Días después de que apareciese en redes y otros medios la noticia de que Marco Bonilla compró, pasada la elección de junio, una vivienda con valor de 17 millones de pesos, el propio edil salió a desmentir las cifras, calificando la noticia de “vil mentira”, a través de un video.
Explica que la propiedad tiene un valor de 8.5 millones, la mitad de lo que aseguran sus detractores, y que la compró con un crédito bancario pagadero a 20 años, con ahorros de su trabajo como funcionario y rendimientos de su despacho. Nada que asuste, es la forma en que muchos clasemedieros de la cultura del esfuerzo se hacen de propiedades.
Al responder, el edil abre espacio a la discusión de las cifras; que si, que no, que compruébalo, que a panchita la bolsearon. Sin embargo no podía guardar silencio, el que calla otorga. De hecho da la impresión que salió tarde con su versión, pues en los días previos el rumor corrió de prisa en los cotillos políticos y empresariales.
Como político profesional, Bonilla necesita comprender que el valor real de su casa es lo que menos importa en este momento de precampaña, como tampoco la forma en que la compró. El caso es joderlo por ser el más adelantado del PAN para la gubernatura, condición en la cual estarán refiriéndole cada tercer día la casa, con diferentes agregados para darle vigencia mediática.
En este contexto, del golpeteo en precampaña, debe situarse también el tira tira de Brenda Ríos, hasta hace poco priista de hueso colorado y hoy devota diputada local por Morena. Brenda tiene la instrucción precisa de machacar con el forzado tema del “cartel inmobiliario”. La está cumpliendo gustosa.
Por la forma en que se maneja, da la impresión que desde la oficina del Bienestar en Ciudad de México le dictan el guion diario, trae el tema por nota. Y ella, alucinada con que puede ser presidenta municipal, sirve de feliz pregonera anunciando el próximo arribo de Ariadna Montiel, su titiritera, a Chihuahua.
Lo mejor para Bonilla es hacerse a la idea de que los golpes apenas están empezando; hoy es la casa y la sonaja inmobiliaria de Brenda, mañana reactivarán cualquier otro tema, sea o no cierto, se trata de molestar. Y claro, a nadie le gusta que lo agarren de su puerquito, tendrá que reaccionar defendiéndose de los golpes bajos y lanzando los propios.
En estas fechas es cuando se aplica aquella de que la tierra es dura, el surco largo y con estos bueyes hay que arar. A darle con lo que se tiene y aguantar lo que venga, la guerra apenas empieza.
Rompeolas
Un amigo empresario que entiende muy bien de política, de los pocos porque la mayoría son pésimos haciendo política, me mandó ayer el siguiente whatsapp, a propósito de la columna sobre las habladas de Pérez Cuéllar: “me extraña que no veas a Luisa María. Es la que yo pongo en primer lugar, después de Ariadna. Luisa es chihuahuense, hija del abogado de toda la vida de Andrés y de Bertha, su dedo chiquito, los tres en la gracia de Claudia, ella exsecretaria del trabajo, ex secretaria de gobierno y no detrás del hijo como dices. Su hermana titular del ISSSTE, dependencia a la cual Claudia le está poniendo ambicioso presupuesto” y cierra diciendo que “Cruz la pierde simplemente por el género”. Ninguna duda tengo de que la familia Alcalde Luján forma parte del poder, pero creo que Luisa María está pensando en CDMX no en Chihuahua y sinceramente dudo que tenga más poder que el Jr., en Morena. En cuanto a Cruz, estoy de acuerdo, trae el género atravesado. ¿O que opina Tiscareño, primo de la empoderada joven?.
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Sin hacer escándalo, el buen Rafa Espino, hijo de la famosa pinocha Montessori, se colgó la presidencia de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros (Amespac). ¿Había escuchado de esta asociación? Yo no, pero sólo por ignorancia, se trata de una sociedad relevante que agrupa a las principales empresas prestadoras de servicios tecnológicos y operativos a Pemex. En conjunto representan alrededor del 30 por ciento de la facturación total y genera el 40 por ciento del empleo en el sector exploración y producción de Pemex. Rafa bateando por arriba de 300 en el sector, ha sabido ser productivo sin friccionarse con nadie. Y solo con el ánimo de futurear, ¿para qué le sirve ese botecito chilero?. No creo que para mucho, pero sí sus relaciones en el primer nivel de CSP.
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El innombrable de ayer les bajó 20 millones de dólares, con el pretexto de la rifa del avión, ofreciéndoles a cambio atole en jarro y dos tamales de chipilín, es decir una burla en sus narices. Claudia Sheinbaum los invitó para despejar dudas sobre las reformas al PJ y los dejó esperando fuera de Palacio como si fuesen cobradores de abonos semanales, hasta que los alcanzó la manifestación de los jueces. El nuevo régimen los humilla, les miente en sus caras, recuerde que Romo les prometió mil veces que no cancelarían el aeropuerto y recientemente Ebrard que las leyes secundarias suavizarían el atraco al PJ. Cancelaron el aeropuerto y las leyes secundarios confirmaron el secuestro de la Justicia, pero los señores empresarios siguen creyendo que con CSP “esto puede cambiar”. Mientras les mueven el dedo en la boca el país avanza aceleradamente hacia la consolidación autocrática. Pero ahí están, sumisos pensando en que así cuidan su dinero. Sólo reaccionarán hasta que los sindicatos paralicen sus empresas, entonces será demasiado tarde.