Infancia difícil desde su nacimiento
José María Tecio Morelos y Pavón-Pérez, nació el 30 de septiembre de 1765 en la ciudad de Valladolid (actual Morelia), su infancia no fue tan fácil ni tan feliz como la de tantos otros personajes; desde el día de su nacimiento ya fue problemático para él, su madre había asistido a misa cuando al salir de la iglesia, en plena calle sintió los dolores del parto, siendo asistida por transeúntes y por las monjas del Convento de San Agustín que también salían de misa. José María fué el tercero de ocho hermanos, cuatro hombres y cuatro mujeres; sus padres José Manuel Morelos Robles, mestizo proveniente de la etnia purépecha de oficio carpintero y su madre Juana María Guadalupe Pérez-Pavón y Estrada, una criolla hija de español maestro de escuela.
José María realizó sus primeros estudios en la escuela de su abuelo materno, Don José Antonio Pavón; siendo todavía un niño, la familia enfrentó un serio problema, tras una fuerte discusión con su esposa, el padre los abandona, llevándose consigo a su hermano Nicolás. A partir de este problema, la familia comienza a sufrir una severa crisis económica, que obliga al niño José María a irse a Parácuaro a trabajar en la Hacienda de Tahuejo, propiedad de su tío Felipe Morelos, donde trabajó como vaquero y en las labores del campo; su tío, que era un buen hombre, le pagaba su salario, pero además ayudaba a su madre y a sus hermanos. Después su tío Felipe, lo empleó como carretonero, ya que también hacía viajes de carga en carretas hasta Acapulco para entregar productos a los galeones filipinos y a la nao de China que atracaban en el Puerto de Acapulco y de las naves de oriente, llevaban mercancías a la Ciudad de México, esto le generaba buenos ingresos a José María.
Inicia su vocación clerical
En 1790, a la edad de veinticinco años y por insistencia de su madre, que deseaba verlo convertido en sacerdote, inicia su carrera eclesiástica en el Colegio de San Nicolás, ahí mismo en Valladolid; donde conoció y tuvo su primer contacto con el Cura Don Miguel Hidalgo y Costilla, quien era el rector del Colegio y al cabo de dos años terminaron haciéndose amigos. En un período de cinco años, de 1790 a 1795, José María Morelos se recibió como Sacerdote, obtuvo sus títulos en Gramática y Latín, sus títulos en Filosofía y Retórica y para rematar, obtiene también el título de Bachiller en Artes.
Debido a su dedicación y estudio, en un año obtuvo si diaconato y su licencia para celebrar misa, oír confesiones y predicar la palabra de Cristo; sus deseos eran los de sustituir a su bisabuelo materno en el Obispado de Valladolid, pero la jerarquía católica, que es tan férrea y estricta como la jerarquía militar, decide que debe de comenzar desde abajo, hacer méritos y entonces seguramente podrá acceder al lugar que ocupó su bisabuelo, y por supuesto, a sus beneficios. Morelos estuvo como párroco en varios lugares de Michoacán, durante su estancia como párroco de Pátzcuaro estuvo muy a gusto porque ahí vivía su madre y sus hermanas; estando ahí, fallece su madre y el Cura Morelos es el encargado de celebrar la misa de despedida de su querida madre.
Tras la muerte de su madre, la pena y la tristeza que embargaban a Morelos, comenzaron a afectar su desempeño sacerdotal, la Arquidiócesis de Valladolid decide sacarlo de Pátzcuaro y enviarlo como párroco a Carácuaro, en donde volvió a ser el mismo y la gente de ahí lo quería mucho, tanto que duró ahí diez años, debido a que la gente presionaba a la Arquidiócesis para que no lo movieran a la hora de las rotaciones de párrocos. José María Morelos, al tiempo que desempeñaba su sacerdocio, continuaba con su negocio de carretas en la transportación de víveres y mercancías entre el Puerto de Acapulco, Valladolid y la Ciudad de México, así se movían las cosas en aquella época. Esto le permitía a Morelos vivir bien y ayudar a la gente de Carácuaro, por eso era tan querido.
