Tras mermar su salud debido a la cirrosis, quien fuera símbolo sexual del cine fallece a los 81 años en su querido Acapulco
Ciudad de México.- Arquetipo de la masculinidad latina de la segunda mitad del siglo 20, temperamental y polémico como pocos de su generación, mujeriego confeso, recipiendario de escandalosos secretos, impetuoso en lo sexual y guapo a rabiar; así es como se le recordará a Andrés García, cuya etapa como galán del cine y la televisión, entre los 70 y 90, le procuró un lugar entre los referentes indiscutibles del entretenimiento nacional.
Acostumbrado a hacer su santa voluntad, el actor se despidió de este mundo terrenal en su adorado puerto de Acapulco, Guerrero, a donde llegó siendo un jovencito a trabajar como lanchero, para después, en los años 80, convertirse en un símbolo sexual de la gran pantalla, en pleno cine de ficheras. Acapulco fue su hogar, hasta su último día. Ahí, estuvo al cuidado los últimos meses por su esposa Margarita Portillo, quien confirmó el lamentable deceso del emblemático actor.
“Con un dolor que no sabía que podría sentirse en el alma, quiero informar al público que siempre siguió y amó a mi esposo, a la familia y amigos, así como a los medios de comunicación, que mi esposo, Andrés García, el amor de mis amores, está descansando al lado de nuestro señor Jesús”, anunció Portillo a través de la cuanta oficial de Instagram del actor.
Asimismo, mencionó que ella estuvo a su lado cuando falleció a las 15:07 horas: “Permanecí a su lado cuidándolo y queriéndolo hasta su último suspiro. Se fue en paz y de una manera que le agradezco a Dios”.
Apenas el fin de semana, Potrillo dio a conocer que si bien el actor no había perdido el apetito y lo reportaban estable, ella lo veía cada vez más débil.
En entrevista con Venga la Alegría, Portillo dijo: “Me han contactado y han querido saber de la salud de Andrés. El doctor me informó que lo veía bien esto desde la situación física que tiene, que es una enfermedad incurable, progresiva. Está desintoxicado, esto hace que esté muy consciente de su situación y le genera ansiedad, pero está estable”.
La mujer también aseguró que contaba con los cuidados médicos necesario: “Es hasta que Dios quiera que su cuerpecito aguante y Dios quiera tenerlo con nosotros”, concluyó.