Al igual que Christiane Amanpour, creo que el buen periodismo y la buena televisión pueden hacer de nuestro mundo un lugar mejor.
El problema es que cada vez hay menos buenos contenidos periodísticos y televisivos. Es decir, cada vez hay más contenidos que carecen de la calidad necesaria para contribuir a construir un mundo mejor para las generaciones presentes y futuras. Y sí, por supuesto que existen honrosas excepciones, pero no son suficientes para combatir el exceso de contenidos que van en contra de la función social que deben cumplir.
Sí, claro que la televisión ha cambiado y evolucionado mucho a lo largo de su historia; sin embargo, con el paso del tiempo, la creación y difusión de contenidos televisivos de calidad es cada vez más pobre. Es decir, mientras que la calidad técnica y tecnológica ha mejorado significativamente, la calidad de los contenidos audiovisuales ha disminuido sustancialmente (cada vez están menos centrados en el “deber ser” de la televisión como medio de comunicación social).
Es por eso que, a propósito del Día Mundial de la Televisión, resulta oportuno y obligatorio reflexionar en torno a la función social de la televisión; sobre todo porque, aun cuando no lo parece, la televisión sigue siendo la mayor fuente de consumo de vídeo (en México, según datos del IFT, la televisión es el medio del que más usuarios dependen para ver contenidos). La ONU precisa que, aunque los tamaños de pantalla han cambiado y las personas crean, publican, transmiten y consumen contenido en diferentes plataformas, el número de hogares con televisores en todo el mundo continúa aumentando.
El caso es que, en el marco del Día Mundial de la Televisión 2022, la ONU reitera -como debe de ser- el reconocimiento a la televisión como una herramienta importante de orientación, canalización y movilización de la opinión pública; y a la vez aprovecha para enfatizar que, precisamente por eso, el impacto de la televisión en los asuntos políticos no puede negarse. Y he ahí el meollo del asunto en cuanto a la importancia y necesidad de que la televisión atienda su función social.
Entonces, por lo que la televisión representa y por el papel que desempeña en la sociedad, la ONU invita nuevamente a sus Estados miembros a observar ese Día promoviendo el intercambio de contenidos y programas centrados en la paz, la seguridad, el desarrollo económico y social, la educación y la cultura; esto, en el entendido de que la interacción entre las formas emergentes y tradicionales de transmisión crea una gran oportunidad para crear conciencia sobre los problemas importantes que enfrentan nuestras comunidades y nuestro planeta (ahí radican, en gran medida, las posibilidades de construir un mundo mejor para las generaciones presentes y futuras).
En esta ocasión, concluyo parafraseando lo dicho por el chef, escritor y presentador de televisión estadounidense, Alton Brown: Me gusta la televisión. Sigo creyendo que la televisión es la forma de comunicación más poderosa en la Tierra, pero repudio lo que se está haciendo con ella.
Aída María Holguín Baeza
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