Ojinaga Chih.- La expresión “lluvia temprana” y “lluvia tardía” muchas veces escapa a la comprensión. Estos términos son frecuentemente usados en la Biblia para hacer alusión al derramamiento del Espíritu Santo como agente regenerador sobre los creyentes, dijo en días pasados el Pastor Miguel Lengua, en su mensaje desde el pulpito de la Iglesia Restauración La Cosecha.
En su gran sabiduría, nuestro Creador decidió usar términos de la naturaleza para que su significado teológico no se escape a nuestra comprensión. Sin embargo, aun así, hoy en día se ha puesto de moda orar por la “lluvia tardía” sin comprender qué es lo que se está pidiendo verdaderamente.
En cualquier punto del planeta tierra, las temporadas de lluvia son determinantes para la agricultura. Además de las lluvias en su correspondiente estación habitual del año, había dos precipitaciones muy esperadas por los hombres encargados de la plantación.
La lluvia temprana – que venía fuera de época, como el propio nombre lo indica, caía antes de la temporada lluviosa habitual. Esta lluvia servía para que el terreno que ya estaba preparado para la siembra quede blando y húmedo, muy apropiado para la manipulación necesaria.
Es un período de tiempo en que el agricultor espera que Dios envíe a la tierra (Santiago 5:7), para que pueda sembrar; porque antes de que venga el tiempo de la lluvia temprana, el terreno en el cual se va a hacer la siembra está seco, duro y con malezas, y al venir la lluvia temprana el terreno se humedece, y el hombre tiene una parte que realizar para promover el crecimiento de la buena semilla.