Hezbolá, respaldado por Irán, e Israel han intercambiado fuego transfronterizo desde que hombres armados de Hamas atacaron comunidades en el sur de Israel
Agencia Reforma
Washington DC, Estados Unidos.- El Presidente Joe Biden y sus principales asesores han estado instando a los líderes israelíes a no llevar a cabo ningún ataque importante contra Hezbolá, la poderosa milicia en el Líbano, lo que podría escalar la guerra entre Israel y Hamas, dicen funcionarios estadounidenses e israelíes.
A los funcionarios estadounidenses les preocupa que algunos de los miembros más extremistas del Gabinete de guerra de Israel quieran enfrentarse a Hezbolá incluso cuando Israel comienza un largo conflicto contra Hamas después de los ataques del 7 de octubre.
Los estadounidenses están transmitiendo a los israelíes las dificultades de luchar tanto contra Hamas en el sur como contra una fuerza mucho más poderosa en el norte.
Los funcionarios estadounidenses creen que Israel tendría dificultades en una guerra en dos frentes y que tal conflicto podría atraer tanto a Estados Unidos como a Irán, el principal apoyo de la milicia Hezbolá.
El esfuerzo de altos funcionarios estadounidenses para evitar una ofensiva israelí contra Hezbolá, del que se informa en detalle aquí por primera vez, revela la ansiedad de la Administración Biden por la planificación bélica del Primer Ministro Benjamín Netanyahu y sus asistentes, incluso cuando los dos gobiernos se esfuerzan por presentar en público un frente unido fuerte.
Los funcionarios estadounidenses también quieren controlar a Hezbolá. En numerosas reuniones en todo el Medio Oriente, los diplomáticos estadounidenses han instado a sus homólogos árabes a ayudar a transmitir mensajes a la milicia, incluso a través de sus contactos en Irán, para tratar de evitar que estalle cualquier guerra entre Israel y la milicia.
Los funcionarios estadounidenses temían que Netanyahu pudiera aprobar un ataque preventivo contra Hezbolá inmediatamente después de los ataques del 7 de octubre por parte de Hamas, que mataron a más de mil 400 personas.
Aunque esos temores han disminuido por ahora, porque Netanyahu se calmó ante la idea, todavía persisten inquietudes sobre dos posibilidades: una reacción exagerada de Israel a los ataques con cohetes de Hezbolá y duras tácticas israelíes en una esperada ofensiva terrestre contra Hamas en la Franja de Gaza que obligaría a la milicia en Líbano a entrar en el conflicto.
Los funcionarios estadounidenses han aconsejado a sus homólogos israelíes en reuniones de esta semana que tengan cuidado de que sus acciones en el norte y en el sur en Gaza no le den a Hezbolá un pretexto fácil para entrar en la guerra.
Esas delicadas conversaciones tuvieron lugar durante la visita de Biden a Tel Aviv el miércoles y durante las largas negociaciones del Secretario de Estado Antony Blinken en Israel a principios de esta semana.
En ambas visitas, los funcionarios estadounidenses se reunieron con Netanyahu y su Gabinete de guerra, algo casi inaudito en la historia de Israel. Evitaron utilizar un lenguaje contundente para advertir a los israelíes que no realizaran acciones militares provocativas porque entendían la vulnerabilidad que sentían los funcionarios israelíes después de los ataques del 7 de octubre.
Sin embargo, tanto Joe Biden como Antony Blinken dejaron claras sus preocupaciones, según funcionarios estadounidenses e israelíes, que se comunicaron bajo condición de anonimato para hablar con franqueza sobre las discusiones diplomáticas durante tiempos de guerra.
Uno de los mayores defensores de un ataque preventivo contra Hezbolá ha sido Yoav Gallant, el Ministro de Defensa, quien ha argumentado que el principal esfuerzo militar de Israel debería centrarse en esa milicia ya que representa una amenaza mayor que Hamas, dijeron los funcionarios.
Gallant le dijo a Blinken en una pequeña reunión el lunes que había abogado la semana anterior por lanzar un ataque preventivo contra Hezbolá, pero que otros funcionarios rechazaron su propuesta, señaló una persona familiarizada con la discusión.
Biden se reunió el miércoles con el Gabinete de guerra israelí, donde estuvo presente Gallant, y subrayó los peligros de una guerra en dos frentes al hacer preguntas difíciles sobre las muchas consecuencias para Israel de un conflicto a gran escala con Hezbolá dijeron funcionarios.
Biden también planteó los espectros de las desastrosas decisiones de los funcionarios estadounidenses de invadir Irak y librar una guerra larga e indefinida en Afganistán.
El Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y el Departamento de Estado declinaron hacer comentarios para esta historia. El Ejército israelí y Gallant hicieron lo mismo.
Un representante de la oficina de Netanyahu emitió una declaración que decía: “Israel está unido en la guerra contra Hamas. El Primer Ministro Netanyahu ha dicho que si Hezbolá se une a la guerra, cometerá un grave error y pagará un precio devastador como nunca antes”.
Del 12 de octubre al miércoles, durante la semana del viaje maratónico de Blinken por la crisis en Medio Oriente y la visita de Biden a Tel Aviv, la Administración Biden evolucionó en la forma en que transmitía sus preocupaciones a Israel y finalmente decidió expresarlas en las lecciones aprendidas de la costosa reacción exagerada de Estados Unidos a los ataques del 11 de septiembre de 2001.
En una conferencia de prensa en Tel Aviv el 12 de octubre, Blinken evitó responder directamente a una pregunta de un periodista estadounidense sobre si tenía alguna lección que impartir a Israel a partir de la respuesta al 11 de septiembre.
Pero el miércoles, él y Biden estaban hablando sobre los errores de Estados Unidos en privado a los israelíes, y el Mandatario estadounidense los señaló abiertamente en un discurso en Tel Aviv.
Por ahora, Netanyahu se ha abstenido de respaldar un ataque importante contra Hezbolá, a pesar del apoyo de Gallant y de altos generales militares, dijeron funcionarios estadounidenses e israelíes.
Y por el momento el Ejército israelí no ha reaccionado con una fuerza abrumadora al continuo lanzamiento de cohetes de bajo nivel por parte de Hebolá. Pero los rápidos acontecimientos de la guerra podrían cambiar eso.
Funcionarios estadounidenses e israelíes dicen que aún no han encontrado pruebas de que Hezbolá o Irán desempeñaran un papel en la planificación de los ataques de Hamas.
Varios altos funcionarios de Hezbolá e Irán parecieron haberse sorprendido por los ataques, dijeron funcionarios estadounidenses e israelíes. Funcionarios estadounidenses y aliados también han dicho que han evaluado durante años que los líderes de Hezbolá han tratado de evitar una guerra total con Israel.
La Administración Biden también está llevando a cabo una campaña paralela de disuasión diplomática y militar para intentar impedir que Hezbolá entre en guerra contra Israel.
Si eso sucediera, Irán podría decidir entrar en la contienda, haciendo que el conflicto sea regional, aunque los funcionarios estadounidenses evalúan que Irán por ahora no quiere entrar en una guerra así.
Blinken y sus colegas han estado pasando mensajes a Irán y Hezbolá a través de Qatar, China y otras naciones para decirles a los adversarios de Israel que se mantengan al margen de la guerra de Hamas.
El Pentágono ha enviado dos portaaviones al Mediterráneo oriental y ha aumentado sus tropas en la zona como medida de disuasión.