Ojinaga Chih.- En el Salmo 139, David describe a Dios cuando formaba su pequeño cuerpo en la oscuridad del vientre de su madre. El Señor lo amaba antes de que siquiera existiera, desde que estábamos en el vientre de nuestra madre Dios nos conoce y veía en nosotros como íbamos a ser usados para alabar su nombre. Dice Jeremías 1:5. Antes que te formase en vientre te conocí, y antes que nacieses te santifique te di por profeta a las naciones, estos y otros conceptos más menciono ayer el Pastor Heber González, desde el pulpito de la 1ra Iglesia Apostólica de la fe en Cristo Jesús.
Debemos predicar y anunciar las buenas nuevas se salvación ya que este es el propósito de Dios. Efesios 1:4 dice: según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha, fuimos escogidos para llevar una vida de santidad y sin mancha de este mundo, agregó el Pastor Heber González
Dios diseñó la persona que David iba a ser y la hizo existir según el plan que había preestablecido. En este salmo, el escritor empleó la curiosa metáfora de un diario donde el Señor, en primer lugar, escribió Su plan y luego lo cristalizó mediante la obra de Sus manos llevada a cabo en el vientre: «Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas obras que fueron luego formadas» (v. 16).
Dicho de otro modo, el amor del Padre celestial formó a David y lo convirtió en una creación única. Fue el producto del corazón y de la mano inventora de Dios. Esta misma verdad se aplica a ti. Tú eres especial, al igual que todas las demás personas que hay en el mundo.
Ante esta realidad, debemos tener una actitud en favor de la vida en el sentido más puro que pueda existir.
Debemos respetar y valorar la vida de todo ser humano: los nacidos y los que aún están en el vientre de la madre; los niños preciosos y los ancianos cansados; los ejecutivos acaudalados y los financieramente desposeídos. Cada persona es un producto exclusivo del genio de nuestro Creador. Junto con David, exclamemos: «Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras» (139:14).