*Decisiones y retos de Maru hacia el 2024
*Las cartas son pocas pero muy revueltas
*El factor Cruz, Alito y los exgobernadores
Francico Barrio llegó al gobierno sobre una gran ola ciudadana que nació en 1983, cuando el PAN ganó la capital, Juárez y los principales municipios. Luego vino el Verano del 86 y en 1992 el triunfo arrollador del PAN. Los tiempos de furor azul terminaron en 1995, cuando el PRI ganó la mayoría en el Congreso local. Con el golpanazo de ver el Congreso perdido, Barrio intentó reconciliarse con los electores apoyado en ejercicios populistas, las audiencias públicas de los miércoles. Era demasiado tarde, tres años después, 1998, perdieron el gobierno y sólo pudieron recupearlo tres sexenios después, por los excesos de poder, desatinos electorales y sobre todo la corrupción de Duarte.
Maru Campos era muy joven en aquellos años de victorias panistas, pero conoce la historia de primera mano porque su madre, Doña María Eugenia Galván, despachaba como secretaria de Desarrollo Social en el gobierno de Barrio y formaba parta de la entonces llamada Familia Feliz. De niña le tocó vivir las luchas épicas, de jóven fue testigo de los errores y traiciones que precipitaron la derrota dolorosa y ahora, en la cima del poder, está frente a las decisiones políticas más importantes de su vida; conservar la mayoría parlamentaria y entregar el gobierno a un candidato de su partido o del Frente.
Específicamente, en las intermedias del año que viene, su prioridad es conservar la mayoría en el Congreso y de preferencia arrebatar una o dos diputaciones a Morena, que al verlas perdidas minarían su voluntad. Barrio dijo alguna vez que Miguel Etzel, coordinador del Congreso en aquella mayoría histórica del 95, era un adversario leal, reconociendo su sentido de compromiso con el gobierno, su vocación institucional y su manejo político desprovisto de telarañas. Era, ciertamente, un adversario leal, pero también macizo y competitivo e hizo todo lo que pudo a favor del PRI, recuerden la reforma electoral que arrebató al PAN el control de los órganos electorales.
El humor político de los noventas, aunque crispado, era de respeto a las leyes y al adversario. Hoy comanda la política un presidente alucinado que socaba las instituciones, pisotea las leyes y está dispuesto a todo, literalmente todo, con tal de perpetuar un legado político que ponga su nombre en los libros de texto como el cuarto gran transformador del país. En esa obsesión lo acompanan millares de amlodependientes alienados dispuestos hasta la ignominia con tal de agradarlo y que les permita seguir parasitando las finanzas públicas.
Barrio pudo gobernar con la mayoría del PRI, siendo el presidente del mismo partido, Zedillo. Un Congreso dominado por Morena haría intransitable la segunda mitad de la gobernadora Campos, no se diga si además conservan la Presidencia. Está frente a sicarios de la política a quienes no les preocupa en absoluto el desarrollo de la entidad. Entienden la política como la forma de aniquilar al adversario valiéndose de cualquier medio e instaurar un régimen inspirado en ideologías genocidas que la historia reprobó. No les importa más que el poder y medrar con los impuestos.
Maru entiende a profundida el complejo momento del país y la necesidad de conservar el Congreso, estoy seguro que ahora mismo rumea escenarios que le permitan, primero, conservar lo ganado y, segundo, arrebatar espacios al arrogante oficialismo. En esa tarea veo tres prioridades relevantes; los candidatos a presidentes municipales en Juárez y Chihuahua y el candidato al senado en segunda fórmula. Ah caray ¿No dijimos que se trata de conservar el Congreso? Desde luego, los candidatos a diputados irán en sombrilla, máxime si el fenómeno Xóchitl mantiene impulso hasta junio del 2024.
Empiezo por el más sencillo, la capital. Aquí la gobernadora sólo necesita hacer un acuerdo político con Marco Bonilla y su grupo, poniendo sobre la mesa las dirigencias estatal y municipal del PAN, diputaciones y regidurías. Negociando desde una posición de indiscutible fortaleza, Maru no tendría dificultad para encontrar los puntos de acuerdo; él quiere garantizar la reelección que lo enfile hacia el 2027, ella control pleno sobre los resortes del poder que le permitan conducir la sucesión. Son intereses muy delimitados.
Más complejo Juárez, allá Morena ejerce control absoluto con los partidos del Frente desfondados, ¿Qué hacer para recuperar una o dos diputaciones? Una estrategia lineal sería postular candidatos con oficio en los distritos seleccionados y poner de candiato a presidente municipal a un personaje disruptor o político populachero, con la esperanza de arrancar algunos miles de votos al oficalismo. Concentrados en los dos o tres distritos en que puedan competir con posibilidades de éxito y bien financiado el candidato a presidente, sacarían el resultado. Nada tienen que perder, lo que caiga es bueno.
Esa decisión está en manos enteramente del Frente, donde la opinión de la gobernadora es preponderante. Sin embargo, las profundas divisiones entre los grupos morenistas de la frontera abren otras opciones. En ese frenesí de todos contra todos el más golpeado es Cruz Pérez Cuéllar, por tener la mejor posición le llegan desde todas direcciones. Si consiguen bajar a Cruz, éste haría lo inimaginable porque Morena pierda. Difícilmente lo conseguiría, pero tiene capacidad de abrir un boquete en las diputaciones. A veces el diablo mete la cola y echa la mano sin pensarlo, uno nunca sabe.
El senado es relativamente sencillo, si lo manejan de forma ortodoxa: candidata mujer en primera fórmula, varón en segunda, ambos del PAN. Podría ser Manque Granados y Mario Vázquez, los dos cien por ciento Maru, dejando en contraprestación dos diputaciones federales al PRI, por ejemplo Parral y Cuauhtémoc. Sin embago Alejandro Moreno y Graciela Ortiz, estoy seguro, exigirán la senaduría en segunda fórmula, como parte de los acuerdos generales del Frente. Ahí es donde empiezan complicaciones y asegunes, ¿a quien propondría que le parezca aceptable al PAN, es decir a los intereses de Maru?.
Al único que mencionan hasta hoy es a Reyes Baeza, electoralmente muy competitivo. No obstante la opción Reyes presenta dos observaciones que no pueden ser ignoradas; sus dificultades legales por los temas conocidos y la confrontación nacional al interior del PRI. Lo asocian con Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu, los mayores adversarios internos del cuestionado líder nacional y encima su relación con Graciela Ortiz, quien toma las decisiones del PRI en Chihuahua, es complicada, por decir lo menos. Asumiendo que tenga resueltos sus asuntos legales, como han dicho, ¿alcanzarían los buenos oficios de Fernando Baeza y de él mismo para quedarse con la candidatura? No tengo idea, como tampoco si Reyes está interesado en competir, dice reiteradamente que no pero se la ponen fácil y la toma sin pensarla.
Ahora, si Reyes no es y el PRI arrebata en la mesa de negociaciones la segunda fórmula ¿A quién propondría?. No veo a ningún priista con suficiente presencia electoral para ocupar esa plaza, salvo los otros dos gobernadores presentables. Híjole, antes de complicar más la decisión aquí paro, prometiendo volver sobre el tema a su tiempo.