- La evasión de AMLO a Biden, necesaria para rescatar al General.
- El triunfo electoral de Joe Biden aceleró la repatriación.
- Lo que pudo haber sido y no fue: ¿clave para la liberación del General?
Muchas interpretaciones surgen del retiro de cargos que las autoridades de Estados Unidos decidieron hacer para liberar al general ex Secretario de la Defensa Nacional mexicano, Salvador Cienfuegos. El gobierno norteamericano anunció que retiraba los cargos al general Cienfuegos para que el gobierno de México se encargara de juzgarlo. El polémico e inusitado el acontecimiento causó gran revuelo en los medios de comunicación estadounidenses y mexicanos convirtiéndose en la noticia de la semana. Sin duda, como ya fue reconocido por la jueza que llevaba el caso, el inesperado giro en el juicio del general mexicano se derivó de una solicitud que el gobierno de Estados Unidos –bajo el mando del presidente Donald Trump- le hizo a la fiscalía judicial encargada de juzgar al acusado. A su vez, tal solicitud tuvo que tener necesariamente su origen en un acuerdo previo entre los gobiernos estadounidense y mexicano, no hay otra explicación.
Lo que quizá no resulte tan sencillo de conocer con exactitud es el cúmulo de pormenores (fricciones y detalles de las negociaciones entre ambos gobiernos) así como el verdadero propósito, que giraron en torno a la sorprendente liberación del alto militar y titular del ejército mexicano en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto. Es evidente que en lo particular el gran beneficiario de tan extraordinario e inusual suceso es su protagonista o personaje principal, es decir, el mismo general Cienfuegos, pues prácticamente ha quedado en libertad, y pese a las supuestas condiciones bajo las que se otorgó el retiro de cargos, no hay indicios que permitan suponer que será detenido nuevamente, o al menos en el corto o mediano plazo.
Las instituciones de inteligencia y justicia norteamericanas no son ningunas improvisadas. Tratándose de figuras prominentes, como en el caso del general Cienfuegos, jamás efectúan detenciones para después investigar, sino al revés, investigan para detener, por lo tanto, cuando someten a proceso judicial a algún personaje de la talla del general Cienfuegos lo hace con base en evidencias y razones que resulten suficientes para al menos suponer la posible responsabilidad del detenido. Una vez realizada por Estados Unidos una detención del calibre de la que se ejecutó en la persona del ex-secretario de la milicia mexicana, es realmente difícil que las instituciones de ese país se retracten o retiren los cargos.
Por ello, si la decisión que devolvió al general Cienfuegos su libertad se desprendió de una acción diplomática desplegada por México, debe haber existido un argumento muy sólido o una postura muy dura, para que la Casa Blanca ordenara dar marcha atrás. En cambio, si la decisión provino por iniciativa del gobierno norteamericano algo importante habrá exigido éste a su homólogo de nuestro país a cambio de la liberación del hoy mundialmente conocido militar mexicano. Algunos importantes medios de comunicación estadounidenses y mexicanos han afirmado que Estados Unidos se vio obligado a entregar al general Cienfuegos ante la amenazante postura del gobierno de México, quien puso a la Casa Blanca en la disyuntiva de liberar al general o ver obstaculizadas las actividades de investigación e inteligencia que realizan los agentes de la DEA en el territorio mexicano.
Ahora se entiende cuál fue una de las razones del presidente Andrés Manuel López Obrador para evitar la felicitación al candidato demócrata Joe Biden, por su reciente triunfo en la elección de presidente de Estados Unidos. Más allá de la empatía que ha existido entre López y el actual presidente Donald Trump, la evasión de AMLO a Biden, era un paso lógicamente necesario para rescatar al general Cienfuegos, pues el eventual reconocimiento a Biden podría haber molestado a Trump, quien sistemáticamente se ha negado a reconocer el resultado electoral que ha permitido el regreso de los demócratas a la Casa Blanca. El respaldo de López Obrador a Biden seguramente habría hecho fracasar el plan para sustraer al general Salvador Cienfuegos de la acción de la justicia norteamericana.
Otro factor que influyó para que el general Cienfuegos regresara a casa, lo constituye, sin duda, el resultado de la elección presidencial norteamericana. El triunfo electoral de Joe Biden, quien dentro de ocho semanas relevará a Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos, permitió a México acelerar las negociaciones repatriación del general. La conclusión es lógica, pues dado el sutil pero evidente respaldo brindado por el presidente López Obrador a la campaña para la reelección del presidente Trump, el próximo gobierno demócrata difícilmente habría cedido a las pretensiones del mandatario mexicano.
Quizá la clave de este histórico acontecimiento nunca visto en la relación México-EU se halle en lo que pudo haber sido y no fue. Es decir, en las implicaciones que podría haber tenido el asunto en caso de resultar ciertos los cargos formulados contra el general Cienfuegos, y verse involucrados algunos altos mandos de la actual jerarquía castrense y del gabinete de seguridad lopezobradorista ante eventuales revelaciones acusatorias que el ahora liberado general podría haber hecho contra otros jefes militares. De haber ocurrido algo así el sector militar mexicano, principal respaldo gobierno lopezobradorista, se habría visto en un aprieto aún mayor que el que significó la aprehensión de Cienfuegos. Es decir, el presidente López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard, podrían haber forzado la liberación del general Cienfuegos para evitar el riesgo de un mayor daño a la imagen del ejército de México, y por ende una considerable erosión a la imagen de la administración en turno.