Invasiones, conspiraciones y rumores.
Corría el año de 1808 y el Obispo de Valladolid, Manuel Abad y Queipo veía con mucha preocupación la amistad entre el Cura Morelos y el Cura Miguel Hidalgo y también le comenzaba a preocupar la excesiva popularidad que el Cura Morelos iba obteniendo. El Cura Miguel Hidalgo ya empezaba a manifestar ciertas ideas de libertad e independencia y el Obispo Abad y Queipo informa de esto a sus superiores, el Arzobispo de México Francisco Javier de Lizana y Beaumont y desde luego al Virrey José Joaquín Vicente de Iturrigaray y Aróstegui de Gainza y Larrea; con esto, el Obispo Abad y Queipo puso al Cura Hidalgo en la mira de la Santa Inquisición. Abad y Queipo le tenía verdadero afecto a Morelos y por eso le preocupaba su relación con Hidalgo; por tal motivo le escribe una carta a Morelos en la que le explica su preocupación y los peligros que representa su amistad con Hidalgo; Morelos le responde a Abad y Queipo que si toda la administración de sus parroquias y su desempeño eclesiástico está en orden, no debería preocuparle el Cura Hidalgo, puesto que también es su amigo, y le deja la incómoda pregunta… ¿o era?
En ese mismo año de 1808, Francia invadió a España, derrocando al Rey Fernando VII, el emperador Napoleón Bonaparte impone como nuevo Rey de España a su hermano José Bonaparte I, popularmente conocido como “Pepe Botellas”, por su desmedida afición al coñac; por supuesto, estos hechos tuvieron repercusión inmediata en el Virreinato de la Nueva España, el Virrey José de Iturrigaray desconoce la autoridad francesa representada por José Bonaparte I de España y se mantiene leal al Rey Fernando VII, quien ya estaba preso en Francia. El Virrey de Iturrigaray es destituido y desde España envían al nuevo Virrey Pedro de Garibay, quien de inmediato ordena al General Félix María Calleja del Rey, jefe del Ejercito Realista que sean investigados todos los curas y sacerdotes.
Félix María Calleja era tan despiadado, cruel y sanguinario como su lealtad y amor a la Corona Española, al ordenar a la Santa Inquisición investigar a toda la Iglesia en México, puso en alerta a todos los que en la Nueva España traían las ideas de libertad e independencia, y comenzaron a surgir grupos y reuniones para conspirar contra la Corona Española e iniciar un movimiento en favor de la independencia. Hubo conspiraciones en Yucatán, en Valladolid, en la Nueva Vizcaya, en Guadalajara, en estas conspiraciones participaban médicos, militares, empresarios, sacerdotes y algunos alcaldes y gobernadores, todos trabajaban en concordancia y comunicación con las demás conspiraciones. Encima de todo eso y por si fuera poco, se esparció el rumor muy fuerte de que Francia vendría a hacerse cargo del Virreinato. Pero tal vez la más importante y reconocida fué la Conspiración de Querétaro, misma que al ser descubierta al haber un soplón adentro, obligó al Cura Hidalgo a adelantar la insurrección para la noche del 15 de septiembre de 1810.
El Grito de Dolores… comienzan los dolores del largo parto de una nueva nación.
