Reflexión semanal
La Biblia puede referirse con la palabra cielo a un nivel de existencia más elevado que el mundo físico y que esta fuera del alcance del mismo. En este cielo habita Dios y sus ángeles. El apóstol Pablo se refiere a él como el tercer cielo (2 Cor. 12:2-4)
Una de las cosas que caracteriza este lugar es pureza y santidad, no hay pecado, y se hace la voluntad de Dios, en tal sentido, es un lugar que puede ser trasladado a la tierra y manifestarse entre los hombres en alguna medida. Para Jesús era muy importante que de alguna manera la gente entendiese que el cielo puede influir y manifestarse en la tierra, cuando la humanidad se lo permite.
Jesús quiere que oremos con el deseo que la voluntad de Dios sea hecha como en el cielo, así también en la tierra: “…Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10)
En el cielo no hay desobediencia ni obstáculos para la voluntad de Dios; en la tierra si hay desobediencia y al menos obstáculos aparentes para hacer Su voluntad.
¿O acaso podría alguien decir que este mundo caótico y malvado refleja el carácter y la voluntad de Dios hoy? ¿Son las guerras, las pestes, las hambres, los odios, las desigualdades, la contaminación ambiental, el desempleo, los hogares destruidos, los gobiernos corruptos, la injusticia, la violencia, los crímenes, y cosas como éstas, Su Voluntad para nuestro mundo? ¡No, ciertamente! Hoy no se está haciendo la voluntad de Dios en la tierra. Dios es un Dios de paz y no de confusión (1 Corintios 14:33) Hoy no hay paz en la tierra sino confusión total, y así no es Dios. Dios es un Dios que ama la paz, la justicia, la rectitud, la ley y el orden.
El hombre puede decir, “Hágase tu voluntad” de diferentes maneras y humores. Puede decirlo con fatalismo y resentimiento, “Tu harás Tu voluntad, y no hay nada que yo pueda hacer al respecto. Tu voluntad gana, pero no me gusta” “Hágase Tu voluntad, ya que” o puede decirlo con un corazón lleno de amor perfecto, fe y confianza, “Hágase Tu voluntad, porque sé que es lo mejor”
Uno puede preguntarse correctamente porque Dios quiere que oremos que Su voluntad se haga, como si El no pudiera lograrlo por sí mismo. Dios es más que capaz de hacer Su voluntad sin nuestras oraciones o cooperación; sin embargo, nos invita a la participación de nuestras oraciones, fe y acciones para ver Su voluntad hecha como en el cielo, así también en la tierra. Notemos que Jesús no oró pidiendo ser llevado al Cielo, donde está el Reino de Dios (Salmo 103:19-21); más bien, pidió que el Reino de Dios descienda y sea establecido en la Tierra.
No tenemos que vivir una existencia miserable en esta tierra, y esperar hasta que todos lleguemos al cielo para comenzar a experimentar los beneficios del mismo. Jesús nos dijo que oráramos “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” En otras palabras, debemos reflejar la vida del cielo en la tierra. Las limitaciones humanas no son un obstáculo para Dios para ver cielos abiertos en la tierra. Creo que sí puede vivir en la tierra como en el Cielo a pesar de nuestras limitaciones humanas.
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.