Una palabra de “moda” es procrastinar, que es la acción de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o menos agradables.
La procrastinación es un mal hábito que algunos lo tienen como una norma, viven con ello. Otros lo experimentan sólo ocasionalmente. Pero para los que lo sufren con densidad es un enojoso rasgo de carácter y un vivir al borde de la raya con las fechas de entrega, los plazos, los cierres o los límites; y todo esto conlleva frustración y ansiedad.
Es un mal hábito y como tal acarrea consecuencias negativas, hábitos positivos atraen resultados positivos, hábitos negativos atraen consecuencias negativas, esta es una ley universal e inquebrantable. Además de robar el tiempo, hace que la credibilidad delante de terceros mengue. La Biblia dice: “Aprovechen bien el tiempo, porque los días son malos” (Efe. 5:16)
Piense en esto, ¿cuantos proyectos no han sido iniciados porque los ha pospuesto innecesariamente? O peor aún, ¿cuántos de los proyectos iniciados quedaron sin terminar, abandonados en su escritorio, archivo o cajón, porque se distrajo con “uno mejor”? ¿Cuántos libros sin terminar de leer? ¿Cuántos versos, pensamientos o poesías sin escribir? ¿Cuantos momentos de familia perdidos?
¿Cuantas veces ha dicho “uno de estos días”? ¿Cuantas excusas tiene? Creo que es un buen momento para aprovechar el tiempo, tomar una decisión y ordenar tus prioridades para que hagas lo más importante porque los tiempos son malos.
La procrastinación es una forma de pereza, y dice en Proverbios 13:4 “El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada” Así las cosas, “los procrastinadores por excelencia desean muchas cosas, pero no logran alzar ninguna. Hay un conocido refrán que dice: “Por la calle de mañana se llega a la plaza de nunca”
Los pretextos nunca faltan y sobran; desde niños aprendemos a inventarlos. “No hice mi tarea porque…” “Llegué tarde debido a que…” “Yo no me di cuenta” etc. Las excusas son una forma sutil de evadir responsabilidades, lo que hacen que las personas se queden estancadas y hagan de ellos un estilo de vida.
El momento de comenzar es AHORA. No la próxima semana, o el mes entrante, no el próximo año, recuerda que el mañana no está garantizado: “No presumas hoy de lo que piensas hacer mañana; ¡nadie sabe lo que traerá el futuro!” (Prov. 27:1)
Pero por sobre todas las cosas entrega vida, tu día, tu jornada, tus planes, tu trabajo, tus estudios, tus proyectos a Dios en oración. Haz esto como primer acto al levantarte, durante el día, y al acostarte agradece a Dios. La Biblia dice: «Pon en manos del Señor todo lo que haces, para que tus planes se hagan realidad» (Prov. 16:3)
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo