Esto que escribo en relación a la vida del Profr. Adame, lo hago de manera personal porque no tengo la representación de los compañeros maestros que aún viven de esas generaciones, ni de los maestros jubilados de la Delegación Sindical a la que pertenecemos, por eso no lleva datos biográficos ni fechas representativas.
El pasado sábado 19 de febrero del 2022, se oficiará una misa en San Judas Tadeo a las 10 de la mañana. Seguramente ahí estaremos muchos de los que fuimos sus alumnos y/o compañeros maestros de la Escuela Secundaria Federal y aunque uno sabe que es la Ley de la vida, que un día de tantos la muerte nos sorprenderá en cualquier momento, la noticia de su reciente fallecimiento nos llenó de mucha tristeza porque fue uno de los maestros más querido de la Escuela Secundaria Federal.
Y no es que los demás maestros no lo fueran, de hecho, todos a la distancia, podemos decir que fueron como nuestros segundos padres. De todos ellos guardamos muy bonitos e inolvidables recuerdos.
Del Profr. Adame puedo decir que lo conocí cuando nos impartió, a nuestra generación, la clase de Historia en la Escuela Secundaria Federal “Pdte. Adolfo Ruiz Cortines”.
En aquellos ayeres le admirábamos su amplio conocimiento de la Historia Universal y muy particularmente de la Historia Mexicana. Recordamos que como bagaje cultural se ufanaba de haber tenido los mejores maestros de México, la mayoría de ellos, autores de libros de su materia, circunstancia que le favoreció muchísimo en su formación académica.
Su clase era tan amena que nos transportaba a lugares para nosotros totalmente desconocidos pues apenas habíamos salido del cascarón y no conocíamos más allá de la Colonia Progreso, o del Chaparral y tal vez ni siquiera más allá del Divisadero.
Así que la explicación de los hechos históricos que nos detallaba de más allá de nuestro terruño, eran como una película que se nos quedaba tan grabada en la mente que a la hora de los exámenes no teníamos ningún problema en contestarlos porque todo se nos había quedado muy bien guardado en nuestra memoria.
Al Profr. Adame yo lo describiría muy someramente en tres a o cuatro etapas de su vida. La Primera cuando llegó de su comunidad natal de La Boquilla de San Isidro, lugar situado a varios km. al suroeste de Manuel Benavides. De allá de la tierra de los grandes grupos musicales como el Conjunto Primavera por citar al más famoso con Juanito Domínguez a la cabeza. Su llegada a Ojinaga fue como la de muchos de nosotros, con la intención de continuar los estudios que las comunidades ya no nos podían ofrecer.
Recuerdo que ya como nuestro maestro nos platicaba muy orgulloso de su Boquilla de San isidro. Lugar al que le devolvió su alegría de antaño con la organización anual de la reunión de paisanos. Con el paso del tiempo terminó su Escuela Normal para maestros, pero no se conformó con ese logro, sino que él y un grupo de amigos, compañeros maestros, se fueron a la ciudad de México a especializarse en Historia, en Matemáticas o en Geografía.
Nos platicaba de Víctor Pantoja, de Pioquinto Milán, de José García Mendoza, de María y Mague Rodríguez y de algunos otros que escapan a mi memoria y que durante seis años viajaban en vacaciones de julio y agosto a cursar su carrera para poder dar clases en una secundaria.
De esos viajes de estudio nos contaba una y mil anécdotas como para completar un libro. Porque hay que decirlo. Era tan ameno en su plática que siempre nos tenía boquiabiertos y nos hacía la vida muy alegre con su plática, sobre todo en las frecuentes reuniones extraclase que teníamos, ya fuera para preparar e imprimir los exámenes o a la hora de las revisiones que siempre las hacíamos en grupo por las tardes y si era necesario en los sábados.
Y no podían faltar aquellos inolvidables días de campo que también con frecuencia se organizaban en infinidad de lugares de nuestra región y de nuestro Estado de Chihuahua, sobre todo en buena parte de la Sierra Tarahumara.
Otra etapa de su vida fue cuando ya compartimos su espacio como compañero maestro, cuando siguiendo su camino, terminamos la Normal para Maestros de Primaria y durante seis años más nos fuimos a especializar, aunque ya para ese entonces se había abierto una escuela Normal Superior en Chihuahua, así que no tuvimos que viajar hasta la Cd. de México.
Algunas personas, muchos de ellos padres de familia, consideran a esa etapa de la vida que le tocó al Profr. Adame como la Época de Oro de la Escuela Secundaria Federal, porque todos sin excepción, eran o éramos maestros titulados de la Normal Superior, había un gran respeto de los padres por el gran profesionalismo que imperaba en todos los maestros y hasta en el más modesto de los compañeros del Personal de Apoyo a la Educación; época en la que se contó con un extraordinario Patronato liderado por Don Máximo Domínguez, Don Antonio Gómez Ramírez y Doña Chimina Machuca de Ramos, quienes dejaron parte de su vida colaborando en el engrandecimiento de esta escuela, que aún después de que terminaron sus hijos su educación secundaria, siguieron colaborando con el mismo entusiasmo, inteligencia y capacidad de gestión como desde un inicio, siempre hermanados con sociedades de alumnos inteligentes y colaborativas.
En esta etapa de la vida del Profr. Adame, les puedo decir que no sólo fue un maestro con un conocimiento profundo de la historia, sino que fue un gran amigo de todos. No recuerdo haberlo visto enojado, hablando mal de los demás, envidiando los logros de sus compañeros o pesimista en sus posicionamientos. Todo lo contrario. Siempre traía una sonrisa a flor de piel, aunque a veces tenía una manera tan especial de mostrarnos alguna inconformidad con un gesto facial que entendíamos que no le parecía algo, pero nunca recibimos de él una ofensa.
Otra etapa de su vida ya de jubilado, fue la amistad que cultivó por años de sus amigos Pénjamo y Chalío a quienes les aprendió el arte de hacer un buen asado de puerco al estilo Ojinaga, pretexto perfecto para atender la invitación que nos hacía a su casa, a saborear ese exquisito platillo netamente ojinaguense que ya preparaba con extraordinaria maestría. El Profr. Adame también era bueno para jugar billar y competía sobre todo con Manito y con El Dr. Santos, que eran campeones para la carambola de tres o cuatro bandas.
Lo recuerdo también en sus frecuentes reuniones en restaurantes con sus amigos del alma, Mucio y Jaime Rey, Fermín Medrano, Pilo Ochoa y otros más.
Del Profr.Adame podríamos decir muchas cosas más, pues sin duda alguna fue un maestro ejemplar. Por eso lo recordamos con mucho cariño.
Se nos adelantó en el camino, pero su obra y el recuerdo de sus clases, de sus anécdotas, de su impecable vestir, de su gran dominio del idioma español, de su inigualable conducción de programas, de su paso por los puestos directivos que tuvo, de tantas y tantas cosas que podemos decir que nos dejó como legado paras las nuevas generaciones.