Con el Grito de Dolores, se destapa oficialmente el movimiento insurgente, el nuevo Virrey es el General Francisco Xavier Venegas de Saavedra y Rodríguez de Arenzana, un hombre de guerra, a diferencia de todos los virreyes anteriores, la situación lo exigía; Venegas formó tres puntos de defensa: el General Félix María Calleja en Puebla, el Intendente Riaño en Guanajuato y el propio Virrey Venegas al frente en San Luis Potosí
El Cura José María Morelos se presenta ante su amigo el Cura Miguel Hidalgo y Costilla para ofrecerse como capellán del movimiento insurgente y llevar servicios religiosos y espirituales a todos los rebeldes insurgentes; Hidalgo le dice que no lo necesita como capellán, sino en el frente de batalla y le da una enorme responsabilidad: “Necesito que formes un ejército y que tomes el Puerto de Acapulco e impidas que los suministros y mercancías de la Nao de China lleguen a la Ciudad de México y sirvan para nuestra causa, es estratégico, tú conoces bien el puerto y sus rutas y sé que lo puedes hacer”, la respuesta de Morelos fue inmediata: “No soy militar, pero estoy dispuesto a correr con violencia las tierras calientes del sur”; ahí mismo, Hidalgo le otorga el siguiente título, mismo que evidencía el alto grado de desconocimiento por parte de ambos de lo que era el servicio de las armas, el título fue: “General de los ejércitos americanos para la conquista y nuevo gobierno de las provincias del sur, con autoridad bastante”, si a usted estimado lector, le causó risa el título, imagínese a un militar de carrera y de mil batallas como el General Félix María Calleja. Fué la última vez que se vieron Hidalgo y Morelos.
José María Morelos se inicia en la Guerra de Independencia… y su primer error militar.
El compromiso que Morelos se había echado encima con Hidalgo, era enorme, lo que hizo Morelos fue regresarse a su Parroquia en Carácuaro, solicitó licencia eclesiástica acogiéndose al reglamento que indicaba que: “Los clérigos pueden tomar las armas lícitamente cuando hay alguna grave necesidad en utilidad grande de la Patria”, ahí en Carácuaro logró reunir 25 hombres armados con lanzas y fusiles, se fue bordeando el Río Balsas y cuando llegó a Huetamo, ya traía 350 hombres; siguió hasta Zihuatanejo y Petatlán y ahí su ejército ya contaba con dos mil hombres, decide tomar Técpan y ahí derrotan a una pequeña guarnición del ejército realista. En Técpan se les unen el General Hermenegildo Galeana y sus sobrinos Antonio y Pablo Galeana, los tres eran militares y aportaron mucho a su causa, porque eran los únicos militares en su ejército, incluido un cañón que era propiedad de Hermenegildo Galeana.
Con los Galeana se sintió ya una presencia militar entre la tropa de Morelos, en enero de 1811, una sección de tropas al mando del General Hermenegildo Galeana derrota al general realista español Juan Francisco París Parra y se apoderan del Cerro del Veladero, ya estaban listos para tomar el Puerto de Acapulco, desde ahí se divisaba ya el Fuerte San Diego; los Galeana asesoran a Moreos para que lanzara ya la ofensiva final y apoderarse de Acapulco, cuando en eso llega un emisario del Teniente José Gagó, quien le ofrece la rendición y la entrega de la plaza de Acapulco para el día 8 de febrero de 1811; a condición de que se les deje en libertad a todas sus tropas; los Galeana le aconsejan que no lo acepte, porque tienen todas las ventajas para ganar esa batalla, pero Morelos, que no era militar decide que es mejor aceptar la rendición sin perder a un solo hombre… tremendo error, el 8 de febrero de 1811 al ir a recibir la plaza de Acapulco, son atacados desde varios puntos, teniendo que ordenarse la retirada.
Segunda campaña militar de Morelos y segundo y muy grave error militar… ¿o fue traición?
Después de su fracaso en Acapulco, Morelos se repliega a Chilpancingo, donde se le unen los hermanos Leonardo, Máximo, Víctor, Miguel y Nicolás Bravo, también todos ellos militares; después se le unen Vicente Guerrero, Mariano Matamoros y finalmente Miguel Fernández Félix, quien más tarde adoptó el nombre de Guadalupe Victoria. El 21 de marzo de 1811 el Capitán Ignacio Elizondo hace prisioneros a Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Ignacio Aldama, Mariano Jiménez y Mariano Abasolo y los envía a Chihuahua, donde por órdenes de Calleja se les enjuicia y son fusilados en junio de 1811; a la caída de las cabezas principales, el mando de la insurgencia recae en Ignacio López Rayón, quien convoca a formar una Suprema Junta Nacional Gubernativa, también conocida como Junta de Zitácuaro, con el fin de gobernar al país; Morelos, que ya traía ansias de ser el Jefe Supremo de la insurgencia, además traía ciertas ínfulas porque su documento sobre la emancipación de América y la abolición de la esclavitud había tenido gran impacto no solo en la Nueva España, sino en Sudamérica también.
