Justamente cuando la oleada conservadora se ha entronizado en el gobierno del país más poderoso de la tierra, luego de obtener resonantes victorias en varios países y cuando, además del baño de sangre en que estamos sumidos, que ha arrojado, por añadidura, el mayor número de feminicidios jamás sufrido, poner un alto a las agresiones verbales y físicas en contra de las mujeres, especialmente cuando los autores son funcionarios públicos, se convierte en tarea societaria de primer nivel.
Y más cuando uno de esos episodios lo protagoniza un miembro de la clase política chihuahuense, emblemático por ser uno de los que mejor representa la esencia de esa clase de los últimos años.
El ahora regidor de Morena, Miguel Riggs Baeza, ex panista, integrante de una de las familias de mayor prosapia blanquiazul de la capital chihuahuense, es uno de los miles de políticos que, ante la cuasi desaparición del viejo régimen de partidos políticos, optó por convertirse en uno de los que, al principio de esta oleada, se convirtieron en «chapulines», es decir, los que cambian de partido un día sí, y otro también, sin cambiar de esencia política porque, en el fondo, carecen de un compromiso ideológico y lo fundamental, para ellos, es la obtención de las prebendas que genera el ejercicio político en México.
Así, sin parar mientes, pasó al partido ‘Movimiento Ciudadano’ del cual fue, también, candidato a la presidencia municipal de Chihuahua. Derrotado y, ante la llegada del ex gobernador Javier Corral (del cual ha sido muy cercano) a Morena, fue designado candidato plurinominal a una regiduría capitalina.
Hoy es regidor del partido fundado por López Obrador.
Bueno, hasta ahora, nada nuevo, el problema es que en una reunión de trabajo, a la que se unió por vía virtual, sin darse cuenta que su micrófono estaba ‘abierto’, al hablar la síndica Olivia Franco, panista, se refirió a ella groseramente -«ya va a hablar otra vez esta….»-.
Aparentemente no es la primera ocasión que tal cosa ocurre.
Incapaz de reconocer su falta, se ha negado a pedir disculpas y ahora enfrentará, con toda seguridad, a los meses, una sanción de los tribunales electorales por haber ejercido violencia política de género en contra de la síndica.
«La violencia política en razón de género, supone una serie de decisiones, acciones y conductas que afectan el acceso o el ejercicio de los derechos político-electorales de las mujeres u otras personas por su condición de género». (Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación).
Será sancionado, pero el problema es que, con sanciones y penas mayores, en el caso de los feminicidios o de los ataques a las mujeres, esas conductas no disminuyen y en determinados momentos hasta pareciera como si sancionarlas fuera el problema y no, como debiera ser, el de construir, así sea a cada paso, una sociedad cada vez menos violenta y menos violentadora de las mujeres.
Y menos lo lograremos si, como es el caso, la coordinadora de los regidores de Morena en el cabildo capitalino, Elena Rojo, de larga militancia en la izquierda chihuahuense, acompañante en muchos momentos de las luchas feministas que un buen número de activistas y luchadoras chihuahuenses han dado, no haya sido capaz de emitir una dura y ejemplar crítica a la conducta de su muy reciente compañero de militancia, el regidor Riggs.
En lugar de ello, en silencio, portó un cartel, en la sesión de cabildo, con una frase que el movimiento feminista de nuestros días ha deplorado, porque no expresa clara y abiertamente la defensa de los derechos de las mujeres: «Ey (sic) hombres, hey mujeres, si cambiamos, cambiamos el mundo».
Por supuesto, tal episodio, como son los tiempos que corren, independientemente de coincidir con el fondo del problema, es aprovechado por los integrantes del bloque político de enfrente, en este caso, por la regidora panista, Patricia Ulate Bernal, para exigirle Riggs Baeza, se disculpara públicamente y separarse del cargo.
Ojalá que posturas tan radicales en este tema las escuchemos y veamos el próximo 8 de marzo, cuando el movimiento feminista de Chihuahua enarbola a todo lo alto sus banderas.
Columna de Plata de la Asociación de Periodistas de Cd. Juárez (APCJ): 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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