Jirones de nuestra historia
Tres años antes…1942
Durante la Segunda Guerra Mundial, México y Brasil habían estado vendiendo grandes cantidades de petróleo a los países aliados (Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética), necesario para ser utilizado en la fabricación de los combustibles para todos sus vehículos aéreos, marítimos y terrestres, hasta que en 1942 el Führer Adolfo Hitler envió a su flota de submarinos U-Boat a operar sigilosamente en las aguas del Golfo de México y el Mar Caribe; estos submarinos se encargaron de hundir 6 buques petroleros mexicanos; los cobardes ataques también provocaron la pérdida de marineros mexicanos.
Después hundieron un buque petrolero brasileño; pero antes, desde 1939, el acorazado alemán Graf Spee, merodeando las costas de Argentina, Uruguay y Brasil había estado atacando barcos que llevaban diferentes suministros hacia los países aliados; hasta que dicho acorazado alemán fue hundido por la Armada Británica que vigilaba las Islas Malvinas; el acorazado terminó por hundirse frente a las costas de Montevideo, Uruguay, país que se negó a recibir a la tripulación y al capitán, pero Argentina sí los recibió, situación que no agradó a ningún país del Continente, principalmente a Estados Unidos y México, esto se convirtió en el primer error político y diplomático de Argentina.
En 1942, por los ataques a sus barcos petroleros, los Presidentes de México, General Manuel Ávila Camacho y de Brasil, Getulio Vargas declaran la guerra a las Potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) e ingresan a la Segunda Guerra Mundial; México envió a la Fuerza Aérea Expedicionaria de México, formada por el Escuadrón Aéreo 201, con un estado de fuerza de 35 aviones de caza y 300 elementos entre pilotos, artilleros y mecánicos (cinco pilotos y cinco aviones se perdieron en combate). El Escuadrón 201 cumplió su misión, liberando a las Islas Filipinas de la ocupación japonesa, eliminando a más de 40 mil soldados japoneses.
Brasil por su parte envió a la Fuerza Expedicionaria Brasileña con 25 mil soldados, pelearon junto a la 5ª División del ejército estadounidense en Italia, contra el dictador Benito Mussolini; los brasileños perdieron 460 hombres en combate.
La Conferencia de Chapultepec
A principios de 1945, el Gobierno Mexicano convoca a los países de América a la “Conferencia Interamericana sobre los Problemas de la Guerra y la Paz”, más conocida como “La Conferencia de Chapultepec”, para realizarse del 21 de febrero al 8 de marzo de 1945, precisamente en el Castillo de Chapultepec; la Segunda Guerra Mundial aún no terminaba (finalizó en septiembre de 1945), pero ya las economías de los países del continente estaban resintiendo los estragos de la guerra y comenzaban una serie de problemas como desabastos, carestías, desempleos y se avizoraban severas repercusiones sociales.
El Presidente de México, General Manuel Ávila Camacho tomó la iniciativa y convocó a dicha reunión, con el fin de tratar los temas acerca de la problemática que se estaba presentando y la que podía presentarse si no se actuaba, también buscaba la unidad y cooperación de todos los países ante la situación tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz y afianzar la solidez económica de los países a través de nuevos esquemas internacionales. Todos los países del continente excepto Argentina, se habían solidarizado con México ante los furiosos ataques de Hitler y con Estados Unidos como parte de los países aliados.
Todos estos países habían roto sus relaciones diplomáticas con Alemania, Italia y Japón y les habían declarado la guerra, ellos no enviaron tropas a pelear, su labor consistió en expulsar de sus territorios a todos los ciudadanos de estos tres países, congelar todas sus cuentas bancarias y propiedades, así como ayudar en la red de suministros a los países aliados. Argentina había estado recibiendo barcos y submarinos alemanes con cientos de familiares de altos oficiales alemanes y gente del primer círculo de Hitler, quienes, previendo la caída de Alemania, encontraron asilo en Argentina (segundo error político y diplomático).
Además, Argentina fue el único país del continente que no rompió relaciones diplomáticas ni declaró la guerra a los Países del Eje (tercer error político y diplomático), razón por la cual no fue invitado a la Conferencia de Chapultepec. El Presidente de Argentina, Edelmiro Julián Farrell, envió una carta a los Presidentes Ávila Camacho de México y Franklin Roosevelt de Estados Unidos, solicitando ser invitado a la Conferencia de Chapultepec; la respuesta fue que rompiera relaciones y declaratoria de guerra a los Países del Eje, a lo cual Argentina ratificó su negativa (cuarto error político y diplomático) y quedó relegada.
