*Contra elección de narcoestado, sociedad robusta
La conversación pública incluye un elemento habitual de incertidumbre, planteado a manera de pregunta recurrente: ¿Pueden Xóchitl Gálvez y el Frente ganar la elección contra todo el poder del Estado que López Obrador volcará en la campaña de Claudia Sheinbaum?. Me sorprende la respuesta de observadores informados y presumiblemente inteligentes opuestos a la dictadura populista. Suelen responder, resignados, que la posibilidad es mínima o francamente nula.
Estoy en desacuerdo, las condiciones objetivas son favorables para un triunfo incuestionado de la oposición y contundentes en la hipótesis de una participación ciudadana robusta, dos o tres puntos arriba del promedio para una elección presidencial. Intentaré explicarlo valiéndome de los resultados que arrojaron las últimas tres elecciones presidenciales, excluyendo la de Calderón, cuyas cifras son atípicas.
López Obrador ganó, cerrando números, con poco más de 30 millones de votos sobre una participación del 63,4%, quedándose con el 53% de la bolsa electoral, un resultado jamás visto desde las elecciones confiables. Seis años antes Peña firmó una victoria de 19 millones de votos, participación electoral del 63,1% y se quedó con el 38,2% de la votación. Fox cerró casi con 16 millones de votos sobre el 64% de participación, alcanzando el 42,5% de los votos emitidos.
Primer dato: en las últimas tres elecciones, dejando fuera la del 2006, la partición ciudadana fue muy pareja, según los datos del INE exactamente entre el 63,1% y el 63,97%. Pongámoslo del 63 al 64%.
Vamos a la forma en que los perdedores se distribuyeron los votos. Contra Fox, Labastida y Cárdenas alcanzaron el 52,5 por ciento, dejando a otros candidatos y votos nulos el restante cinco por ciento. En 2012 López Obrador y Josefina Vázquez Mota sumaron el 57% y quedó el 4.8 para en votos nulos y otros partidos. López Obrador rompió parámetros, dejando a sus adversarios y votos nulos en 47%, distribuidos de la siguiente manera: Anaya 22,3%, Meade 16,4, independiente y nulos 5,2%.
Un segundo dato: sin candidatos independientes sólo el 5% de los votos se dispersa fuera de las fuerzas mayoritarias. Con independientes, 2018 único registro hasta hoy, ese porcentaje se elevó al 8%. La gente da utilidad a su voto.
Vamos hacia la elección del 2024. Morena se puso una meta de 33 millones de votos, techo que representa porcentualmente el resultado de López Obrador en 2018, más del 50% sobre la votación de 63%, lo estimado según las últimas elecciones. ¿Tiene Claudia Sheinbaum empuje y carisma suficientes para igualar el fenómeno López Obrador? Ni los más optimistas del partido oficial piensan que si. Al contrario, ellos mismos la ven despersonalizada, sosa, repelente, frágil electoralmente.
Sin embargo no es Claudia contra quien va la oposición, compite contra el enorme poder del Gobierno Federal que desplegará un amplio catálogo de recursos legales e ilegales para imponerla. Entre otros, cuente el poder regional de 23 gobiernos estatales, la organización de las fuerzas armadas, el poder intimidatorio del crimen, el dinero ilegal de los supermillonarios beneficiados del régimen y lo que no alcanzamos a imaginar. Harán lo que sea intentando imponerla, pero con todo ese poder ya dieron muestra objetiva de que su capacidad electoral es limitada. En la elección del 2021 su porcentaje de votación cayó al 34%, más 8,6% de sus satélites, quedó el 42,7, menos de diez puntos, terminando con 21 millones de votos. Cierto, la participación fue de solo el 52,6%, pero la diferencia es superior a nueve millones entre una y otra. También tenemos otra referencia, el remedo de plebiscito revocatorio, estando solos apenas lograron llevar a las urnas 10 millones, cifra que puede ser tomada como referencia de su capacidad de acarreo y chanchullo.
¿Cuántos millones más de votos podrían llevar a la próxima elección, teniendo en cuenta los vastísimos recursos legales e ilegales? ¿Llegarán a su meta ideal de 33?, ¿Alcanzarán los 30 de López Obrador? ¿Superarán sus mejores expectativas? ¿Se mantendrán en los 21 millones? ¿elevará la cifra del 2018 a 25, 26, 27 millones?. Obviamente nadie puede saberlo, más que viajando al futuro. Lo que si sabemos es que se toparon en su ideal de 33 millones y que el fenómeno López Obrador los llevó al histórico de 30. También sabemos que en la primera elección (2021) perdieron nueve millones, incluidos sus satélites. ¿Le parece objetiva una cifra de 24, 25, 26 millones?, votos que nunca ha conseguido la izquierda mexicana, sin contar la elección del 2018.
Como dije, imposible saberlo, pero llevar a votar cinco millones de personas más de las que ya llevaron hace tres años, su base de fieles no supera los 15 millones, es un reto desafiante hasta para un partido tan formado en la chapuza y de recursos sobrados. Así tiren cualquier cantidad de dinero, el crimen desaparezca o amedrente candidatos, quemen urnas, hagan taqueos, pongan a votar en fila a militares les resultará muy difícil.
Con una participación ciudadana del 65% -63 millones-, un punto más de la que registró Fox, 1,5 más que la de López Obrador y 2 más que la de Peña, el Frente ganaría solventemente si Morena se queda, no con 25 ni 26, sino con 27 millones de votos, dejando siete millones disperso entre MC, independientes y nulos, cifra que supera el 8% que acumularon en la pasada elección.
Como usted observa hablo de números objetivos, no invoco deseos personales. Desde luego la polarización ciudadana puede generar el efecto contrario y reducir el porcentaje de participación por abajo del 63%. Dese luego una candidatura independiente o MC podría prender y juntos conseguir ocho, diez, doce millones de votos. En ambas hipótesis la victoria sería de Morena incuestionadamente, ellos tienen garantizada su bolsa, la oposición necesita agruparla.
Los procesos anteriores nos han enseñado que el resultado depende de la participación ciudadana, no de la capacidad que tiene el gobierno para manipular la elección. Tienen límites aun en una elección de narcoestado como la que prepara y quienes niegan esa realidad objetiva o son pendejos o son cómplices del régimen, chairos de closet. ¿Que no se puede ganar? Sobran razones para el optimismo.