Registró Conagua la menor superficie irrigada y el menor volumen de agua usado en más de una década
Sandra Rodríguez
El Diario de Juárez
Ciudad Juárez.- En el costado sur de la carretera Juárez-porvenir, en el ejido San Agustín, donde había una parcela que verdeaba con alfalfa en el verano, ahora hay sólo hierba silvestre crecida y seca. Otras matas más pequeñas empiezan a brotar entre los surcos también abandonados en un plantío cercano, hacia el lado del río Bravo.
“Dejó la cosecha (…) lo corrieron”, dijo una persona consultada en el ejido y que, por motivos de seguridad, no se identifica. Significa que “ya no podía venir” por la violencia, agregó.
Por problemas como la inseguridad, la escasez de agua y la falta de control de la misma, entre otros, el abandono de tierras de cultivo ha aumentado en el Valle de Juárez, donde la Comisión Nacional del Agua (Conagua) contabilizó en el ciclo 2020-2021 la menor superficie irrigada en más de una década.
En cifras de Conagua, se trata de una reducción de 35.5 por ciento de las 11 mil 778 hectáreas registradas como sembradas en el Distrito de Riego (DR) 009 en el ciclo 2009-2010, a 7 mil 595 hectáreas en el 2020-2021, o cuatro mil 183 menos.
La disminución de agua usada fue todavía más aguda, de un 46 por ciento, al bajar de 148.9 millones de metros cúbicos (Mm3) en 20092010 a 80.9 Mm3 el año pasado. La “Estadística histórica hidroagrícola” de la dependencia federal en el DR 009 –territorio que inicia en Juárez y se extiende por el Valle hasta Praxedis G. Guerrero–, agrega que, además, la peor caída se registró entre los ciclos 2019-2020 y 2020-2021, ya que todavía en el primero se contabilizaron 10 mil 006 hectáreas sembradas.
Sobre el uso de agua, la información muestra que 2021 fue además el primer año que, en el período analizado, cerró con menos de 100 Mm3. Entre otros datos oficiales que componen este volumen, a su vez, aparecen también reducciones tanto en el líquido reportado como extraído del acuífero subterráneo así como del entregado por Estados Unidos, éste último que en 2021 fue de 14.9 Mm3, o sólo un 20 por ciento de lo marcado en el Tratado de 1906. “Ha sido por la falta de agua, ha sido por la violencia, ha sido por incosteable”, dijo Fidel Urrutia, delegado en la Zona Norte de la Secretaría de Desarrollo Rural estatal y quien, como otras fuentes, confirmó el abandono por motivos de inseguridad de un rancho agropecuario en San Agustín.
El jefe del DR 009 por parte de Conagua, Martín Murillo, atribuyó la caída en las cifras a la poca disponibilidad y calidad del recurso hídrico, que para el Valle, explicó, procede de tres fuentes: el residual generado en Ciudad Juárez; el acuífero subterráneo –cuyos costos de extracción han “pegado muy duro” a los agricultores–, y el caudal del río Bravo entregado por Estados Unidos.
“Son 231 usuarios menos que sembraron (entre 2019 y 2021); hay diferentes factores que influyen, desde la disponibilidad de las aguas residuales, desde los pozos, por la electrificación, el costo de la energía eléctrica y la disponibilidad que tenemos (…) de Estados Unidos acerca del agua del Tratado. Todo influye, y algunos productores desisten de sembrar, por eso hay esta diferencia”, dijo Murillo en entrevista sobre la reducción que muestra la estadística.
“El agua del Tratado son 74 Mm3, pero está en función del cambio climático; en los últimos años se ha entregado de manera parcial; de los 74 Mm3, este ciclo se entregaron 15 millones, es muy poca agua, eso afecta la superficie de siembra aquí, con esa agua podemos dar un riego en promedio a unas seis mil hectáreas (…) con un riego no sale el cultivo, necesita de tres a cuatro, entonces algunos usuarios también la piensan para sembrar, desisten, por la disponibilidad”, agregó.
Entregada a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, la estadística indica que para el ciclo que abarca este 2022 había hasta junio pasado cinco mil 733 hectáreas cultivadas; superficie que, estimó Murillo, puede cerrar en las mismas cifras del 2020-2021.
En cantidad de usuarios, muestra la información, entre 2009 y hasta el cierre del año pasado la cifra disminuyó de mil 146 a sólo 737, o un 35 por ciento menos.
“Se batalla por el agua, se batalla cuando pones un pozo a trabajar, las altas tarifas eléctricas, y quieres comercializar y todo mundo trata de fregar, muchas cosas a crédito”, dijo Urrutia.
“(Los ejidatarios) trabajaron mucho y agarran un dinero (al vender), pero a los hijos no les gusta esto. Ahorita ya se batalla para conseguir vaquero, regadores, todo eso”, agregó.
Datos proporcionados por Armando Ortiz, titular en esta frontera de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), por separado, indican que entre los principales cultivos del Valle están el algodón, sobre todo en los municipios de Praxedis G. Guerrero y Guadalupe, seguido del trigo y la alfalfa.
Ortiz agregó haber registrado disminuciones en la tierra productiva “pero no considerables” y que su conteo –que abarca mayor territorio que el DR 009 e incluye Samalayuca–, se mantiene en alrededor de 10 mil hectáreas.
El investigador de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), Gustavo Córdova, registró por separado en el Valle más de 400 hectáreas sembradas este 2022 con nogales, cuyo cultivo demanda altas cantidades de agua.