Los temas clave de la Conferencia
El Presidente Manuel Ávila Camacho tenía la visión de que primero se debía lograr la integración del Continente Americano, para desde ahí enfrentar al mundo, tomando como base al individuo y a la cooperación no solo económica, sino en todos los órdenes; a la Conferencia de Chapultepec arribaron 330 delegados de 20 países; inició el 21 de febrero de 1945, para terminar quince días después, el 8 de marzo de ese año, bajo la siguiente agenda: I.- Política Social; II.- Cooperación Económica; III.- Cooperación y Unidad Contra Agresiones Externas; IV.- Sanciones Contra Agresores Externos; V.- Paz, Justicia y Seguridad en el Continente; VI.- Derechos Humanos Continentales.
Estos eran los puntos originalmente planteados por México, pero el jefe de la delegación estadounidense, Nelson Rockefeller también traía su propia agenda y casi todos los países de Centro y Sudamérica, también manejaban su
propia agenda, así es que se les dio cabida y se discutieron todas las propuestas, no se dejó un solo tema sin discutir, a todos los países les quedaba muy claro que debía existir cooperación en todos los sentidos y que también cada país debía de buscar y aprovechar sus oportunidades de crecimiento a nivel internacional.
Por parte de Estados Unidos, Nelson Rockefeller proponía e impulsaba la instauración del “New Deal” en todos los países del continente; el New Deal eran un grupo de políticas públicas que aplicó el Presidente Franklin Roosevelt, que le permitieron a Estados Unidos salir de la profunda crisis ocasionada por la Gran Depresión de 1929; el New Deal consistía en la intervención del gobierno en la regulación de todas las actividades, y la imposición de un salario mínimo.
La respuesta del Continente fue en el sentido de que, si era cierto que se comenzaban a sentir los efectos de la guerra en las economías, pero de que ningún país estaba en crisis, y menos en depresión; señalando también acerca de los riesgos de una intervención del gobierno a todas las actividades sin haber de por medio una crisis que lo justificara, esto podría ocasionar una “huelga de capitales” y un cese en las inversiones.
Otra de las propuestas de Estados Unidos era la reducción de las barreras aduaneras y el cobro de aranceles a los productos, bienes y servicios; la respuesta a esto fue la solicitud de varios países para la creación de un Banco Interamericano, como una fuente de financiamiento, la respuesta fue que no era necesario, puesto que ya existía el Banco Mundial, en fin, comenzaba un estira y afloja entre países, como suele suceder en estas reuniones.
Aunque pareciera una paradoja, los países de América Latina buscaban lograr una mayor autonomía económica, es decir, ampliar sus horizontes comerciales hacia otros países, también al mismo tiempo buscaban reforzar la cooperación política y militar entre los países del continente, es decir regionalizar la cooperación; por un lado, deseaban abrirse económica y comercialmente al mundo y por otro se enconchaban en su propia protección.
Esta postura tenía su lógica, se estaba gestando la creación de la ONU y todos sabían que uno de los órganos de poder sería el Consejo de Seguridad, que estaría manejado por las grandes potencias, con esporádicos invitados y los países latinoamericanos se sentían desprotegidos y vulnerables, sobre todo, porque la guerra no había concluido, aunque se veía venir la estrepitosa caída de las Potencias del Eje (posteriormente, Brasil exigiría un lugar como miembro permanente del Consejo de Seguridad, argumentando haber participado en la guerra; por su parte, México no exigió nada y obtuvo muchos y mayores dividendos).
En esta reunión cumbre, la estrategia de México fue la de proponer, resolver y no andar pidiendo, ni mucho menos exigir nada; el Presidente Ávila Camacho traía muy bien el pulso de cada país, además él sabía bien que le agradaba y que le inspiraba respeto al Presidente Franklin Roosevelt de Estados Unidos; así es que, cuando un bloque de países propuso que Estados Unidos creara un plan para ayudar a América Latina en la posguerra, la postura de México fue la de no unirse a la petición, sabiendo que de lograrse, iba en el mismo barco y algo de ayuda le tocaría.
El Delegado en Jefe de Estados Unidos, Nelson Rockefeller, a quien ya le habían tumbado dos propuestas, fue paciente y respondió que una decisión así la tendría que tomar el Presidente Roosevelt y prometió consultarlo y ofrecer una respuesta. En realidad, Estados Unidos no tenía mucho con qué presionar a los países latinoamericanos, pues ya todos habían hecho hasta lo último por apoyar a Estados Unidos con suministros para la guerra; entonces Rockefeller pidió al Continente hacer un último esfuerzo y apoyar a los aliados para acabar con Hitler y sus socios.
Esta respuesta de Rockefeller muchos la interpretaron como un “hagan un último esfuerzo y ya veremos con el plan de ayuda”; aunque la respuesta del Presidente Roosevelt fue que sí era posible elaborar un plan de ayuda, en muchos países quedó la duda, coyuntura que aprovechó México para intervenir y tomar posición de liderazgo.
