.com