Es difícil hacer oír entre la vocinglería y el furor, voces que pongan los hechos tal cual en esta disputa. En aras de puntualizar y establecer un piso para el debate, establezco los siguientes puntos:
- Los agricultores rechazan que se extraiga agua de las presas ubicadas en el territorio de Chihuahua porque consideran que faltará el líquido para el próximo ciclo agrícola, puesto que el de 2020, ya está por concluir y el riego está garantizado. Se trata pues de un movimiento precautorio, pues aún partiendo de la sequía presente, nadie puede asegurar que en los próximos meses no haya lluvias que repongan el caudal de las presas. Tratándose de una lucha por un bien futuro, que puede o no faltar, sorprende el encono con el cual se ha emprendido.
- Las consignas más populares y socorridas dicen que el gobierno está robando el agua a los chihuahuenses, que el agua es vida, que están matando la agricultura en el centro-sur del estado, que las presas nunca se habían abierto para pagar agua a los Estados Unidos según el tratado de 1944. Si despojamos a todo este rosario de acusaciones de los tintes políticos e ideológicos ¿Que queda?. Acusaciones exaltadas, demagogia pura y fácil enarbolando una causa por demás sentida: la lucha por el agua, en un territorio casi siempre sediento. ¿Está haciendo el gobierno federal algo distinto a los anteriores?. Desde 1945, el agua que le toca a los Estados Unidos, se ha entregado mes a mes, con variaciones. La tabla anexa muestra estas entregas en los últimos cinco años. De la cuenca del río Conchos a México le corresponden las dos terceras partes y el resto a Estados Unidos y así se ha distribuido, en ciclos de cinco años.
- “Nunca se había tomado agua de las presas para pagar la cuota”. A pesar de la falta de lógica en esta acusación al gobierno federal, ha sido de las más exitosas. ¿Cómo se puede hacer llegar el agua cada día de cada mes al rio Bravo si no se abren las compuertas? ¿Se pueden rodear las presas? Estas son obras construidas por cada país para almacenar agua, regular las avenidas para evitar inundaciones, racionalizar su uso, dedicándolo preferentemente al consumo humano, luego a la agricultura, después a la industria y al último la caza y pesca como se dispone en el propio tratado.
- Los tres exgobernadores que han hecho uno de los alegatos, que ha pretendido ser el más consistente, dicen que el agua de la presa La Boquilla no se debe incluir, porque fue construida antes de 1944. Pero el tratado de aguas sólo establece la obligación de entregar el agua, independientemente de las obras de retención que hayan construido o construyan ambos países antes y después de 1944. ¿Tendría razón entonces el gobierno norteamericano si dijese, el agua de la presa Hoover ubicada aguas arriba del rio Colorado queda fuera del tratado porque se construyó en 1936? Por otra parte, el liderazgo que han asumido, los dos Baeza principalmente y Patricio Martinez, explica los resultados de la convocatoria. Sobre todo en la región de Delicias, donde los primeros mantienen una amplia red de apoyos y controles. Su presencia anima a priistas, expriistas y aun a los panistas. Es cierto que líderes de ambos partidos están aprovechando los tiempos para hacer campaña y hacerle mella a MORENA, en Chihuahua y en el país, pero, tampoco inventaron la causa. Ésta existe y basta con una buena atizada para que arda el fuego. Por otra parte, el partido de AMLO, salvo excepciones, no ha tenido en Chihuahua una posición consistente e informada.