Valle bajo, el más afectado
La Conagua divide el mapa del DR 009 en tres grandes bloques, de los que uno empieza en el nororiente de la mancha urbana de Juárez, entre el bulevar Juan Pablo II y los alrededores del Dren 2-A, con 692 hectáreas sembradas en 2020-2021 en la “Primera Unidad”, más otras 107 el Módulo 7, en Zaragoza, y lo que hasta el 2019-2020 fueron 20 hectáreas en el Módulo 6, en Salvárcar, ya desaparecidas de la estadística.
Un segundo bloque es el denominado “Zona Operada”, en los ejidos de San Isidro, San Agustín, Jesús Carranza, Tres Jacales y Juárez y Reforma, con dos mil 282 hectáreas irrigadas a lo largo de la carretera Juárez-porvenir; y el último es el Módulo 3, el más grande y ubicado en los municipios de Guadalupe y Praxedis G. Guerrero, con cuatro mil 514 hectáreas en 2020-2021.
Entrevistas recabadas a lo largo de esta demarcación indicaron que, si bien en todo el distrito se observa en diferentes niveles la sequía, la agricultura se enfrenta con otros elementos en cada fragmento, como la urbanización y la imparable construcción de vivienda y fábricas comiéndose los cultivos en la Primera Unidad, y dificultades con la comercialización y los precios en la “Zona Operada”, además de la violencia.
En los municipios de Guadalupe y Praxedis G. Guerrero, mientras, el agua llega con las mayores mermas después de haber recorrido entre 50 y 60 kilómetros a través de canales que, como indican datos recabados por este medio, están escasamente vigilados por autoridades en territorios fronterizos con Estados Unidos que son altamente inseguros.
Y es justo en el Módulo Tres, muestra la estadística de Conagua, donde se han registrado las peores pérdidas: de siete mil 193 hectáreas sembradas en el ciclo 2009-2010 a sólo las cuatro mil 514 en el que concluyó en 2021, o un 37 por ciento menos –también agudizado en los últimos tres años– y hasta un 55 por ciento menos agua.
En esta parte baja del Valle, las parcelas abandonadas se distinguen también por la hierba silvestre crecida entre lo que hace años fueron surcos de algodón o alfalfa, visibles por ejemplo en la zona de Ahogaderos, en la parte norte de Guadalupe, donde el verdor de las miles de hectáreas cultivadas domina todavía el paisaje en esta temporada del año.
La maleza que ha empezado a invadir algunas partes aledañas a los canales, sin embargo, es otro síntoma que el Gobierno municipal atribuye al abandono de parte de las actividades agrícolas.
“Ha sido básicamente la falta de agua. Se ha visto muy notorio en esta temporada, ahora que los productores levantaron recientemente y están levantando las cosechas, el dato que tengo es que anteriormente entregaban seis mil hectáreas de cultivo que eran cosechadas, y ahorita creo que la merma anda entre mil 500, de mil a mil 500”, dijo Fausto González, alcalde de Guadalupe.
“Es que aquí nos ha pegado en todos los sentidos, ambas (fuentes), tanto la del Tratado y hemos vivido a nivel municipio la cuestión de los pozos. Hay algunos pozos que, a nosotros nos pasó, no específicamente con lo del cultivo pero sí con el suministro a una de las comunidades, que recientemente dejó de funcionar, entonces lo mismo ha pasado con los pozos”, agregó.
Tierra contra pavimento
Al nororiente de Ciudad Juárez, entre el bordo del río Bravo y unos metros al sur del Dren 2-A, el agua de la Acequia Madre y sus ramales riega las labores que subsisten en la Primera Unidad del DR 009, en pleno contraste con el pavimento de los fraccionamientos.
“La unidad de riego empezaba en la calle Lerdo, pero se llamaba Partido Lerdo, en 1906 (seguía el) Partido Mejía, Partido Romero, Partido Díaz, Partido Iglesias, San Lorenzo, Senecú, Salvárcar y Zaragoza. Todo era agricultura”, dijo uno de los pocos cultivadores que quedan en la ciudad.
En esta zona, la pérdida de parcelas ante la urbanización ha sido constante –sobre todo a partir de la industrialización– pero, en la última década, se ha agudizado sobre todo en los últimos ciclos: de 802 hectáreas entre 2018 y 2019, a 696 entre 2019-2020 y a las 692 del año anterior.
La disponibilidad de agua ha sido hasta 33 por ciento menos: de 12.4 Mm3 a 8.3 Mm3.
“La Primera Unidad se componía de 7 mil 400 hectáreas, desde Juárez, el Partido Lerdo”, agrega el agricultor, en alusión al paisaje cultivado que dominaba esta frontera antes de la llegada de las maquiladoras de exportación.
Renuente a dar entrevistas, el productor accedió con la condición de no ser citado por nombre e insistió en que en la ciudad se ha cometido un error al acabar con las pocas áreas de cultivo y que la temperatura ha aumentado por causa del exceso de pavimento, que también ahuyenta la lluvia sobre la mancha urbana.
Señalando unos árboles ubicados a un costado de la Acequia Madre, al este de la avenida Francisco Villarreal, agregó que el cauce podría tener el doble de vegetación que tiene el parque El Chamizal y que, de unos 70 ramales, quedan sólo seis.
“Estamos acabando el sistema por un centavo, en eso hemos convertido a Juárez: casas y casas y casas, ¿qué se le va a ofrecer a esa gente mañana? ¡No tenemos agua! Ahí está el agua del Tratado, son dos metros, de cinco que tenían que venir, y de 74 (Mm3) nos van a entregar 15, y siguen a construye y construye, no les interesa que el agua se va a acabar”, advirtió.