A la Junta de Zitácuaro Morelos no asistió porque ya sabía que López Rayón se iba erigir como Jefe Supremo y en segundo porque se dio cuenta de que Rayón ya estaba cuestionando sus errores militares, sobre todo teniendo tan vasto ejército y un cuerpo de generales de primera línea. Con ese ejército, Morelos únicamente tomaba pueblitos sin importancia estratégica y eso le generaba burlas; entonces sus generales le ofrecen un plan mayor para acabar con los españoles y Morelos lo acepta y lo pone en marcha. El 12 de diciembre de 1811 divide su ejército en tres grandes divisiones, una al mando de los Hermanos Bravo que marcharía a conquistar Oaxaca, otra división al mando del General Hermenegildo Galeana que atacaría Taxco y dominaría toda esa región y la tercera división bajo el mando del propio Morelos que avanzaría hasta Izúcar en Puebla, donde entró sin combatir, porque no había nadie; aquí surgen interrogantes históricas: ¿porqué atacar una ciudad que estaba sin resistencia?, de Izúcar se regresa por donde venía y surge otra interrogante: ¿porqué regresarse en vez de avanzar hacia Puebla, donde casi no había resistencia y de ahí avanzar sobre la Ciudad de México que estaba prácticamente desguarecida?, con eso habría bastado, para en 1812 haber consumado la Independencia de México.
Los Hermanos Bravo ya tenían dominada la región de Oaxaca, Nicolás Bravo tenía cerrado el Paso de Acultzingo que era la ruta entre México y Veracruz; Hermenegildo Galeana tenía ya controlado Taxco, Chilpancingo y todo Guerrero, entonces ¿porqué no atacar Puebla y México?. En vez de eso, Morelos se regresa y en Cuautla es derrotado por Félix María Calleja en una batalla que Morelos afirmó haber ganado, pero el haber huido a Taxco indica lo contrario; aquí surge otra interrogante: ¿porqué huir hacia Taxco, que ya estaba dominada totalmente por Galeana, en vez de irse a defender Zitácuaro?. Calleja ya había anunciado que iba por Zitácuaro porque ahí estaba la sede del Movimiento Insurgente.
Por supuesto que Calleja atacó Zitácuaro y esa fue una derrota espantosa que ocasionó la debacle política de López Rayón y casi costó acabar con el Movimiento Insurgente; muchos historiadores creen que esa era la verdadera intención de Morelos al irse a Taxco y no defender a Zitácuaro, sabiendo que iba a ser atacada, y sabiendo que sería el fin de López Rayón, para muchos así fue, más no existen pruebas de ello pero si amplias sospechas de que fue un acto de traición, más que un error militar.
Tercera campaña militar de Morelos y los errores continúan.
En Oaxaca, que estaba ya controlada por los Hermanos Bravo, Morelos hace una entrada triunfal y decide establecer ahí su cuartel de manera temporal, organizó a las autoridades de la ciudad, decretó algunos reglamentos y ordenanzas, creó una Junta se Protección y Seguridad Pública. Creó una Junta Suprema de Gobierno Insurgente, donde claro que él era el Presidente y comenzó a perder piso; se autonombró como “Generalísimo”. Era ya enero de 1813 y su cuerpo élite de Generales le estaban recomendando atacar ya a la Ciudad de México y dar el golpe final para proclamar la Independencia (algo que pudo haber hecho meses atrás); pero no, Morelos decidió que iba a atacar Acapulco, porque quería controlar el puerto y algunos historiadores concuerdan en que traía esa espina clavada desde su primer fracaso militar.
