La presidenta Claudia Sheinbaum propuso topar el precio de la gasolina en 24 pesos por litro, estableciendo un acuerdo voluntario con los gasolineros. En los hechos se trata de un precio impuesto por el gobierno con cargo a los distribuidores, porque “no puede ser que un gasolinero le saque seis pesos a cada litro, no, cuando el máximo que puede llegar a sacar es dos pesos y ya estamos hablando de mucho». Después deslizó en público la amenaza como base del “acuerdo voluntario”: “para que no tengamos que estar en la persecución de las gasolineras que están con precios extremadamente altos”. O acuerdas en nuestros términos o te perseguimos.
En buena medida la estridencia, entonces opositora, de los “gasolinazos” es lo que hizo ganar las elecciones del 2018 al presidente anterior. La capitalizó muy bien, llegando a ofrecer que, una vez en gobierno, bajaría el precio a diez pesos y construiría una refinería en tiempo record de tres años, como lo hizo China años atrás, y a muy bajo costo. Olvidemos los diez pesos, era una promesa electorera muy propia de los políticos irresponsables, pero ya en gobierno ofreció que una vez concluida la refinería de Dos Bocas seríamos autosuficientes con gasolinas más baratas, y volvió a reiterar que bajarían los precios. De presidente mantuvo la mentira.
En decenas de mañaneras habló del tema refrendando que bajaría los precios y seríamos autosuficientes. Así se mantuvo hasta agosto del 2024, poco antes de terminar su gobierno, otra vez se atrevió a mentir cínicamente diciendo que Dos Bocas ya estaba produciendo el diez por ciento del consumo nacional y en una semana o quince días produciría el 20 por ciento, reduciendo la importación nacional del 90 al 10 por consumo. Sólo era una de sus mayores mentiras continuadas, que fueron muchas, en ese momento Dos Bocas no producía nada y el país importaba más del 60 por ciento de los combustibles, según cifras de su gobierno.
Hablaba y hablaba en ráfagas interminables sobre el tiempo record de construcción, lo barato que salió, siendo que de ocho mil millones de dólares se fue hasta los 18 mil. Fantaseaba con otra planta en Salinas Cruz para el 2026, con que aumentaría la producción en las seis refinerías existentes, con que seríamos autosuficientes, que el precio de la gasolina bajaría. En los combustibles como en la corrupción y la seguridad tropezó con su lengua una y otra vez sin pagar costos sociales. Sus devotos seguían creyendo, o fingiendo que creían, cada una de sus palabras como si fuese la palabra de Dios.
La presidenta CSP, no obstante, muy pronto quedó rebasada por aquella narrativa farsante de merolico sabelotodo con ínfulas mesiánicas. Empezando su gobierno, cuando el precio de la gasolina araña los 25 pesos y en algunos lugares los rebasa, la presidenta recurre a un acuerdo forzado sin que el gobierno ponga su parte. El precio de las gasolinas en México es de los más altos del mundo, es un avance que lo reconozcan, excelente. Saben que necesitan detenerlo y no por temas inflacionarios, sino por temor a que sea usado por la oposición como narrativa electoral en la próxima elección. Es todo lo que les importa.
El asunto es que dejan la responsabilidad completa en las empresas distribuidoras, mientras el gobierno hinca más los dientes con el IEPS (Impuesto Especial sobre Productos y Servicios). Los consumidores pagábamos el año pasado 6.18 pesos por litro, hoy pagamos 6,45 ¿Dónde está el compromiso del gobierno?. Si la presidenta CSP aceptase reducir el IEPS a la mitad, el precio de la gasolina rondaría hoy los 20 pesos y si limita, como ha propuesto, la ganancia de los gasolinaros a máximo dos pesos, en lugar de hasta seis, haciendo la cuenta del estanquillo podemos concluir que bajaría a 18 pesos o menos.
Si el gobierno pone su parte bajando el impuesto, es posible que los mexicanos paguemos menos por cada litro de la gasolina, pero quiere bajarlo con la fracasada receta del populismo demagogo e ignorante, poniendo a los empresarios bajo coerción, advertidos que de no acceder al acuerdo serán sujetos de persecución. Muestre voluntad y el precio quedaría abajo de los 20 pesos, el problema es que esa voluntad no existe sino para los bueyes del compadre.
Rompeolas
Si hablamos de Pemex, sólo noticias pésimas: ahora mismo empresas de los Estados Unidos están rechazándo el petróleo mexicano por exceso de agua, la producción más baja en décadas, Dos Bocas sólo produce mil barriles diarios de los 340 mil prometidos, sin refinar directamente crudo, empleados en sus plataformas marítimas en huelga de hambre por que les dan alimentos podridos, tiene la mayor deuda de su historia con cientos de proveedores sin pago por más de un año. La política patriotera del gobierno anterior, sostenida en el presente, es un fracaso catastrófico. Pero en su cínica narrativa siguen diciendo que los cocodrilos vuelan, y los devotos aceptan su verdad justificados en el matiz autocomplaciente del “sí, pero bajito”.
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Noche redonda para el edil Marco Bonilla, ayer durante la inauguración de Polideportivo “Luis H. Álvarez”, cerrando la tercera y última etapa con casi 240 millones de pesos en inversión. Es una obra para presumir y Bonilla Mendoza la presumió: invitó a exdeportistas mexicanos de talla mundial como Jared Borgetti, Paola Espinoza, Eduardo Nájera (que lo mismo anda con guindas que con azules), el marchista chihuahuense Horacio Nava y muchos más. Se notó pleno el presidente municipal en su discurso de inauguración, estaba feliz con la satisfacción del deber cumplido, destacando los detalles con emoción y recalcando que es una obra realizada cien por ciento con dinero municipal. Entrega un buen trabajo: 13 hectáreas provistas con canchas de pádel, raquetbol, tenis, campos de futbol, sofbol y otras instalaciones que niños, jóvenes y adultos chihuahuenses aprovecharán durante décadas. Ojalá quienes venga atrás sepan cuidarla, obras así valen la pena. Bien por Marco Bonilla.