El expresidente anterior enfrío a Ricardo Monreal, entonces líder del senado, durante al menos la mitad de su mandato. Eran los tiempos en que el senador jugaba con la tonada “diciembre me gustó pa que te vayas”, sugiriendo que negociaba con la oposición su candidatura presidencial. El tlatoani nunca lo tomó en serio, mantuvo cerradas las puertas de Palacio para él, seguro de que hablaba mucho pero seguía sus instrucciones, reforma tras reforma, sin cambiarles una coma. Cuando consideró pertinente, lo mandó llamar a Palacio y de ahí Monreal salió siendo el más rendido de los devotos y asegurado el futuro de su numerosa familia.
Pongo el ejemplo de Monreal pero igual pudo ser Adán Augusto, Marcelo (también coqueteó tímidamente con la oposición y hoy está “sometido a esa mujer”), Noroña, Velazco, Durazo, Bertha o cualquier otro empoderado del sistema. El mesías los conoce tan bien que una mirada basta para someterlos. Así lo demostró durante los seis años, en el Congreso sus deseos eran ordenes, no necesitaba ni levantar el teléfono para que senadores y diputados atendiese, solícitos y sumisos, las instrucciones dictadas desde el púlpito matutino. Hoy la relación con Palacio Nacional observa cambios sustantivos, los mismos que antes obedecían sin chistar, en el sexenio actual invocan vagos conceptos de unidad para ignorar instrucciones de la presidenta Claudia Sheinbaum. ¿De pronto el Ejecutivo propone y Legislativo dispone?, ¿En serio se las vamos a creer?.
Con el desaire a la iniciativa de reforma electoral sobre nepotismo y reelección, la nomenclatura oficialista desafía públicamente a la presidenta, abriendo preguntas de fondo sobre las relaciones de poder: ¿La iniciativa es un esfuerzo de CSP por asumir los resortes del poder?, ¿la orden de prorrogar hasta el 2030 el punto sustantivo de la reforma llegó desde Palenque o es iniciativa personal de “los interesados”?, ¿Sembró CSP la semilla de su independencia o, por el contrario, recibió un enérgico mensaje de que no manda ella, sino él?. Las respuestas irán desvelándose en los próximos días, semanas y meses. Por ellos hablarán sus hechos.
Observando a la distancia sólo puedo esbozar especulaciones. Mi primera impresión es que la presidenta está notablemente incómoda con la camisa de fuerza que le impuso el dueño del bastón y, apurada por sus contados leales y la presión de Trump, pretende enviar ciertos mensajes de fortaleza política. En ese contexto entiendo sus réplica a la prorroga del 2030; “se verían muy mal quien postule a un familiar”. Ella sabe que no es Manuel Velazco quien pausó la iniciativa, son Adán Augusto, Monreal y buena parte de la nomenclatura, amparados en el tlatoani. ¿Desde cuándo Velazco o los dueños del Verde son factor de discordia al interior del régimen?. Sólo que los dejen, todos tienen un dilatado expediente que, puesto sobre la mesa, mitiga sus más desbordados apetitos nepotistas.
Sin embargo sería superficial dejar el desencuentro en una incipiente lucha de poder entre el tlatoani y su juanita. La presidenta de Morena confirma que las tribus sienten desajustadas las correas de control. Teniendo toda su familia compromiso con el ex, Luisa María Alcalde respaldó la reacción del “se verían mal” replicado por CSP y prometió que su partido no postulará candidatos en parentesco directo con el que sale. También propuso reformar los estatutos del partido para que las reformas contra el nepotismo apliquen desde el 2027. ¿Habla por sus diferencias con Monreal, en respaldo a la presidenta o por involucrarse en la discusión?. No está claro, como tampoco relevante su respuesta, decir que convocará al Consejo Político de Morena para reformar los estatutos, equivale a proponer una comisión de análisis.
Si realmente asistimos a los prolegómenos de una confrontación interna entre el mesías y su Juanita, las fuerzas irán alineándose en torno a los bandos y el tono disonante aumentará. Ya veremos, lo que no está sujeto a especulaciones es la cínica soberbia del régimen. Las reacciones de Salgado Macedonio, obsesionado por suceder a su hija en Guerrero; de Saúl Monreal que pretende relevar a su hermano David en Zacatecas; y de la senadora Ruth González, quien sueña con heredar de su marido el gobierno de San Luis Potosí, acogiéndose al primer mandamiento del ser populista, “el pueblo manda”, es defender descaradamente su derecho al nepotismo como si los cargos públicos les perteneciesen por herencia de sangre. Se burlan de la presidente en su cara y desafían la noción de verguenza social con el sobrado “sí y qué”. Sujetos como ellos son, ante todo, la confirmación de que el régimen autodenominado 4T nació podrido, desde adentro.
El mayor éxito del “líder amadísimo” radicado en Palenque, es haber normalizado el cinismo y la corrupción en el país, lo he dicho antes. Varios de los políticos más encumbrados, algunos sus operadores directos, abandonaron la hipócrita narrativa de “por el bien de los pobres” y, apoltronados, ahora postulan el “merezco el poder, merezco el poder”, de Karime Macías, esposa del gran corrupto Javier Duarte. La diferencia es que la señora escribía sus deseos en la libreta personal, su diario, estos cínicos lo confiesan en público, con el garbo de quien hace una gracia.
Rompeolas
Desde Juárez recibí un dato muy creíble, que la Auditoria Superior de la Federación busca con dedicación de sabueso experimentado 716 millones de pesos, detectados como gastos sin acreditar en la administración de Pérez Cuéllar. Trágame tierra, entraron en pánico porque es la Auditoria Superior de la Federación, no la del estado, el ente que levanta las enaguas del edil con fama de corrupto. Que intentaron tapar el boquete con 15 millones, pero la ridícula suma hizo enojar a los auditores. ¿Fuego amigo? Nombre, cómo creen, en Morena no suceden esas cosas. Jajajajajaja.
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El sábado es el tercer informe de la gobernadora Campos. Sería interesante poner atención a su mensaje político, pues ha trascendido que enviará un enérgico mensaje de “aquí estamos, aquí seguimos y vamos con todo hacia el 2027”. Queda el apunte, para los que cuchichean con que ya entregó la plaza. Insensata conclusión, ningún general se rinde a tres años de la batalla. La crónica queda para el domingo.