Incremento en tráfico impacta a decenas de miles de fronterizos en horas pico
Jaime Torres / El Diario de El Paso
Para Manuel García, residente del Oeste de El Paso, cruzar a Juárez entre viernes en la tarde y sábado en la mañana se ha convertido en un viacrucis, especialmente si decide utilizar el puente Stanton –de paga y propiedad de la Ciudad–, con líneas que, en su opinión, rayan en la locura.
“Desde que estaban construyendo la ampliación del I-10, el llamado I-10 Connect, comencé a cruzar por el Centro, algo que nunca pensé que sería necesario, sobre todo pagando 3.50 dólares”, dijo García.
“Cuando terminaron el I-10 Connect, lamentablemente quedó todo tan mal que prefiero cruzar por el Centro, pero he tardado hasta casi dos horas. Con decirles que me he puesto a trabajar en la espera, que es una locura, el viacrucis… y no es Semana Santa”, agregó el consultor de negocios cuya hija vive en Juárez y va a visitarla los fines de semana.
Las filas para cruzar a Juárez por el Centro, se vuelven tan imposibles que toda la calle Stanton se satura; los autos no respetan los semáforos, por temor que los guiadores entren a la fila por las calles laterales, según pudo constatar El Diario de El Paso en un recorrido el viernes por la tarde.
Esta situación impide que los autos que tratan de transitar por las calles que cruzan con la Stanton –como la Sexta o la Father Rahm– puedan circular libremente, impactando también con la movilidad de la frontera, en especial entre residentes del Segundo Barrio.
Existe una vía alternativa para llegar a las casetas de cobro de El Paso: haciendo fila por la calle Oregon, dando vuelta por la Paisano. El recorrido es por la Iglesia del Sagrado Corazón y pasa por el acceso al estacionamiento de los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) del puente Paso del Norte.
“Son los momentos más tensos de la semana para cruzar. Y la situación se ha puesto cada vez peor: antes no había tanta línea. Lo malo del asunto es que no hay policía, salvo en contadas ocasiones”, señaló García.
De acuerdo con reportes de la Ciudad de El Paso, los volúmenes de vehículos hacia el Sur en el puente del Centro aumentaron un 70 por ciento en 2022, en comparación con 2018, el último año antes de la pandemia para los cruces internacionales.
Ese fue el último año antes de que las políticas de la administración Trump restringieran el cruce de turistas mexicanos a Estados Unidos por los puertos terrestres. Entre 2019 y 2020, el flujo se desplomó pero regresó recargado.
Se ve tráfico en las intersecciones de Paisano Drive y Stanton Street mientras los viajeros se dirigen al Sur hacia México.
Funcionarios municipales señalaron que la Ciudad encargará un estudio de tráfico de un área del Centro de aproximadamente 10 cuadras que abarca los puentes Stanton hacia el Sur y Paso Del Norte hacia el Norte.
Aseguraron también que la Ciudad paga hasta seis policías para controlar el tráfico los jueves y viernes, algo que según usuarios de los puentes, es insuficiente.
“Ya no sabemos cómo hacerle para cruzar a Juárez”, dijo Mónica Garza, ama de casa residente de Kern Place, área enfrente de la Universidad de Texas en El Paso (UTEP). “Un viernes de plano no asistí a una reunión de ex compañeros de la secundaria, porque la fila estaba imposible; había un embotellamiento horrible en Paisano y Stanton y nada, nada de Policía”.
Dos millones de autos
Para Manuel García hay un dato claro: las largas filas en el puente Stanton –que conecta con la avenida Lerdo en Juárez– comenzaron con las obras del I-10 Connect hace unos cuatro años.
Cuando el proyecto concluyó, ante las críticas de que se arruinó uno de los accesos a Juárez y que el puente “Libre” también padece de embotellamientos, el Departamento de Transporte de Texas (TxDOT) señaló que el objetivo siempre fue enlazar el I-10 con el Loop 375, no mejorar la conexión internacional.
“Pero esa es otra historia”, señala García. “La realidad es que cada vez se complica más ir a Juárez por el Centro. De nada sirven los $3.50 que pago cada vez que cruzo. Incluso si comprara los boletos de prepago, que ya lo he considerado, no mejoran las filas ni los corajes”.
El tráfico de vehículos en el puente de Stanton Street promedió alrededor de 1.1 millones de autos en dirección Sur anualmente entre 2017 y 2020, según reportes de UTEP.
En 2021, se disparó a más de 2 millones y en 2022 llegó casi a 1.9 millones de vehículos, señalan los datos del estudio académico.
“Los puentes y los enlaces arteriales a esos puentes representan cuellos de botella que obstaculizan la productividad y el comercio en la región”, dijo Fullerton. “Cuando una parte del sistema enfrenta capacidad reducida o líneas más largas, también afecta a las otras partes del sistema”.
La Ciudad recaudó $27.3 millones en peajes en los puentes Stanton, Paso Del Norte y Zaragoza en el año fiscal 2022, un 11 por ciento más que los $24.6 millones en el año fiscal 2021, según el departamento de puentes internacionales de la ciudad.
Cada año, aproximadamente el 60 por ciento de los fondos recaudados se transfieren al Fondo General de la Ciudad, mientras que el resto se utiliza para operar los puentes y los parquímetros de la ciudad, señaló la Ciudad.
“Con tanto dinero que generan los puentes es como para que la Ciudad se ponga las pilas y haga lo que tenga que hacer para resolver los problemas. Que contraten policías, que hagan obras, que mejoren las calles aledañas”, dijo la fronteriza Garza. “No se vale que se queden inactivos: el puente les ha dejado mucho dinero desde 1967 y parece que no han hecho nada”.