Reflexión semanal
Existe un cierto peligro al estar en la oscuridad. En la oscuridad yacen peligros de muchas clases. En la oscuridad hay ladrones, hay pozos destapados, hay animales feroces. La oscuridad siempre ha sido un lugar peligroso. Para no caer en problemas en la oscuridad, hemos creado una gran infraestructura de luces eléctricas en nuestras calles. Hemos instalado faros en los automóviles. Cargamos linternas en la guantera, y para las emergencias tenemos velas.
Hemos hecho grandes esfuerzos para no quedarnos en la oscuridad – la oscuridad física; pero, ¿qué de la oscuridad espiritual? ¿Hasta dónde nos estamos esforzando para encontrar la fuente de luz que puede alumbrarnos en las tinieblas de nuestra existencia humana?
Hoy en día hay muchos que nos llamarán, según sus propias palabras, a buscar nuestra propia luz interna. Nos dirán que debemos de seguir los impulsos de nuestra propia naturaleza, que nuestra luz interior nos guiará. Esto suena muy bien, pero, ¿será verdad? Es una idea muy atractiva el poder olvidarnos de la Biblia, y simplemente dejarnos llevar por “la luz” que, supuestamente, tenemos todos dentro.
El mundo, y cada persona necesitan de luz, porque vive y está envuelto en las tinieblas por su condición moral y espiritual (Isaías 60:2) Así como el sol es el centro de nuestro sistema solar, Jesús es el centro de la vida. Sin la luz del sol, lo que hay es tinieblas e inseguridad y todo estaría muerto. Lo mismo podemos decir de la vida sin Jesús, que es la luz del mundo, pero con consecuencias más catastróficas y eternas. La oscuridad espiritual es manifestada en un mundo religioso, con tradiciones paganas, con doctrinas tergiversadas, con doctrinas del hombre, Jesús les dijo a los religiosos de su tiempo: “Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15:8-9)
Jesús dijo “Yo Soy La Luz”. No una de las luces, la clave está aquí, LA LUZ; Por lo tanto sólo Él puede alumbrar la vida cualquiera que sea la situación. Él sanó a un ciego de la oscuridad y luego abrió sus ojos espirituales para poder ver a Jesús. Jesús es la única luz que necesitamos para guiarnos en la vida. Todas las demás “luces” son malas por naturaleza y sólo te llevarán a la oscuridad eterna. El que tiene a Cristo, tiene la luz, y no anda en tinieblas. Las tinieblas mencionadas en Juan 3:19, son aquellas que no permiten que el hombre pueda ver la realidad de la Palabra de Dios.
Dice en 1 Juan 1:5-7 que debemos andar en luz, porque Dios es luz. Si le seguimos, no andaremos en tinieblas, sino que tendremos la luz de la vida. Jesús es la Luz que alumbra, dirige, sana y da vida, cuando dice tendrá la luz de la vida, se refiere a eso precisamente, vida plena en tanto estamos en esta tierra, pero también a la vida eterna después de la muerte física. Hay solamente una fuente de luz verdadera, una luz que puede alumbrar nuestro camino y protegernos en nuestro caminar. Esa luz es Jesucristo. El mismo dijo: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12) La pregunta ahora es ¿permitirá este día a Jesucristo que alumbre su vida?
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.