Ojinaga Chih.- Ayer en el tercer día de campaña el Pastor Agustín Morales, ministro titular del Centro Evangélico, dijo durante su mensaje que el Señor nos puede sacar de la tumba y cobrar vida; entiéndase tumba, como una enfermedad, un problema financiero, crisis familiar, entre otros él te ofrece ¡UN NUEVO COMIENZO! Como es el lema de la campaña de 10 días organizada por la ALIANZA EVANGÉLICA REGIONAL.
Y en la alabanza estuvo el hermano Nacho Galindo, con su música, sus cantos al Señor las personas pudieron disfrutar del talento que el Señor le a dado.
Después de encontrarse con Marta y María cerca de Betania, Jesús va con ellas a la tumba de Lázaro, que es una cueva con una gran piedra que tapa la entrada. Una vez allí, ordena: “Quiten la piedra”. Marta no sabe lo que quiere hacer Jesús y expresa su preocupación: “Señor, ya debe oler mal, porque han pasado cuatro días”. Pero él le pregunta: “¿No te dije que si creías podrías ver la gloria de Dios?” (Juan 11:39, 40).
Así que quitan la piedra. Entonces Jesús levanta la mirada al cielo y hace una oración: “Padre, te doy las gracias por haberme escuchado. Yo sé que tú siempre me escuchas, pero lo digo por la multitud que me rodea, para que crean que tú me enviaste”. Jesús ora en público para que los presentes sepan que lo que va a hacer se debe al poder de Dios. Después, grita con fuerza: “¡Lázaro, sal!”. Y Lázaro sale. Tiene las manos y los pies atados con vendas y la cara envuelta con una tela. Jesús dice: “Quítenle las vendas y dejen que se vaya” (Juan 11:41-44).
Muchos judíos que han venido a consolar a María y a Marta ven este milagro y ponen su fe en Jesús. Pero otros van adonde los fariseos y les cuentan lo que él ha hecho. Entonces, los fariseos y los sacerdotes principales reúnen al Sanedrín, el tribunal supremo judío. Uno de sus miembros es el sumo sacerdote, Caifás. Algunos se quejan y dicen: “¿Qué vamos a hacer? Porque este hombre hace muchos milagros. Si dejamos que siga así, todos pondrán su fe en él y los romanos vendrán y nos quitarán tanto nuestro lugar santo como nuestra nación” (Juan 11:47, 48). Ellos saben que Jesús “hace muchos milagros” porque se lo han contado personas que los han visto con sus propios ojos. Sin embargo, no se alegran por todo lo que Dios está realizando mediante Jesús. Lo que más les preocupa es mantener su propia posición y autoridad.