El Centro de Confinamiento del Terrorismo, situado a una hora de San Salvador, capital de El Salvador, se inauguró en 2023. Es la emblemática “megaprisión” del gobierno del presidente Nayib Bukele
Th New York Times
Cuando el senador Chris Van Hollen, demócrata por Maryland, intentó visitar el jueves a Kilmar Armando Abrego Garcia en una tristemente célebre prisión de El Salvador, unos soldados le impidieron el paso. En su lugar, las autoridades llevaron a Abrego Garcia al hotel del senador en San Salvador.
Allí, Van Hollen y Abrego Garcia, quien había sido deportado por error de Maryland y se encuentra en el centro de una polémica batalla legal entre el gobierno de Trump y los tribunales estadounidenses, se sentaron a la mesa de un restaurante para conversar.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, experto en relaciones públicas, publicó inmediatamente fotos de la reunión en X y escribió que Abrego Garcia estaba “¡ahora sorbiendo margaritas en el paraíso tropical de El Salvador!”. Van Hollen ha dicho que no tomaron cócteles.
Esto es lo que sabemos sobre la prisión en la que Abrego Garcia estuvo recluido desde marzo, el Centro de Confinamiento del Terrorismo, antes de que fuera trasladado a otro centro de detención en Santa Ana, El Salvador, según declaró Van Hollen en una conferencia de prensa el viernes.
El Centro de Confinamiento del Terrorismo, o CECOT, situado a una hora de San Salvador, la capital, se inauguró en 2023. En un principio iba a ser un centro de rehabilitación de baja seguridad (construido en parte con fondos estadounidenses), pero se transformó en la característica “megaprisión” de Bukele, emblema de su ofensiva contra las bandas.
Se trata de un enorme complejo con ocho enormes bloques de celdas, cada uno con capacidad para unos 3000 presos. En su interior, la prisión parece ordenada y limpia hasta el punto de la esterilidad, y cuenta con sofisticados equipos de vigilancia y de otro tipo, según los videos y los relatos de quienes han estado dentro.
La prisión se ha hecho muy conocida por los videos y fotos muy estilizados del interior publicados por el gobierno en las redes sociales. Estos muestran a miles de presos tatuados obligados a la sumisión. Actualmente también alberga a casi 300 deportados venezolanos y salvadoreños acusados por el gobierno estadounidense de tener vínculos con las bandas criminales Tren de Aragua y MS-13 y enviados a El Salvador en el último mes.
Como parte de sus medidas duras contra las bandas, Bukele declaró en 2022 el régimen de excepción, el cual suspendió los derechos normales al debido proceso y ordenó detenciones masivas. Desde entonces, han sido detenidas unas 85.000 personas, según afirman grupos de derechos humanos. Las demás cárceles y prisiones del país están repletas de personas que, en algunos casos, están recluidas sin juicio, según los grupos.
El CECOT alberga a presos condenados, según funcionarios salvadoreños y los grupos de derechos. La cadena perpetua y la pena capital están prohibidas en El Salvador, pero algunos reclusos del CECOT han sido condenados a penas que ascienden a cientos de años, por lo que nunca saldrán vivos.
¿Cuáles son las condiciones de la prisión?
Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, visitó el CECOT el mes pasado, y declaró a The Wall Street Journal que los detenidos “tienen colchones; tienen comidas completas”. También dijo: “Tienen tiempo para hacer ejercicio y se les hacen revisiones médicas con regularidad”.
Este puede ser el caso de los detenidos enviados desde Estados Unidos, pero no el de los demás reclusos del CECOT, según las entrevistas con expertos en derechos humanos y varios periodistas que han estado dentro del complejo.
Esos hombres están recluidos más de 23 horas al día en celdas con solo literas metálicas, donde pueden ser vistos desde arriba por guardias que patrullan en pasarelas. No tienen colchones ni sábanas. Se les prohíbe utilizar utensilios, por lo que comen míseras comidas —tortillas, arroz, frijoles, pasta instantánea— con las manos.