La lealtad de AMLO a Donald Trump.
Polémica ha resultado la explicación ofrecida por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, al no felicitar a Joe Biden y su compañera de fórmula a la vicepresidencia, Kamala Harris, virtuales presidente y vicepresidenta electos de Estados Unidos, argumentando para su abstención el principio de no intervención en los asuntos que son propios de la autodeterminación de los pueblos. Cierto que la elección presidencial ha sido cuestionada por el actual presidente estadounidense Donald Trump, quien como aspirante a la reelección vio frustrada su intención y descalificó los comicios señalándolos como fraudulentos, e incluso anunciando una impugnación legal, pero sin aportar prueba alguna al respecto.
Las instituciones electorales de Estados Unidos han declarado que no hubo fraude y los resultados de la elección son totalmente confiables, mientras el mandatario norteamericano en funciones continua negándose a reconocer el triunfo del candidato demócrata y su compañera, enviando contradictorios, incendiarios e irresponsables mensajes a través de las redes sociales y los medios de comunicación, pero carentes de sustento.
El sábado 7 de noviembre de 2020, pocas horas después de conocerse el resultado electoral a favor del dúo Biden-Harris, varios jefes de estado de Europa y América felicitaron a los triunfadores. Entre quienes tendieron puentes de comunicación y cortesía diplomática con los próximos representantes del gobierno de Estados Unidos, y reconocieron su éxito político-electoral, figuran la canciller de Alemania, Ángela Merkel; el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro de Inglaterra, Boris Johnson, y el primer ministro canadiense Justin Trudeau. En contraste, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador no tuvo para Biden y Harris el gesto de cortesía que sí mostraron los líderes políticos de otros países.
A pesar de la vecindad y los fuertes lazos históricos, comerciales, políticos y culturales que envuelven a la relación de México con Estados Unidos, el presidente mexicano en turno prefirió reservarse lo que otros mandatarios sí externaron, es decir, desaprovechó el momento oportuno para manifestar a Biden la disposición de nuestro país para construir acuerdos de colaboración y entendimiento con su gobierno, quizá no tenía intención de hacerlo. Por su parte, como se señaló, Canadá, quien como nosostros también es vecino y socio comercial de EU, no dudó en tomar el teléfono y reconocer a Joe Biden su sonado éxito justamente en el momento en que era políticamente adecuado hacerlo.
Para nadie es un secreto que la visita efectuada por López Obrador a la Casa Blanca en el verano del presente año fue vista como un acto de evidente apoyo a la campaña reeleccionista de Trump, pues ocurrió cuando las encuestas respecto a las campañas presidenciales de los candidatos Donald Trump y Joe Biden colocaban al demócrata por encima del republicano, con posibilidades de ganar la elección, como finalmente ocurrió. También han sido ampliamente divulgadas las opiniones de varios analistas, cuyos puntos de vista coinciden al señalar que pese a las supuestas “diferencias” ideológicas de Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump existe gran similitud entre las personalidades de ambos mandatarios, así como en la forma bajo la que estos ejercen el poder.
Tanto a Trump como a López Obrador se les critica, entre otras cosas, por sus posturas populistas o demagógicas, así como por su airado rechazo hacia los medios de comunicación y los políticos que disienten de sus opiniones, y también por el modo autoritario e intransigente con el cual suelen utilizar el poder. Incluso, a AMLO se le percibe como una especie de “aliado” de Trump. Es un hecho que Joe Biden ganó la elección, y el 20 de enero tomará posesión de la presidencia de Estados Unidos con o sin la presencia de Donald Trump, quien a partir de entonces será su antecesor.
La valiosa oportunidad que tuvo el presidente López Obrador para respaldar a Joe Biden por su triunfo, así como para limar con éste cualquier aspereza que pudiera haberse derivado de la aparición del presidente mexicano en la Casa Blanca en la mitad de la campaña, se perdió debido a la decisión tomada por el presidente mexicano en el momento que mayor valor habría tenido su eventual apoyo diplomático al candidato triunfador. La explicación política del mandatario mexicano para justificar la evadida felicitación hoy la conocemos; el principio de no intervención, en este caso, le vino a López como anillo al dedo. El verdadero motivo de AMLO para no brindarle una cortesía diplomática a su próximo colega no se conoce, pero se intuye, pues las conjeturas parecen demostrar que la razón de su omisión es su lealtad a Donald Trump.