*Para el huaracan 5, un presidente categoría -1
*Se arrogó el monopolio del lucro electoral
*Una Fechac para Acapulco sería genial
*Eliseo Compean es avistado en la capital
*Si audio de o. f. es fake news, el lucro no
Yoweri Museveni es dictador de Uganda desde 1986, cuando se hizo del poder tras un golpe de estado. Obligado por presión social autorizó elecciones generales en enero del 2021. Obviamente las ganó robándose los votos y persiguiendo a los opositores, encabezados por la estrella del pop, Bobi Wine, quien compitió por la presidencia. La historia está contada en el documental “El Presidente del Pueblo”, producido por National Geographic. Es un caso de abusos y persecución política común en las violentas y empobrecidas dictaduras africanas.
Están documentadas cientos de detenciones ilegales, tortura y persecución política, pero recuerdo un episodio donde detienen y torturan a un diputado opositor por distribuir alimentos “no autorizados” entre ciudadanos víctimas de la pandemia. El Ejercito de Museveni era incapaz de atender la crisis humanitaria por la parálisis económica que generó la pandemia, pero nunca permitió que organizaciones independientes y menos grupos políticos opositores contribuyesen a mitigar el hambre. Lo que sucede hoy en Acapulco me recordó el documental de aquellas elecciones ugandesas. El presidente López Obrador ordenó al Ejército cerrar los conductos de apoyo a organizaciones sociales, con el criminal pretexto de que “lucran con la desgracia”.
Inquieta el audio de Omar Flores, presidente del condominio “Torres Cronos” en la playa Pichilingue, una de las mejores en Acapulco. Tuvo la iniciativa de llevar en sus vehículos particulares agua y latas desde la Ciudad de México hasta la destruida bahía, pero elementos del Ejército lo interceptaron en un reten. Según su testimonio, los esposaron, golpearon con la culata de sus armas largas, patearon en el suelo, les robaron cadenas, relojes, celulares, quebraron cristales y faros de sus vehículos y desde luego los despojaron de víveres y agua que pretendían llevar a las comunidades afectadas. Para no hacer el cuento largo, como repite el señor Flores durante la descripción de los horribles hechos, recomiendo el audio. Circula en redes.
Hasta hoy es el ejemplo más atroz de una decisión presidencial concebida en el más infame autoritarismo político. Es triste saber que mientras miles de personas sufren por falta de agua, alimentos, productos sanitarios básicos, que perdieron casa y menaje, obligados a vivir entre la inmundicia que sigue a los destrozos de un huracán como Otis, estén a la espera del auxilio gubernamental porque el señor presidente decidió bloquear o canalizar a través de la milicia cualquier ayuda de la sociedad, alegando, como Museveni, que ayudar de forma directa está prohibido por que lucran con el dolor ajeno. Puesto en mezquinos cálculos electorales, López Obrador se arrogó el monopolio del lucro político. Sólo yo puedo lucrar, nadie más.
Pensando en su prerrogativa de monopolizar el lucro, envió a los servidores de la nación, “sus servidores”, a levantar un censo de damnificados y en el camino contratar vehículos equipados para que circulen por las colonias destrozadas, reproduciendo en altoparlantes su voz salvadora; tranquilos, soy López Obrador el benefactor de la Patria, los sacaré de ésta. Hay que ser miserables, inhumanos, para conducirse así frente a la emergencia que dejó el devastador huracán, cientos de miles sin agua, alimentos ni servicios básicos y encima con el cinismo de pretender consolarlos con un audio grabado en Palacio Nacional. No intenta superar la emergencia y empezar la reconstrucción, su propósito es electoral y en todo caso de imagen personal. Las víctimas no le importan, se importa él y su elección, nada más. Hay que joderse.
Ignoremos el ridículo del jeep militar enfangado y las estaquitas de la vergüenza que los socorrió, haya sido o no montaje. Ignoremos la frivolidad de las mañaneras presumiendo su aceptación popular, al otro día de la catástrofe. Ignoremos la indolente inacción de la gobernadora Salgado, a quien puso para satisfacer a su padre, un presunto violador. Ignoremos la irresponsabilidad de no alertar a la población, se conformó con enviar un twitter. Ignoremos la frívola declaración de “tuvimos suerte, hubo pocos muertos”. Podemos ignorar esas negligencias y frivolidades del gobierno federal que por sí mismas admiten el calificativo de criminales, pero la decisión de complicar el auxilio que prestan organizaciones civiles, evitar la organización espontanea de los ciudadanos y burocratizar todo el apoyo federal en el Ejército es de mentes infames, enfermas. Merece un diagnóstico siquiátrico.
¿En que momento los mexicanos permitimos que nuestro país se parezca a las siniestras dictaduras africana, donde encarcelan a los políticos por llevar alimento a los más necesitados? Que terrible situación la que vive hoy México: un presidente categoría menos uno para enfrentar los estragos de un huracán categoría cinco, con la soberbia ensanchada de asumir que todo apoyo que no pasa por sus manos es indigno, mezquino, electorero. La historia lo juzgará, los electores también.
Rompeolas
Durante la tromba del noventa, aquel famoso sábado negro donde un aguacero diluvial dejó decenas de muertos y desaparecidos, el gobierno de Fernando Baeza y los empresarios se organizaron para reiniciar la reconstrucción de la ciudad. Entre los acuerdos hubo uno que hasta la fecha permanece, la sobretasa del dos porciento al Impuesto sobre Nómina, propuesto por los empresarios. Dicha sobre tasa terminó en lo que hoy conocemos como Fundación del Empresariado Chihuahuense, que hasta la fecha sigue desarrollando proyectos sociales. Una iniciativa similar sería de enorme ayuda para la reconstrucción de Acapulco, pues calculan que podría recaudar mil millones de pesos al año. El problema no es la voluntad empresarial, es el tlatoani y su convicción de que sin él no hay apoyo social que prospere.
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Se suponía que Eliseo Compean estaba anexado para recuperarse de sus conocidas adicciones. Pues nada, el sábado fue avistado en un restaurante de la ciudad, desayunando tan campante como si nada. En cualquier momento dá la nota, es inquieto.
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Pongamos que el audio de Omar Flores es fake news, pero no el lucro electoral del presidente ni el bloqueo infame a las organizaciones sociales. Como en las peores dictaduras, el Ejército concentra todo y el presidente pretende erigirse en benefactor único de la Patria. Su indolencia y mercantilismo electoral son criminales.