- El tratado de 1944, regula la distribución de las aguas fronterizas de los ríos Colorado y Bravo. En este reparto a México le tocan “De las aguas del río Colorado, cualquiera que sea su fuente, se asigna a México un volumen garantizado de 1,850.234,000 metros cúbicos (1.500,000 acres pies) cada año, que se entregará de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 15. A su vez a Estados Unidos se le asigna: una tercera parte del agua que llegue a la corriente principal del río Bravo (Grande) procedente de los ríos Conchos, San Diego, San Rodrigo, Escondido, Salado y Arroyo de Las Vacas; tercera parte que no será menor en conjunto, en promedio y en ciclos de cinco años consecutivos, de 431.721,000 metros cúbicos (350,000 acres pies) anuales. Los Estados Unidos no adquirirán ningún derecho por el uso de las aguas de los afluentes mencionados en este inciso en exceso de los citados 431 721 000 metros cúbicos (350 000 acres pies), salvo el derecho a usar de la tercera parte del escurrimiento que llegue al río Bravo (Grande) de dichos afluentes, aunque ella exceda del volumen aludido”. Hay muchas otras regulaciones en el famoso tratado pero éstas son las básicas.
- La pregunta pertinente es: ¿Ha llegado el tiempo de denunciar (así se llama a la forma jurídica de terminar un acuerdo internacional) este tratado para buscar otro más beneficioso para México? En 1944, Estados Unidos aún se encontraba involucrado en la Segunda Guerra Mundial en dos frentes, el europeo y el asiático y por tanto requería la cooperación de México para mantener el esfuerzo bélico. ¿Encontraríamos una mejor correlación de fuerzas ahora que entonces? Es evidente que no.
- Otro tema que toca carne viva es el de la guardia nacional. Es igualmente popular la divisa: ¡Fuera la guardia nacional de Chihuahua! Su expulsión de la Boquilla hace unos días es visto como el gran triunfo del movimiento social -unos lo piensan como revolucionario-. Pero pensemos un momento: si la fuerza armada no salvaguarda instalaciones estratégicas del país, como son astilleros, aeropuertos, presas, ¿Quién lo hará? ¿Qué tal si los mismos que organizaron los incendios de edificios públicos en la ciudad de Delicias hace unas semanas mandan ahora a sus encapuchados a dinamitar las compuertas o algo parecido? ¿Quién se responsabiliza?
- Una ausencia notoria en esta explosiva situación es la de informes suficientes y fidedignos. Sobre todo en el lado del gobierno federal. Tuvieron que ocurrir la toma de La Boquilla y el homicidio de una joven y las graves lesiones a su esposo, ambos manifestantes, para que se montara una conferencia de prensa con la intervención de la directora de CONAGUA y un alto funcionario de la SRE. Creo que el gobernador Javier Corral tiene razón cuando afirma que todo se lo dejan a la mañanera de AMLO. En un tema tan sensible, con los ánimos enardecidos, no bastan las declaraciones generales del Presidente de la República. Se hace indispensable un detenido trabajo de información, de esclarecimiento de cada duda. Si CONAGUA dice que hay agua suficiente para este ciclo agrícola debe demostrarlo, debe ir a la base de los agricultores, hablar con la gente, mostrar las cifras, la historia estadística, los niveles de agua. Leí en alguna ocasión que todos los estadistas requieren de fusibles, esto es de funcionarios con capacidad y facultades para dar la cara. Me parece que a Lopez Obrador le falta ese artefacto para evitar que los cortos dañen instalaciones básicas del alambrado político.
- Uno de los efectos secundarios de este movimiento es el despertar de un cierto regionalismo que siempre es conveniente tener de reserva cuando se trata de atacar al gobierno federal. Y es ese regionalismo ramplón, racista, superficial, manifiesto en los gritos contra los soldados de la guardia nacional: ¡Fuera de aquí chilangos!. Las diversas variantes de las derechas, quieren ahora alzar banderas que pueden ser populares entre sectores de clases medias muy dados a ensalzar supuestos distintivos que hacen superiores a los coterráneos, sobre todo en el norte del país. Incluso pretenden hacer florecer a un cierto aldeanismo loando a ciudades y minúsculas zonas. Fracasarán de cierto, porque en México, a pesar de los intentos extranjeros, principalmente de Estados Unidos y Francia, por destazar el país, desde hace más de ciento cincuenta años, no ha emergido ningún movimiento separatista de importancia. Sin embargo, sí les sirve por lo pronto de vehículo para montar una campaña efímera, pero con audiencia.