México se abre paso y toma el estandarte de Latinoamérica
Se acercaba el Foro de San Francisco (en el cual se crearía la ONU), y Estados Unidos no estaba logrando aglutinar al Continente Americano en torno suyo; Nelson Rockefeller y la delegación estadounidense tampoco corrían con mucha suerte en la Conferencia de Chapultepec; el Presidente Manuel Ávila Camacho, de manera hábil e inteligente se torna indispensable para Estados Unidos y provoca que el Presidente Roosevelt le haga una llamada, hablándole de la importancia de aglutinarse como continente para dar el último golpe a Hitler, Mussolini e Hirohito y llegar fortalecidos al Foro de San Francisco.
El Embajador de Estados Unidos en México, George S. Messersmith le pregunta al Presidente Ávila Camacho qué desea México a cambio de unificar a América Latina para apoyar el fin de la guerra y fortalecer al continente en el Foro de San Francisco; la respuesta de Ávila Camacho fue muy digna, correcta y diplomática, pero tan certera como una flecha; le dijo que México presenta propuestas y soluciones, pero que cuando México requiere de un servicio, habla directamente con quien se lo puede hacer y le aseguró que iba a trabajar en ese sentido, porque era lo más conveniente para todos.
Ávila Camacho actuó rápido y muy bien, antes de finalizar la Conferencia de Chapultepec ya había convencido a todos los presidentes de esos países, de la necesidad de formar un bloque continental que continuara apoyando a los aliados con suministros para terminar la guerra y presentarse unidos y fuertes al Foro de San Francisco; por su parte, el Presidente Roosevelt ofreció un plan de posguerra para apoyar a Latinoamérica… pero,,,
El 12 de abril de 1945, un mes después de finalizada la Conferencia de Chapultepec, de forma inesperada fallece el Presidente de Estados Unidos Franklin Roosevelt, el nuevo Presidente, Harry Truman, quien anuncia el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa después de la guerra, borrando por completo el plan de ayuda que Rosevelt tenía para América Latina; eso causó enorme decepción en el continente, muchos países decidieron salirse del Bloque Intercontinental, pero Ávila Camacho de nuevo tomó el liderazgo y reunificó el bloque, utilizando su frase más famosa, misma que le lanzó a Estados Unidos, al decir que los acuerdos se respetan, porque “Es palabra empeñada, se tiene que cumplir”.
México se había colocado como líder indiscutible de América Latina.
El caso de Argentina
El asunto de Argentina se incluyó como último punto del orden de procedencia; este asunto estaba muy caliente debido a la postura aparentemente “neutral” que había adoptado ese país; por una parte, se declaraba neutral, pero por otra había acogido a la tripulación del Graf Spee, había estado recibiendo familiares de oficiales y altos jefes nazis, se había negado a romper relaciones con el Eje y encima se quejaba por no haber sido invitada. Los países del Continente se sintieron traicionados por Argentina; en la Conferencia de Chapultepec se acordó imponer bloqueos, sanciones, castigos, vetos y prohibiciones por parte de todos los países; Argentina se quedó sola y aislada.
En 1946 el nuevo Presidente de Argentina, Juan Domingo Perón comienza a sentir la presión, porque con la República Argentina nadie quería tener tratos y estaba colapsando; Perón acude a México, pero Ávila Camacho no desea tratar con él; acude con el nuevo Presidente de Estados Unidos, Harry Truman, quien le dice que debe romper relaciones con Alemania, Italia y Japón, además de firmar el acta de Chapultepec él y el Congreso Argentino, pero solo si México accedía a firmarla primero. Argentina rompió relaciones con Alemania y Japón y pidió no hacerlo con Italia debido a los sólidos y muy fuertes lazos con ese país, asunto que le fue concedido. Argentina se reintegró al Bloque Interamericano, pero sus relaciones con México nunca volvieron a ser iguales, fueron estables y respetuosas, pero nada más.
Después de la conferencia de Chapultepec
+ De los acuerdos redactados en las Actas de la Conferencia de Chapultepec, varios de esos puntos se extrajeron en el Foro de San Francisco y sirvieron como base para la creación de la Organización de las Naciones Unidas, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
+ México ocupó el papel de liderazgo en América Latina hasta el 2018, año en que México entró en una etapa oscura de regresión, representada por un presidente gris e inepto que se vió reflejada en la política exterior mexicana, antes orgullo y emblema de México en el mundo; hoy con relaciones suspendidas con Argentina, Perú y Ecuador y con roces permanentes con Estados Unidos, España y Austria.
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Referencias Bibliográficas:
+ cnnespanol.cnn.com
+ anu.ar.org
+ cndh.org.mx
+ scielo.org.mx
+ wilsoncenter.org
+ es.wikipedia.org