*El autócrata, negligencia criminal
*Entregó el poder a los sicarios del mal
Sólo como impertinencia me pregunto qué sucedería si un día llega cualquier grupo de criminales hasta las puertas de Palacio y, ante la pasiva complicidad de militares y Guardia Nacional, ingresan violentamente a los aposentos del presidente. O, menos extremo, lo visitan inesperadamente en su finca de Tabasco sometiéndolo durante horas y secuestrando a sus familiares más cercanos.
¿Cambiaría su demencial tolerencia ante los capitanes del mal, sintetizada en el chocante “abrazos y no balazos” que ha prevalecido durante su gobierno”?. Sospecho que ni así, su contumacia es sólo comparable al deseo patológico de trascender a la historia como el cuarto transformador de la Patria. Minimizaría los hechos o, en la sinrazón plena, responsabilizaría a los “enemigos de la patria” por semejantes acciones, recurriendo al dislate de que buscan derrocarlo con un golpe de estado.
Traigo la provocación por los hechos violentos que ha visto el país recientemente en estados gobernados por Morena. Días atrás sicarios del mal secuestraron en Chiapas a 16 policías y la respuesta del Presidente fue suplicar que los soltaran o “los acusaría con su mamá”. Otro grupo delictivo paralizó la capital de Guerrero y varios municipios importantes, el puerto incluído, tomando las sedes de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Despojó a la Guardia Nacional de armamento y hasta de un vehículo blindado que decidieron quedarselo. La Gobernadora Salgado, su padre el senador y gobernador de facto, la alcaldesa de Chilpancingo y el Presidente guardaron silencio durante horas, exhibiendo un brutal vació de poder mientras los sicarios y asus aliados paralizaban la entidad en absoluta impunidad.
Los hechos anteriores, detalladamente reportados por medios locales, nos asoman al espantoso poder acumulado ´por los grupos criminales a lo largo y ancho del país, durante el gobierno de quien ofreció acabar la violencia en menos de seis meses. Exactamente al revés, los episodios de impacto en todo el territorio nacional se multiplicaron desde la liberación de Ovidio Guzmán, ordenada por el mismo Presidente López Obrador.
A partir de esa concesión que avergonzó al país internacionalmente, la violencia se recrea en las expresiones más grotescas, llegando a controlar -según inteligencia del Ejército norteamericano- más de un tercio del país -supongo que a estas alturas van en la mitad-, de modo que ahora el Presidente, en lugar de combatirlos, agradece que se porten bien en las elecciones y se congratula de que respeten a los siervos de la nación.
La sospechas de complicidad entre el Gobierno Federal y los grupos criminales surgieron durante las elecciones del 2021, cuando Morena ganó los estados del Pacífico. En lo personal siempre he tenido dudas de la complicidad, su presunto acuerdo electoral pudo ser consecuencia de la tolerancia con que les permite actuar; están cómodos, apoyan. La duda reside en que no encuentro explicación a los abrazos en un presidente poseido demencialmente por su apego al poder ¿Cómo avenirse a compartirlo voluntariamente con grupos armados, siendo que le restan autoridad y ponen en riesgo la estabilidad, cada vez más precaria, del país entero?. Esa paradoja no consigo entenderla; el presidente más apasionado del poder cediéndolo en amplios girones de territorio a criminales.
Sin embargo estoy convencido de que es una de los muchas facturas que pagará, sea quien sea el sucesor. Si algo está suficientemente claro, es que su omisión es criminal en tanto que abandona sus deberes con el país, entregando parte del poder a quienes asesinan por sistema y contribuyen al subdesarrollo. Asesinatos, feminicidios, secuestros, pérdida del estado de derecho, abandono de territorios, todo se ha multiplicado en los cinco años que lleva gobernando y el señor presidente obstinado con vamos por el camino correcto, asido a la falsa idea de que “está combatiendo las causas”. O, cuando de plano no puede más, regresando a su villano favorito, “es culpa de Calderón”, ¡quien dejó el gobierno hace más de una década¡.
En algun momento empezará la recosntrucción del país, espero que sea pronto y que sea con Xochitl. En ese momento López Obrador y quienes lo asisten en la destrucción nacional permitiendo el empoderamiento del mal, empezarán a pagar las facturas. No puede alguien con esos niveles de negligencia criminal engañar eternamente a los mexicanos y salir impune. Mientras el país se pinta de rojo sangre, él festeja triunfos del pasado y pisotea las leyes electorales en ataques misóginos y racistas contra quien es tenida por la sociedad como esperanza de una enorme mayoría. Ni alguien como López Obrador saldrá impune de ésta, tarde o temprano le llegará su momento, es demasiado el daño causado.