La bestia no entiende de abrazos -Dejad haced, dejad pasad -Si Corral hubiese detenido a El Chueco -Morena insiste en guarros
ALGUIEN con espíritu esperanzador podría creer que el cobarde asesinado de los sacerdotes jesuitas, supondría que ya tocamos fondo en materia de violencia en Chihuahua y en el país.
La realidad muestra lo contrario del buen deseo, el de todos. Tan sólo ayer domingo se registraron seis asesinatos en la capital y cuatro en Ciudad Juárez.
Son 10 en un solo día, por lo menos los que están en la estadística oficial en solo de dos municipios; ojalá y que el número no se incremente.
La verdad apunta además que, pese a los reclamos y exigencias internaciones y seguramente de los de más de la mitad de los mexicanos, para que se modifique la política de la CuartaT, no sucederá, de hecho ya lo expresó el propio presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
El presidente ignora todo, el control del todo poderoso, el habitante principal de Palacio Nacional. Está convencido de que los abrazos son su antídoto en contra los balazos.
Por desgracia las cifras demuestras los contrario, en sus cuatro años van poco más de 124 mil asesinatos de alto impacto; ya batió todos los récords presidenciales desde Fox hasta Peña Nieto, los de ellos en seis años.
Tiene al país en el despeñadero y no dejará los abrazos, argumenta que las estrategias del pasado, de los liberales fracasados, pero no quiere entender que su estrategia no tiene sentido, los números ahí están. Los recientes cuatro años son de la CuartaT.
Por lo pronto suponer que ya tocamos fondo, no sería creíble si se toma en cuenta que ese fondo, en realidad está en los abrazos, en la inacción; en atar a las fuerzas castrenses, la invisible acción (para este tema) de los 95 mil expolicías federales y militares.
Para el presidente nada pasa “y vamos muy bien” su frase predilecta, tan la cree que en medio de la violencia, el dolor, la corrupción y la impunidad, prefiere jugar beisbol y jugar a las corcholatas.
LA INESPERADA asistencia del exgobernador Javier Corral Jurado a la misa de cuerpos presentes de los dos sacerdotes jesuitas en la capital, despertó cualquier comentario y hasta susurros.
Qué hace el exgobernador que no pudo o no quiso atrapar a “El Chueco”, cuando aseguró que sería capturado, luego de que asesinara a Patrick un empresario norteamericano.
Hasta en rueda de prensa lo anunció al principio de su quinquenio, pero nada hizo y como diría “El Perro” Bermúdez, “ya lo tenía, era suyo y lo dejó ir”.
En su momento se dijo que la evasión de El Chueco, se debió a una falla técnica de una aeronave de la Marina, pero nada se dijo de la actuación de los agentes de la AFI del Fiscal Peniche y los estatales del Jefe Aparicio.
Impunidad pura para no llamarle complicidad. El sábado se le recordó el hecho al exgobernador, prefirió escabullirse, hacer mutis.
Si Corral hubiera aprehendido a El Chueco en su momento, seguramente no habría estado en el recinto jesuita más emblemático de Chihuahua, seguramente tampoco los cuerpos sin vida de los sacerdotes.
Sin pretender buscar culpables, sólo habría que agregar que son víctimas presentes, causadas por la indolencia del pasado.
COMO Si fuera por consigna, este día la fracción de Morena en el Congreso local, buscará otorgarle escoltas al exgobernador Javier Corral Jurado.
El nuevo intento será otra vez encabezado por el diputado morenista Oscar Castrejón Rivas, luego de que en el mes mayo se bajó de último minuto la “iniciativa de urgente resolución”, en la sesión celebrada en Ciudad Juárez.
No se sabe cuál es la urgencia de Castrejón y su fracción para dar protección al exgobernador que precisamente, el retiró los escoltas a otro exgobernador, es decir, a César Duarte Jáquez.
El argumento de que se debe trata igual a los iguales, significaría por lo tanto autorizarle guaruras a Duarte, a Fernando Baeza y Francisco Barrio.
Sabemos que Duarte está preso y no los necesita en el Cereso, o quién sabe.