Chihuahua Chih.- Ayer el Pastor Luis Alonso Villa, ministro titular en la Iglesia Amor Sublime Hefziba de las Asambleas de Dios en su sermón dominical hablo a cerca de la guianza del Espíritu Santo y dijo.
“Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (Gálatas 5:25). En esta simple instrucción, el apóstol Pablo nos está diciendo en términos sencillos: “Si el Espíritu Santo está viviendo dentro de ti, dale control total de tu vida. Todos debemos ser guiados por el Espíritu.”
El Espíritu Santo fue enviado para ser nuestro guía constante e infalible, y habita en todos los que confiesan a Cristo como Señor y Salvador. El Espíritu reclama nuestros cuerpos como su lugar de domicilio, para reinar en la residencia de nuestros corazones.
Menciono también el pastor Villa El derramamiento del Espíritu Santo — el derramamiento del Espíritu de Dios para llenar y morar en las personas — fue profetizado en el Antiguo Testamento y se cumplió en Pentecostés (Hechos 2). Este evento fue predicho en el Antiguo Testamento: en Isaías 44:3 Dios dijo a Israel, “Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos”. El Espíritu Santo se representa como el “agua de vida” que salva y bendice a un pueblo moribundo. El día de Pentecostés, Pedro citó otra profecía que se estaba cumpliendo: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días….Y todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo” (Joel 2:28-29, 32).
Luis Alonso Villa, finalizo diciendo somos guiados por medio de su espíritu a travez de la imposición de las manos; La imposición de manos es el procedimiento revelado por el Señor para realizar muchas ordenanzas del sacerdocio, por ejemplo, la confirmación, la ordenación, el apartamiento para servir en un llamamiento, la unción de los enfermos y otras bendiciones del sacerdocio. Los que tienen la debida autoridad del sacerdocio colocan las manos sobre la cabeza de la persona que recibe la ordenanza. Al hacerlo, sirven como instrumentos por medio de los cuales el Señor bendice a Sus hijos.