La espera es una parte natural de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, buscamos la manera de seguir adelante y eliminar la duración de la espera.
Los seres humanos hemos desarrollado todo tipo de cosas rápidas: coches rápidos, comida rápida, divorcios rápidos, como un esfuerzo por disminución de esperar. A pesar de innovaciones humanas, aún nos encontramos en espera de muchas cosas. Tenemos que hacer cola y esperar en la comida rápida, terminales de avión y de autobuses. En urgencias de un hospital, etc.
Lo contrario a la espera, es la impaciencia.
El diccionario la define como Intranquilidad producida por algo que molesta o que no acaba de llegar. A todos más de alguna vez nos ha pasado el hecho de impacientarnos por algo. La mayoría de nosotros anheláramos que nuestras peticiones fuesen contestadas instantáneamente y que todo lo que pidiéramos no tardara más de unas horas o un día para poder recibirlo. Si llegaran así de rápido las cosas ¿las valoraríamos?
La impaciencia se da debido a la falta de saber esperar en Dios. Muchos son impacientes porque no han comprendido que Dios actúa en su tiempo, no en el nuestro y que para El todo está bajo control. Sin embargo, creo que la espera vale la pena para ganar.
El que ha esperado un tiempo para ganar una competencia se ha dado cuenta, al final cuando ganar, que la espera valió la pena. Por otro lado el ser impacientes trae sus consecuencias, algunas puedes ser: Lleva a tomar malas decisiones.
Las malas decisiones pueden traer consecuencias que dolerán por muchos días, o meses, o posiblemente años, o por toda la vida.
Muchos no tendrán el respaldo de Dios en lo que realizaran. Muchos se olvidan de Él y se alejan de para refugiarse en cualquier cosa, que lejos de ayudarles, los enceraran en sueños frustrados y heridas del alma y vidas destruidas.
Pero la invitación de Dios es esperar. El Salmo 27:14 dice: “Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová” En ocasiones le preguntamos, o le cuestionamos a Dios, en lugar de esperar en Él.
Y a pesar de nuestra impaciencia, Dios no se enoja con nosotros. En lugar de enojarse, Dios nos hace saber que la paciencia es un proceso que conduce a la victoria.
Sin embargo durante el tiempo de espera quisiéramos saber ¿qué voy a hacer mientras espero? En primer lugar debemos deshacernos de la impaciencia ¿Cómo podemos dejar de ser impacientes?
Dejando en manos de Dios nuestras necesidades, Pidamos sabiduría de lo alto para entender que Dios está trabajando. Y atender lo que dice Salmos 37: 5 “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él y el hará”
La mejor forma de ser paciente es creyendo en esta palabra. Haga usted lo que tenga que hacer, lo que debe de hacer, confíe en que Dios hace lo suyo. Ore y confíe en Dios mientras está esperando. Mire lo que dice la palabra de Dios: “Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor” (Salmo 40:1)
“Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca” (Lam. 3:25) No podemos apurar a Dios, sólo hay que esperar, no importa cuánto tiempo tome, pero lo que sí es seguro es que Él siempre estará ahí, no se preocupe.
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un vaya al cielo.