Le tomó casi ocho meses a Morelos apoderarse de Acapulco, cuando le habrían bastado tal vez dos meses para apoderarse de la Ciudad de México y proclamar la Independencia; es verdad que con la toma de Acapulco controlaba todo el sureste hasta Guatemala, pero no tenía lo importante, que era la Independencia de México, inexplicables y garrafales errores que ya estaban cansando a sus generales; se dice que el propio General Félix María Calleja no daba crédito a tanta ineptitud militar de Morelos, sus Sentimientos a la Nación eran legítimos y nobles, sus decretos y reglamentos también, así como sus obras sociales; pero como líder militar era un desastre y una cadena de errores… errores que Calleja no perdonaría.
Félix María Calleja del Rey, nuevo Virrey de la Nueva España… inicia la caída de Morelos.
Con el poder absoluto como Virrey, Calleja presionó con todo su poder para destruir a Morelos, El Congreso de Chilpancingo lo destituyó de todo poder político y militar dentro del Movimiento Insurgente, ya no le aguantaron tantos errores y quedó entonces Morelos como mera figura decorativa y de imagen política del movimiento; se le asignó una tropa de escolta, con el General Nicolás Bravo al frente y se trasladaba a diferentes plazas, su trabajo ya era político y en la elaboración de leyes, decretos y políticas de gobierno; estando en Acapulco se enteró con mucha tristeza de la muerte de dos de sus más leales generales, Mariano Matamoros y de Hermenegildo Galeana en combate contra los españoles.
Calleja y el Ejército Realista comenzaron a debilitar el Movimiento Insurgente, entonces Morelos pide apoyo a su amigo el mercenario estadounidense Peter Ellis Bean y al mercenario francés Joseph Humbert para que consigan armamento, munición, artillería y pólvora para el Movimiento Insurgente, los mercenarios le consiguen todo un arsenal a Morelos, suficiente para remontar la guerra. Calleja se entera del arsenal y como desde hacía mucho sabía de la relación de Morelos con estos dos mercenarios, de inmediato supuso que el cargamento estaba en poder de Morelos y se dio a la tarea de ir a cazar a Morelos y el arsenal de guerra; también sabía que el General Nicolás Bravo estaba a cargo de la seguridad de Morelos.
Finalmente, a orillas del Río Mezcala, en una perdida aldea llamada Tesmalaca, el Ejército Realista al mando del General Manuel de la Concha logra ubicar movimientos extraños para una aldea tan pequeña y dan con el convoy y con Morelos; al emprender la huída, Morelos le ordena a Nicolás Bravo que se escape con el convoy y lo entregue al Movimiento Insurgente y que se olvide de él; el General Bravo acata la orden y se escapa, logrando poner a salvo el cargamento, mientras que el Cura Morelos es aprehendido a las afueras de Iguala.
Calleja fué implacable con Morelos.
Morelos es conducido a la Ciudad de México ante la presencia del Virrey Calleja, quien parecía disfrutar la caída de Morelos; el 22 de noviembre se inicia la serie de juicios a los que fue sometido Morelos con un juicio militar; el día 23 es presentado ante la temible Santa Inquisición, que lo acusó de abandono a la Iglesia y sus doctrinas, de herejia y de actos malignos, finalmente el 28 de noviembre se enfrenta al tribunal del Estado. En los tres juicios fue declarado culpable y a la pena de muerte. La Santa Inquisición solicitó que fuera fusilado de espaldas por traición a la Iglesia y gustoso, el Virrey Félix María Calleja lo concedió. El Cura José María Tecio Morelos y Pavón-Pérez es fusilado el día 22 de diciembre de 1815; a su muerte el Congreso de Chilpancingo designa al General Nicolás Bravo Rueda como Jefe Supremo del Movimiento Insurgente; llegarían nuevos vientos, nuevos rostros y nuevos valientes que culminarían la Independencia de México. Como premio, Calleja fue designado por el Rey Fernando VII, Jefe de Todos los Ejércitos Reales y se la atribuye haber declarado que si lo hubiesen dejado, México no sería independiente.
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Fuentes Bibliográficas:
- biografíasyvidas,com
- Banxico.org.mx
- cndh.org.mx}
- www.gob.mx/epn
- www.mexicodesconocido.com.mx
- buscabiografías.com
- es.wikipedia.org